Vinicius Rangel, un rebelde que sueña con llevar a Brasil el arcoíris

San Juan (Argentina), 22 ene (EFE).- Desde la retirada de Murilo Fischer en 2016 y hasta 2022, Brasil no tuvo ningún representante en el World Tour. La racha se cortó en 2022 con la llegada al Movistar de Vinícius Rangel, un muchacho de 21 años, rebelde y soñador, procedente de Rio Frio, Rio de Janeiro, que apunta nada menos que al maillot arcoíris de campeón del Mundo.

Se trata de un rebelde de la vida y del ciclismo que ha sudado cada paso que ha dado para llegar a ser profesional. La afición brasileña está ilusionada con este corredor que luce en su pecho la bandera de su país como campeón nacional.

Vinicius, quien no es aficionado al fútbol, ya tiene asumida la broma de coincidir su nombre con el del delantero del Real Madrid. Tranquilo y siempre sonriente, no se corta a la hora de plantearse objetivos en el ciclismo. "Quiero ser campeón del Mundo", asegura. Conociendo su espíritu de lucha y las vicisitudes que ha pasado para ser profesional, no sería extraño que un día se enfundara el maillot arcoíris.

"Soy ciclista por afición. Empecé a andar en bicicleta a los 12 años porque mi primo me llevaba con él a entrenar. Me gustó la experiencia. después vi el Tour de Rio y me encantó. Me planteé ser campeón del mundo y pelear por ello desde ese momento", explica a EFE Vinicius.

Como muchos otros corredores surgidos de la necesidad, Vinicius utilizó la bicicleta como medio de transporte, hacía todos los días 24 kms de casa a la escuela. Con su primo los entrenamientos alcanzaban los 100 km. Demasiado para un ciclista infantil.

"Marcos, mi primer entrenador, me dijo que mi primo estaba loco porque hacía entrenamientos demasiado largos. Fue él quien me prestó una bici para empezar a competir con 13 años. En infantiles gané todas las carreras, incluyendo el campeonato nacional. Tenía claro lo de ser ciclista", recuerda Vinicius.

SE MARCHÓ DE CASA CON 14 AÑOS PARA SER CICLISTA

Tan joven, con 14 años, se marchó de casa para dedicarse al ciclismo en cuerpo y alma. Vivía con otros compañeros de un equipo base mayores que él. Tras ganar los nacionales de crono de cadetes y ruta le llamó el Bike Point de Santa Catarina. Se fu a vivir a esta localidad. Ya era un nómada del ciclismo.

La primera carrera con el maillot de Brasil la disputó en Uruguay, la Vuelta al Codecan, y la ganó. Fue la confirmación de que podía ser un buen ciclista, y esa victoria convenció incluso a su familia, que empezó a apoyar el "espíritu libre" del hijo deportista.

Ya en juveniles volvió a su región con el Rio Cycling Team, logrando la segunda plaza en las pruebas de crono y ruta en los nacionales. En los Panamericanos fue cuarto contrarreloj. Llegó el reto definitivo, el Mundial de Innsbruck de 2018, el que encumbró a Remco Evenepoel como campeón juvenil y a Alejandro Valverde en la élite.

Innsbruck marcó un antes y un después en la trayectoria de Vinicius Rangel. Fiel a su estilo aventurero, sin miedo, se presentó solo en la capital del Tirol, donde encontró, por casualidad a Antonio Silvestre, un técnico brasileño próximo a la Federación española de ciclismo que decidió echar una mano a aquel "loco solitario".

"Fue solo a Innsbruck. Cuando llegó quería ir en bicicleta del aeropuerto al hotel, que estaba a 62 km y me encargué yo de llavarle. Iba con medios precarios, quería entrenar con pantalón corto y camiseta. Lo llevé al hotel de la selección española y la Federación le puso el material necesario. Vinicius quedó en el Mundial por delante de todos los ciclistas españoles", recuerda Silvestre.

VINICIUS COINCIDE CON VALVERDE EN INNSBRUCK

Vinicius conoció en Innsbruck a Alejandro Valverde. Otro encuentro clave en la evolución del ciclista brasileño.

"Valverde me animó para que hiciera una prueba con el equipo de su Fundación y en 2019 me ficharon. Después de los Panamericanos me fui a España. Gané la primera carrera que disputé con el nuevo equipo, la Vuelta al Penedés. Era su segundo año como juvenil y primero como sub23 (2019-20).

Rangel compitió con los colores del Valverde Team y compartió muchos entrenamientos con "El Bala", pasando largas temporadas en Murcia. Allí pasó, completamente solo, los casi cincuenta días de confinamiento en el arranque de la pandemia, situación traumática para él.

Acabó regresando a Brasil en los meses posteriores… y teniendo que buscarse bicis de amigos y conocidos para poder rodar en bici, por haber tenido que dejar su montura atrás en España.

NOVENO EN EL MUNDIAL SUB'23, EL SUEÑO DEL FICHAJE POR MOVISTAR

Tras lograr sendos triunfos en las Vueltas a Cantabria y Salamanca, su despegue definitivo llegó con el novenopuesto en el Mundial sub'23 de Flandes 2021, esprintando en el pelotón que luchó por la medalla de plata. La estructura de Unzué, que ya lo seguía desde años atrás, no dudó en concederle la ‘alternativa’ ciclista.

"Con el fichaje por Movistar el sueño se hizo realidad, todos los esesfuerzos quedaron compensados. Admiraba a Movistar como equipo y sabía que allí daban oportunidades a los jóvenes", señala Vinicius.

El brasileño sigue soñando a lo grande. Quiere aprender sin perder de vista su origen ni sus ambiciones. A los 13 años tuvo que dedicarse a la construcción, hizo de albañil, y luego de "camarero en la playa" y repartidor de pan, pero en su horizonte como ciclista prevalece la idea de "ser campeón del mundo".

"Claro que sueño con el maillot arcoíris, por intentarlo no quedará", recalca Vinicius, quien se considera un corredor "completo, todoterreno", quien reside en Torrent (Valencia) compartiendo piso con otro ciclista brasileño y con el colombiano Sergio Higuita.

"Mis sueños también pasan por ganar una tapa del Tour de Francia, pero para eso hay que trabajar mucho. Me veo con nivel para correr el Tour, si trabajo duro es posible, trabajar duro. También me gustan las clásicas", señala.

De momento en España lleva una vida entregada al ciclismo. "No me gusta el fútbol, no salgo de fiesta, no bebo y bailo muy mal", recalca el ciclista del Movistar.

En San Juan, luciendo el maillot de campeón de Brasil, Vinicius Rangel continúa desafiando todos los retos que tiene por delante. Su "locura", su rebeldía, le impulsan a buscar la gloria. Y los sueños a veces se cumplen.

(c) Agencia EFE