Dembélé y los castigados sin postre

Soccer Football - FC Barcelona Training - Ciutat Esportiva Joan Gamper, Barcelona, Spain - January 22, 2022 FC Barcelona's Ousmane Dembele during training REUTERS/Albert Gea
Ahí está la grada, Dembélé. (Foto: Reuters/Albert Gea)

Una de las expresiones más apasionantes de nuestra prensa deportiva, que ya es decir, es “semana decisiva”. Se puede empezar a usar a principios de julio y estirarla hasta finales de agosto, perfectamente, para concretar cuándo se va a definir el futuro de un jugador. Esta vez podemos afirmar, sin —excesivo— temor a equivocarnos, que entramos en la semana decisiva para conocer la suerte de Ousmane Dembélé o, en palabras de Josep Maria Casanovas, ese “mal bicho” denostado por la prensa presuntamente amiga desde que se negó a aceptar la oferta de renovación que le hizo el FC Barcelona.

Pese a los problemas ofensivos del Barça, Dembélé no ha entrado en las dos últimas convocatorias de Xavi Hernández. Se trata de una medida de presión para que acepte un traspaso de aquí al próximo lunes, no vaya a marcharse en junio cobrando el sueldo entero y sin dejar en caja un solo euro. Esta estrategia ha sido aplaudida en las redes sociales por numerosos culés. Uno de ellos es el youtuber Víctor Palacios, también colaborador de Radio Marca —como un servidor—. “Ya era hora de tener en mi club gente que plantara los huevos encima de la mesa. Bravo”, aplaudía al director de fútbol, Mateu Alemany, por explicar que la baja de Dembélé para San Mamés era una “consecuencia” de no estar “comprometido”; o sea, de no querer renovar.

¿Es indigno que un club aparte a un jugador por negarse a renovar su contrato? Pues, por lo visto, depende del club. De si es el nuestro o no, claro.

En su día, Palacios ofreció una visión bien distinta de la situación de otro futbolista francés, Adrien Rabiot, al que el PSG también apartó del equipo en circunstancias muy similares: “El PSG es una cárcel penosa. Rabiot no renovó en verano, pudieron venderle, se niegan y le dejan en el club, todo para convencerle sabiendo la dificultad, definitivamente no renueva y por ello le castigan sin jugar lo que resta de temporada. Es vomitivo. De club detestable”.

El caso opuesto lo tenemos en otro colaborador de Radio Marca, Ramón Álvarez de Mon, miembro también de la web madridista ‘La galerna’. En esta misma columna, hace unos meses, referimos —para bien— su labor divulgativa en torno al ‘fair play’ financiero. Esta vez, ha pedido que el presidente del sindicato de futbolistas, David Aganzo, se pronuncie acerca de la situación laboral de Dembélé.

Hace años, cuando aún no colaboraba en medios y escribía sólo como aficionado —y sin conciencia sindical—, Álvarez de Mon reclamaba el destierro para Iker Casillas. "No demuestra ambición ni orgullo por seguir jugando al fútbol", escribió durante aquellos días en los que el portero negociaba su salida del Real Madrid, consumada poco después. "Ya no quiero que se vaya Casillas del Real Madrid. Ahora quiero que sea el Madrid el que haga uso de sus derechos y lo mande a la grada", escribió en un tuit ya no disponible.

Estos días, en los medios, estamos escuchando algunas soluciones creativas para lo de Dembélé, que lo de la grada está ya muy visto. “Si quieres ser malvado, te lo llevas a San Mamés, lo pones a calentar en el minuto 10 y lo tienes hasta el 118”, dijo en ‘El larguero’ de la Cadena Ser Santi Giménez (‘As’), que criticaba la decisión del Barça. Más original resultó la fórmula que dio Albert Masnou (‘Sport’) durante su debut como tertuliano en ‘Radioestadio Noche’ de Onda Cero: “Si tú quieres putear a Dembélé, una manera de hacerlo y que no tenga ese contrato de no sé cuántos es hacerle jugar 15 partidos seguidos. Este tío no los aguanta. Se te lesiona y después, a final de temporada, lo renuevas por el precio que quieras tú”. Lo de chupar grada ya no parece una opción tan mala, ¿verdad?