Anuncios

Veinte años sin Mirza Delibasic, estrella en la cancha y héroe en la calle

Valladolid, 23 oct (EFE).- El vértigo de la sociedad más desarrollada de la historia devora memorias, difumina pasados y desfigura recuerdos, pero a veces se estampana contra figuras indelebles como la del baloncestista Mirza Delibasic, fallecido hace dos décadas y ahora presente con el documental "Shooting for Mirza".

Estrella en las canchas, donde entre 1975 y 1980 ganó absolutamente todo con la selección yugoslava y el Bosna de Sarajevo, y héroe en las calles de su país, del que no quiso huir durante la fratricida Guerra de los Balcanes (1992-1995), Delibasic libró batallas dentro y fuera de las pistas.

Salió victorioso de todos los frentes pero fracasó en el combate más largo y sinuoso, el la de la enfermedad que acabó su vida en 2001, a los 47 años, después de sufrir un infarto cerebral en 1983 cuando, tras cerrar una estancia de dos temporadas en el Real Madrid, había fichado por el Caserta italiano.

De todo ello habla el realizador Juan Gautier (Madrid, 1978) en "Shooting for Mirza", título del documental que ha estrenado este sábado en la sección DOC España de la 66ª Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), con el protagonismo de Danko, uno de los hijos del legendario alero: el 11 de Yugoslavia, el 12 del Bosna y el 15 del Real Madrid.

"Fue un hombre comprometido, sin apego a lo material, tremendamente generoso, un personaje fascinante que en poco tiempo pasó de ser una leyenda deportiva a convertirse en símbolo de su país", Bosnia, del que no quiso huir durante la Guerra de los Balcanes como sí hizo su hijo Danko y su mujer, ha explicado Gautier, autor del documental "Sanfermines 78" y de la película "Tánger Gool".

Danko Delibasic reconstruye la figura de su padre en su doble dimensión profesional y familiar, dentro de "un viaje físico y emocional" con parada en la capital de España, donde se reúne con algunos de los compañeros con quienes compartió vestuario y cancha en la vieja Ciudad Deportiva del Real Madrid.

El base Juan Antonio Corbalán, el pívot Fernando Romay y el entrenador Lolo Sainz evocan en la cinta la personalidad de quien a los 29 años ya había ganado absolutamente todo: una Copa de Europa con el Bosna (1979), mientras que con la selección yugoslava, de la que fue 160 veces internacional, logró el oro en los Juegos Olímpicos de Moscú (1980), un Campeonato del Mundo (1978) y dos de Europa(1975 y 1977).

A este abrumador palmarés, donde no se incluyen platas y bronces obtenidos en otros Juegos Olímpicos, Campeonatos del Mundo y Eurobasket, añadió la Copa Intercontinental de clubes (1981) y la liga (1982) conseguidas con el Real Madrid, a cuyo utillero regaló una moto nueva cuando se enteró de que la tenía estropeada.

Danko experimenta un "sentimiento contradictorio": por una parte la admiración y el orgullo de ser hijo de una leyenda deportiva, y por otra el conflicto interior de quien no comprende del todo la "ausencia del padre" cuando cada uno de ellos tomaron caminos diferentes a raíz de la guerra.

"Pero al final del documental nos dimos cuenta de que esa herida se cicatriza porque el hijo toma conciencia del porqué de esa ausencia y agradece el legado que su padre dejó en forma de valores y que proyectó a toda la familia", ha apuntado el realizador.

Una de las partes más emotivas de este esbozo biográfico es la decisión de Mirza Delibasic de hacerse cargo de la selección de su país, Bosnia, en plena contienda bélica.

Junto a varios jugadores logró escaparse de Bosnia por las pistas del aeropuerto de Sarajevo para recalar en Karlsruhe, con el fin de competir en el Eurobasket que en 1993 se celebró en Alemania y en el que Bosnia quedó octavo.

Las milicias serbias le buscaron por deserción y corrió peligro la vida de un jugador de leyenda, un virtuoso del baloncesto donde aplicó todo su talento en forma de visión de juego, dirección, acierto anotador y polivalencia, como si no les costara nada, un metrónomo preciso y eficaz dentro de la cancha, un tempo que, sin embargo, no fue del todo capaz de marcar en su vida personal.

Roberto Jiménez

(c) Agencia EFE