Yahoo Noticias Valentina Shevchenko, la peleadora invencible de la UFC, hasta que apareció Alexa Grasso
Valentina Shevchenko lucía como una competidora insuperable en la UFC, una auténtica amenaza dentro del octágono, hasta que enfrentó a Alexa Grasso. La gladiadora mexicana hizo lo que parecía imposible: no sólo la destronó del Campeonato Mundial de Peso Mosca de la empresa, sino que terminó con uno de los reinados más dominantes en la historia de las artes marciales mixtas.
Durante la pelea que sostuvieron en Las Vegas, Nevada, Shevchenko procuró llevar a Grasso a la lona para combatirla desde allí. Intentó nulificar su boxeo, con tal de dominarla a través de llaves y castigos en el suelo. Aunque un error le cambió los planes, truncó su estrategia y le costó el título. En el intercambio de pie, ejecutó una patada giratoria, clásica en su repertorio dentro de la jaula.
Sin embargo, falló al conectarla. Con ello, le dejó la espalda descubierta a su oponente, quien no dudó ni un segundo en aprovechar el descuido. La atrapó en un candado al cuello del que no pudo escapar. La kirguís no tuvo más remedio que ceder el oro que había retenido en siete ocasiones previas; sólo una defensa le restaba para completar un cinturón adicional y simbólico de gemas.
Mientras que la jalisciense se convirtió en la primera atleta que provocó su rendición en más de 20 años de carrera. Contra todo pronóstico, había acabado con la segunda mejor libra por libra de la compañía; con la reina de la categoría de las 125 libras, aquella que no perdía desde 2018, pues acumulaba un invicto de nueve choques y había devastado a la mayoría de sus rivales del ranking. Y por eso su hazaña cobró mayor importancia.
“Esto es lo que pasa en las artes marciales mixtas, estás dando lo mejor de ti y una situación estúpida puede modificar el rumbo. Es parte del juego, mis felicitaciones a Alexa. Ella dijo ser más fuerte que yo, y sí; de lo contrario, la patada giratoria me habría dado un resultado distinto. Al menos ya hay más movimiento en la división de peso mosca, algunas peleadoras la revivirán antes de que vuelva a reclamar mi título. Quiero una revancha inmediata porque sé que estaba ganando el encuentro”, sentenció la excampeona posterior al enfrentamiento.
Cada vez le resultaba más difícil a la UFC otorgarle un nuevo desafío que estuviera a su altura. Con experiencia en boxeo, kickboxing, judo, muay thai y taekwondo, la combatiente conocida como Bullet arrasaba con todo lo que tuviera a su paso. Las brasileñas Priscila Cachoeira, Jennifer Maia, Jéssica Andrade y Taila Santos sucumbieron al tratar de derrocarla.
También se convirtió en verdugo de las estadounidenses Jessica Eye, Liz Carmouche, Katlyn Chookagian y Lauren Murphy, así como de la polaca Joanna Jedrzejczyk. Todo en apenas seis años. Tras mantenerse imbatida en la cima, alguien por fin consiguió vencerla. Tal como Amanda Nunes, la mejor peleadora de la promoción, lo hizo en 2016 y 2017.
Alexa Grasso concertó un golpe de realidad. Nunca aguardó tanto por un momento. Entrenó en específico para detectar un yerro y la espera le rindió frutos. Aún cuando su duelo no sucedía y Erin Blanchfield ya era considerada por Dana White, el presidente de la UFC, como una hipotética futura contendiente de Shevchenko, acalló las críticas. Vino de atrás, desde el sexto puesto de la clasificación para alzar la corona.
“Entrené muchísimo esa posición, sabía que en esos giros tenía una gran oportunidad de finalizarla. Llegó, la tomé, dije ‘hasta que el réferi nos quite’ y se logró. Soñé tanto con ese momento, escuchando la arena, viendo el cinturón. Estoy muy feliz. Esto es algo muy grande para mí, mi equipo y mi familia”, declaró luego de la batalla.
Ahora, Alexa Grasso acompaña al tijuanense Brandon Moreno y al chihuahuense Yair Rodríguez en el podio de la UFC. Son los tres monarcas mexicanos del consorcio, un hecho sin precedentes en la industria. Aceptó una segunda reyerta ante Valentina Shevchenko, pero antes de tomar el reto, manifestó que disfrutará con su familia en Guadalajara como no lo pudo hacer en Navidad y Año Nuevo. Se preparó para la guerra de su vida y la entrega valió la pena.
