Willie Aikens: El rostro de la disparidad en sentencias por usar drogas para pobres

Willie Mays Aikens, ex Kansas City Royals, observa la práctica de bateo desde las gradas antes de un partido de los Royals, el 20 de septiembre de 2008, en el Kaufmann Stadium en Kansas City, Missouri. Aikens, un adicto en recuperación, ahora está tratando de recuperar el tiempo perdido. (Foto: John Sleezer/Kansas City Star/Tribune News Service vía Getty Images)

El mejor jugador en la historia de los Reales de Kansas City golpeó con la palma de la mano una mesa de conferencias en el Salón de la Fama del Béisbol. George Brett estaba pretendiendo ser un agente del FBI que presumía de su placa.

Y así como así, ya no estabas en Cooperstown, Nueva York. Estabas en algún lugar con los Reales a principio de la década de 1980 y, probablemente, estabas en serios problemas.

Mencionó mi nombre, mencionó el nombre de Jamie Quirk y mencionó tu nombre”, afirmó Brett, señalando a su viejo compañero de equipo, Willie Mays Aikens, al otro lado de la mesa.

“Y también trajo a colación a Vida Blue, a Jerry Martin y a Willie Wilson. Y luego dijo: ‘Sabes, tuvimos una reunión más temprano para decidir si llamábamos a corredores de apuestas y organizadores de juegos de apuestas. Solo les digo que George y Jamie están llamando a un tipo al que le pusimos un micrófono…’”.

Brett quedó conmocionado y entendió de inmediato: dejó de apostar en los partidos de fútbol americano. Pero al FBI no le importaba mucho él o Quirk. Los investigadores intentaban hacerle entender a los otros que estaban centrados en su consumo de cocaína.

ARCHIVO – El ex bateador de los Reales de Kansas City Willie Aikens se dirige al árbitro de tercera base para quejarse de la decisión sobre un strike de medio swing en la séptima entrada. (Foto: AP/Ray Stubblebine)
ARCHIVO – El ex bateador de los Reales de Kansas City Willie Aikens se dirige al árbitro de tercera base para quejarse de la decisión sobre un strike de medio swing en la séptima entrada. (Foto: AP/Ray Stubblebine)

“Si nos hubiéramos detenido en ese momento, nunca hubiéramos tenido un caso de drogas”, aseguró Aikens. “Trataron de advertirnos”.

“Y seguiste haciéndolo”, afirmó Brett.

“Y seguimos haciéndolo”, respondió Aikens.

Aikens siguió haciéndolo durante una década. Al igual que Blue, Martin y Wilson, cumplió una breve condena en prisión tras la temporada de 1983, pero eso no fue para nada lo peor. Esa no es la razón por la que Samuel Goldwyn Films ha convertido la historia de vida de Aikens en una película llamada “The Royal”, cuyo estreno está previsto para el 15 de julio. La cinta estará disponible para emisión en continuo y en algunas salas de cine y tuvo su estreno oficial el viernes pasado en el Salón de la Fama.

Para Aikens, de 67 años, este fue su primer viaje a Cooperstown, donde Brett está consagrado gracias a una carrera que terminó con 3154 hits en 1993. Para ese momento, Aikens estaba inmerso en su adicción a la cocaína, que llegó a consumirlo durante una carrera de seis años en México tras ocho temporadas en las mayores como primera base y toletero de los entonces Angelinos de California, los Reales y los Azulejos de Toronto hasta 1985.

En 1994, fue sentenciado a 20 años en una prisión federal por vender el equivalente a casi 62 gramos de crac, en cuatro ocasiones, a una policía encubierta. Aikens ha dicho que estaba interesado en la mujer y por eso aceptó cocinar la cocaína en crac cuando ella se lo pidió.

ARCHIVO – Willie Aikens de los Kansas City Royals batea durante la Serie Mundial contra los Philadelphia Phillies en el Royals Stadium de Kansas City, Missouri, en octubre de 1980. (Foto: Focus on Sport a través de Getty Images)
ARCHIVO – Willie Aikens de los Kansas City Royals batea durante la Serie Mundial contra los Philadelphia Phillies en el Royals Stadium de Kansas City, Missouri, en octubre de 1980. (Foto: Focus on Sport a través de Getty Images)

Esa decisión convirtió a Aikens —el primer jugador con dos juegos con múltiples jonrones en la misma Serie Mundial, en 1980, en la que los Reales perdieron ante los Filis de Filadelfia— en el rostro público de la enorme disparidad entre las sentencias para los infractores de crac (cocaína en forma “dura”) y la cocaína en polvo. Una ley federal de 1986 castigaba de forma mucho más severa a las personas por el crac; no fue sino hasta el 2010 que el Congreso redujo la disparidad de las sentencias entre el crac y la cocaína en polvo de 100 a 1 a 18 a 1.

Aikens estuvo preso durante 14 años y en la actualidad tiene la misma cantidad de años fuera de la prisión, tras cumplir su condena. “The Royal” narra principalmente su reinserción a la sociedad: reconciliarse con su esposa y su familia, convertirse en padre otra vez, trabajar en una cuadrilla de obreros cavando pozos de visita y, con la ayuda de Brett, asegurar un trabajo como mánager de ligas menores con los Reales.

“¿Cuántas personas pasan por este mundo y consiguen que les hagan una película sobre su vida?”, afirmó Aikens, quien ahora se desempeña como asistente especial del equipo de desarrollo de liderazgo de los Reales. “Muy pocas personas. Espero que la película ayude a salvar algunas vidas”.

Los antecedentes de Aikens le proporcionaron una vía para regresar al béisbol, pero no siempre fue fácil. Primero, tuvo que confrontar su pasado y demostrar que era capaz de compartir sus experiencias.

Aikens era un orador improbable, tras haber lidiado con la tartamudez durante gran parte de su vida. Brett lo animó primero a contar su historia a los atletas de la escuela secundaria del hijo de Brett, una escena que está vagamente incluida en la película. La experiencia fue una revelación.

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“Cuando lo recogí en el centro de rehabilitación penitenciaria y lo escuché hablar, se me aguaron los ojos. No miento”, contó Brett. “Estaba muy orgulloso de él”.

Aikens —quien testificó ante el Congreso en 2009 para solicitar la reforma de las sentencias por delitos de drogas— ha contado su historia muchas veces desde entonces, tanto a prospectos de los Reales como a los estudiantes de la Academia de la Juventud Urbana del equipo. El mensaje se ha mantenido muy relevante en el béisbol; si bien la cocaína fue una plaga en la década de 1980, la muerte del lanzador de los Angelinos, Tyler Skaggs, en 2019, reveló el costo de la epidemia de opioides en el deporte.

Cuatro compañeros de equipo de los Angelinos revelaron en la corte este año que ellos, al igual que Skaggs, habían recibido pastillas de oxicodona de Eric Kay, un exdirector de comunicaciones de los Angelinos que fue declarado culpable de dos cargos por su rol en la muerte de Skaggs. Los fiscales alegaron que Skaggs había muerto a causa de una o varias pastillas que recibió de Kay que estaban disfrazadas para parecerse a la oxicodona, pero que en realidad eran fentanilo, un opioide mucho más fuerte.

“Esta droga que tienen ahora está mezclada con oxicodona y drogas por el estilo y es un asesino que distingue entre sus víctimas”, dijo Aikens, refiriéndose al fentanilo. “Cuando consumía drogas, podías sentarte allí durante horas o días inhalando o fumando cocaína. Pero ahora, con esta droga, el fentanilo, te puedes tomar una sola pastilla y terminar noqueado. No te da oportunidad de nada”.

Casi a pesar de sí mismo, Aikens logró sobrevivir y tener otra oportunidad. Actualmente, ha logrado llevar su historia a una sala de cine en Cooperstown y en poco tiempo la llevará a muchos más lugares.

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