Tevez se presentó en Rosario Central, lejos de la zona de confort y con un mensaje claro: “Podemos hacer mucho ruido y mucha historia”

Raúl Gordillo, manager, y Ricardo Carloni, vicepresidente, flanquean a Carlos Tévez en su presentación como director técnico de Rosario Central en una alborotada sala de conferencia, frente a unos 100 medios.
Raúl Gordillo, manager, y Ricardo Carloni, vicepresidente, flanquean a Carlos Tévez en su presentación como director técnico de Rosario Central en una alborotada sala de conferencia, frente a unos 100 medios. - Créditos: @Marcelo Manera

Eran las 19.43. Música de cumbia, una sonrisa enorme, vestimenta negra, barba de varias semanas y fotografías con una camiseta en la mano. “Tevez 10″, es la rúbrica, en la espalda. Como si siguiera siendo jugador. Carlos Tevez se puso serio, de brazos cruzados, tomó un sorbo de agua y lanzó sus primeras palabras como conductor de Rosario Central. “Rosario tiene el plus de la gente. Si hacemos las cosas bien, podemos hacer mucho ruido y mucha historia. Confío en que podemos hacer algo lindo, estoy convencido”, comentó en la alborotada sala de conferencias del club canalla.

“Para agarrar Central tuve que ver el plantel que tenía. Todavía no pedí ningún jugador. Para el hincha de Central el apellido de Tevez es desconocido. Dijeron muchas cosas que no son verdad: no pedí refuerzos. No hablé con ninguno. Quiero ver a los chicos, quiero que me muestren que quieren jugar en Central. Primero hay que ver lo que tenemos”, explicó, concentrado, seguro. Firme.

El último ídolo de una pasión de multitudes, el nuevo entrenador de otra gran pasión. Colgó los botines en el club más popular y tomó el silbato en una entidad gigante del interior. Carlos Tevez era un crack de diversas latitudes, pero en Boca fue un ícono, más allá de algunas desventuras y contrapuntos en el camino. Apache es, ahora mismo, un aprendiz de director técnico en Rosario Central, gigante más allá de sus tropiezos no tan recientes, en el escritorio y en el campo de juego.

Se sentó en la alborotada sala de conferencias, a la que concurrieron unos 100 medios, no sólo de la Argentina, para decir por primera vez qué se siente estar del otro lado del mostrador. Lejos de la Bombonera, arropado (entre polémicas, entre voces que exhiben cierto malestar, porque su figura no ofrece dobles lecturas) en el Gigante de Arroyito, cuna de otros ídolos. Por ahora, unos y otros se miran de reojo. La mezcla entre optimismo y desconfianza. Tomó el micrófono. Y dijo: “Pensaba en qué club me habría gustado arrancar... pensaba ‘este sí', ‘este no’... Central estaba en la lista, en los cuatro que estaban en mi cabeza. Cuando me llamaron, dije que sí. Estoy con ganas”.

Tevez llegó por la mañana al predio de Rosario Central en la localidad santafesina de Arroyo Seco, donde firmó el contrato como director técnico por un año, rápidamente fue presentado esta tarde al plantel y dirigió su primera práctica. Carlitos fue recibido por el vicepresidente primero, el cuestionado Ricardo Carloni (”yo sé que vamos a estar a la altura, sabemos que los ojos del mundo estarán en Central”), y por el director deportivo, Raúl Gordillo, quienes lo llevaron a recorrer las instalaciones del predio. Junto con Tevez, su cuerpo técnico, integrado por el ayudante de campo Carlos Retegui, el preparador físico Martín Traversi, y sus hermanos Miguel, Diego y Adrián Tevez.

Antes de la práctica, hubo un almuerzo sin excesos. “Nada de asado, no estamos para fiestas. Estamos para trabajar y sacar el equipo adelante y vamos a mejorar”, confió un portavoz ligado a los dirigentes del club, según citó Télam. Se retiró hace poco más de un año. Semanas atrás, hizo el anuncio oficial. Y pateó hacia adelante: advirtió que iba a ser entrenador.

Y dejó otras frases con su sello.

“Hay que buscar la identidad. Hay que encontrar ese equipo. Vamos a trabajar duro, para encontrarlo”.

“No se negocia la actitud. Les dije a los muchachos, el que quiere jugar, tiene que demostrarlo. El que no quiere, que hable con el Mono (Gordillo) y que se vaya. Central es un gigante dormido, hay que despertarlo”.

“Esto es algo nuevo, del otro lado de la raya. Hay mucha expectativa, empezamos trabajando, pero siempre con la verdad”

“Me dan ganas de jugar... Cuando uno se pone del otro lado de la raya, el jugador muere. Pienso de otro modo, más frío”.

Central buscaba un DT tras la renuncia de Leandro Somoza hace una semana, por la falta de refuerzos. Tevez toma su lugar, una silla caliente. Todavía no completó el curso de entrenador, por eso será escoltado por Carlos Retegui, ex técnico de las selecciones de hockey sobre césped masculina y femenina de la Argentina, que sí tiene el título oficial.

La llegada de Tevez generó un revuelo entre los fanáticos de Central, porque nunca jugó en ese equipo y está muy identificado con Boca, es un fanático de la azul y oro. Atención: el pueblo canalla no tiene simpatías con el Mundo Boca. Más aún, luego de la controvertida definición de la Copa Argentina 2015, con el penal marcado por Diego Ceballos. Al mismo tiempo un grupo de socios presentó un recurso ante la Justicia para que se investigue a un grupo inversor ligado al flamante entrenador, que acercaría jugadores de renombre. La realidad es una sola: al equipo le faltan jerarquía y variantes. Y más allá de la presencia de Christian Bragarnik, resulta llamativo que Tevez asuma un desafío con un plantel reducido en calidad y cantidad. Y sin certezas cercanas a la vista.

A Carlitos le interesa el “factor humano”, por sobre todas las cosas. Un manejo diferente, revolucionario. Táctica y afecto. El cara a cara. Sobre el césped, presión, intensidad, disciplina, desparpajo y el “efecto hockey”, como manda su compañero de aventuras, un simpatizante de River. La conexión inesperada. Habrá laboratorio: más de lo que la gente cree.

“Con el Chapa Retegui, hace 4 o 5 meses que estoy trabajando, junto a él y mis hermanos. Estamos armando un proyecto integral y me entusiasma”, detalló días atrás, al tiempo que anticipó que su mirada no estará solamente puesta en el plano futbolístico: “Me gusta como grupo de trabajo afrontar al jugador en la parte personal”. Táctica, estrategia y el otro lado del mostrador. Apache quiere estar en todos los detalles. Le obsesiona la comunicación: en eso está trabajando. Qué decir... y cómo decirlo.

Tuvo a los mejores entrenadores. Alfio Basile, Carlos Bianchi, Marcelo Bielsa, José Pekerman, Alex Ferguson, Roberto Mancini, entre tantos. Busca el equilibrio: atacar sin tirar manteca al techo. Una presión con disciplina. “Yo no voy a agarrar cualquier club para decir, ‘hoy tenemos que ganar porque si no nos rajan a todos’. Mis equipos van a jugar”. Sabe que hoy, ahora mismo, Boca queda lejos. Y Central no ofrece demasiado tiempo. Es lo mejor que le puede suceder: arrancar por otros desafíos. Habrá tiempo para una Bombonera futura. “Es un sueño”.