Terence Crawford arrolló a Errol Spence en la “pelea del año” y le quitó el invicto

Errol Spence quedó sentado en el ring y Terence Crawford se va a su esquina luego de voltearlo; habría más derribos en Las Vegas.
Errol Spence quedó sentado en el ring y Terence Crawford se va a su esquina luego de voltearlo; habría más derribos en Las Vegas.

Fue una prueba fehaciente de que no todo tiempo pasado fue mejor. Un triunfo memorable, histórico. Una jornada espectacular en la que el boxeo recobró algo de credibilidad y catapultó a un campeón de verdad. Fue la noche en que el estadounidense Terence Crawford entró de lleno a la historia mundial de esta disciplina al ganarle por knock-out técnico en el noveno round a su compatriota Errol Spence y convertirse primer campeón indiscutido del peso welter y el primero en hacerlo en dos categorías diferentes. Algo que ni siquiera Floyd Mayweather, Manny Pacquiao y Saúl “Canelo” Álvarez lograron. A Crawford no le alcanzan los sectores del cuerpo para sostener y colocarse tantos cinturones: ahora es el monarca del Consejo, la Asociación y la Organización Mundial más la Federación Internacional de Boxeo.

Para muchos este duelo debió suceder cinco años antes, cuando Spence dominaba entre los welters y aún no había sufrido el accidente automovilístico que lo tuvo al borde la muerte, mientras Crawford venía arrasando en la categoría superliviano, 2018). Sin embargo, más allá de las especulaciones por sus edades y por el tiempo en que se decidieron a enfrentarse, lo que sucedió este sábado sobre el ring del T- Mobile Arena, de Las Vegas, cumplió con las expectativas con que se promocionó el match y repitió las emociones que supieron exhibir los memorables combates Ray “Sugar” Leonard vs. Tommy Hearns y Roberto “Mano de Piedra” Durán vs. Leonard en el mismo peso en los años ochentas.

Un directo de Crawford llega al mentón de Spence; la paliza empezó en el segundo de los nueve capítulos.
Un directo de Crawford llega al mentón de Spence; la paliza empezó en el segundo de los nueve capítulos.

Sin cuestionamientos posibles, el triunfo de Crawford fue enorme. Por la manera en que el ganador se prodigó sobre el ring y la determinación con que acabó con el invicto de Spence, sin dejar dudas. Como para que ningún juez somnoliento se corrompiera ante los intereses de la industria, que ya tenía planificado un futuro duelo entre Spence y Canelo Álvarez, estrellas promocionadas por la influyente Premier Boxing Champions, propiedad de Al-Haymon.

La presentación de Crawford, con Eminem

La pelea fue corta pero tuvo todas las aristas que deben concurrir para que se genere un espectáculo emocionante, dramático, y con ritmo y agresividad en todo su transcurso. Poco importaron la edad de uno y la del otro. A los 35 años, Crawford, más gastado que Spence, de 33, pero impecable físicamente, apostó a la velocidad de sus piernas para atacar y filtrar la justeza de su pegada en momentos importantes, y rápidamente logró hacerse del dominio de las acciones. Fue así como en el segundo round mandó a la lona a Spence con una potente derecha y comenzó a quebrarlo psíquica y físicamente.

El primer derribo

Más allá de las paridades técnica y boxística que existían de antemano, Crawford combatió como le convino y supo sacar rédito de su frescura física y de la experiencia de haber vencido a oponentes de fuste, como Yuriorkis Gamboa, Víctor Postol, Amir Khan y Shawn Porter. De entrada hizo valer la versatilidad para boxear con perfil de zurdo y perfil de diestro y fue marcando claras diferencias con la profundidad de sus jabs y sus certeros uppercuts, que se convirtieron en una pesadilla para Spence con el correr de las vueltas.

El instante de la definición

Con otro plano

La superioridad potencial de Crawford se hizo más notoria en la novena vuelta, cuando liquidó a su compatriota a pura potencia con un ascendente de derecha que dio de lleno en el ojo derecho del texano, que se fue por tercera vez al suelo. El árbitro decidió decretar el final.

Las palabras mutuas tras una pelea que siempre “amistosa”

Sin dudas, este triunfo de Terence Crawford, que ya había reinado entre los superlivianos de 2017 a 2018, supone algo más que su consagración como campeón indiscutido del peso welter y su reafirmación como uno de los mejores boxeadores libra por libra en la actualidad. En un momento en que la credibilidad del boxeo es seriamente cuestionada por fallos vergonzosos que alimentan los inventos comerciales de las promotoras más influyentes, la jerarquía de “Bud” como dominador incontrastable en su categoría aporta un atractivo revitalizante para los que todavía piensan que todo tiempo pasado fue mejor.