Tenis de mesa: Horacio Cifuentes, después de Tokio 2020, campeón argentino por quinta vez

Horacio Cifuentes de Argentina compite contra Chuang Chih-yuan de Taiwán durante su partido de tenis de mesa de la segunda ronda de individuales masculinos en el Gimnasio Metropolitano de Tokio durante los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 en Tokio el 25 de julio de 2021
ANNE-CHRISTINE POUJOULAT

Ambos defendieron la camiseta argentina en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, aferrados a una paleta de madera se retaron contra los mejores jugadores del planeta, honrando la celeste y blanca. Sin embargo el destino los enfrentó de forma irrevocable: los dos querían algo que uno solo podía lograr. Gastón Alto y Horacio Cifuentes fueron los protagonistas, el lunes pasado, de la final del Campeonato Argentino de Tenis de mesa.

Aunque algo más se debatía a ambos lados de esa red de 15,25cm de altura, una contienda generacional donde Alto, el mendocino de 35 años, quería aprovechar una de sus últimas oportunidades para coronarse (como ya lo hizo en el 2016), como el mejor tenismesista argentino. Del otro lado, Cifuentes, el joven que brilla en las ligas europeas, pretendía a los 23 años obtener su quinto título argentino. En esa mesa rectangular, ubicada en el centro del polideportivo del CeNARD, una historia estaba a punto de suceder.

Gastón Alto y Horacio Cifuentes fueron los protagonistas de la final del Campeonato Argentino de tenis de mesa.
LUIS ACOSTA


Gastón Alto y Horacio Cifuentes fueron los protagonistas de la final del Campeonato Argentino de tenis de mesa. (LUIS ACOSTA/)

Pero antes, un viaje relámpago a Tokio, apenas seis semanas atrás, a esos Juegos que pudieron contra la pandemia. “Andábamos juntos para todos lados”, recuerda Gastón, sobre sus días con Horacio en la capital nipona: “Él conoce un poco más de otros deportes y me pasaba los nombres de los mejores… yo iba a pedir la foto, descaradamente”, sonríe el mendocino. “Horacio tiene tiempo para volver [a los Juegos] y yo no sé si pueden ser los últimos”, reflexiona.

“Sí, con Gastón viajamos juntos desde 2014”, agrega Cifuentes, recordando sus primeras salidas competitivas con 16 años, “y cada vez nos llevamos mejor. Yo le pasaba el dato y él iba a pedir la foto. Tenemos con [Facundo] Campazzo, el Peque [Schwartzman], [Stefanos] Tsitsipas, que es mi ídolo” . Pero es Alto quien ahora vuelve al presente y a esa final de campeonato: “Estamos acostumbrados, es un deporte individual; la relación queda de lado y se vuelve un rival”.

Son el 1 y el 2 del país, era la final que todo el público quería ver. Pero antes, la primera semifinal, hubo un partidazo entre Horacio Cifuentes y Santiago Lorenzo. “Iba mirando [el partido] de a ratos”, relata Alto que aún tenía que ganarse su pasaje para la final. Y confiesa: “La verdad, prefería que gane Santiago, ya que es de la misma provincia”. Pero Mendoza perdió la primera chance, le tocaba entonces a Alto conseguir ese lugar. Se enfrentó con Nicolás Galvano, y acá también Cifuentes tenía algo para decir: “Sabía que si ganaba Gastón me enfrentaría con el rival más duro”. Alto no decepcionó y se logró la final ansiada: el 1 y el 2, uno solo podría ser campeón argentino.

El primero en llegar a 11 puntos (o diferencia de dos a partir del 10 iguales) se lleva el set; el primero en llegar a cuatro sets se lleva el partido. “No sé si me pesa… pero sé que entro en la cancha y soy el favorito”, reconoce Cifuentes: “Y eso a veces te juega un poquito en contra”. Han compartido cientos de entrenamientos. ¿Qué se podría planear distinto en esa final?

“Nos conocemos de memoria, siempre son partidos muy parejos” , afirma Cifuentes. “A un jugador de la jerarquía de Horacio hay que ir variándole el plan a lo largo del partido porque se va acomodando”, explica Alto, que tenía un plan: variar, precisamente, el plan.

“La verdad me sorprendió el primer set que jugó Gastón ¡arrancó a full!”, admite Horacio: “El cambio como jugador que logró en los últimos tres, cuatros años es tremendo”. El mendocino se llevaba el primer set por 11 a 7 y amenazaba los pronósticos más conservadores.

“No me esperaba en cambio perder así, me sacó confianza”, pasaría a reconocer Gastón sobre el desarrollo del segundo set, donde Horacio salió a explicar por qué se ubica entre los 75 mejores jugadores del planeta. Marcaba un 11 a 4 para igualar los sets.

El tercer set rompió con un mito para quienes juegan al ping pong luego de la sobremesa de un asado. Horacio se ponía 7-0 y desmentía eso de: “7 a 0 es partido” . Tuvo que seguir jugando para ganarse el set al lograr otro 11 a 4.

El cuarto parcial fue el más reñido de todos. “Se disfruta pero a medias, porque uno se tensiona”, reconoce desde la tribuna Gustavo Cifuentes, el padre de Horacio. Es la primera vez en tres años que puede volver a acompañarlo, ya que Europa (donde compite su hijo) no queda cerca como el viaje de La Plata (donde vive toda la familia) a Buenos Aires. “Lo seguimos siempre a distancia, pero no es lo mismo alentar a la pantalla”. Y pudo festejar también ese cuarto set que ganó Horacio por 11 a 7.

El mejor de Argentina ya parecía poner las cosas en orden, iban dirigiendo el partido a su ritmo y solo le faltaba un set para sentenciarlo. Pero los 12 años que le lleva Alto a Cifuentes, también le dieron la experiencia en que al final gana, el que gana el último punto.

“El quinto set de Gastón fue el que mejor jugó en todo el partido”, reconocería Cifuentes. “Empecé a variar entre bloquear y contraatacar, a jugar más largo”, explica Alto: “me trajo resultados y recuperé la confianza”. Resultados, confianza y un quinto set para el mendocino por 11 a 5.

El sexto set sería crucial: confirmaría la levantada de Alto para empatarlo y llevarlo al último set o Cifuentes frenaría el embate para consagrarse campeón. Peleadísimo, nadie sacaba más de 2 o 3 puntos de distancia. Llegaron al 6-6, más de medio parcial y seguían igualados. Pero finalmente Cifuentes lo logró por la mínima diferencia (11 a 9), consagrándose campeón nacional por quinta vez. En Topeando en Vivo, el medio especializado que realizó el streaming del torneo, el ganador se alegró y fue por más: “Ahora voy por el récord de Pablo”.

Pablo Tabachnik es probablemente el mejor jugador de la historia nacido en la Argentina. Su palmarés es superior, inclusive, a su memoria. “Creo que gané 14 o 15 campeonatos, la verdad no estoy seguro”, reconoce. Pero no se preocupa mucho por la estadística: “Hay que preguntarle a Carlos, tiene como 80 años pero sabe de esto como nadie…”. La duda quedaba zanjada por Carlos Van Lerberghe con un solo mensaje: “Pablo ganó 14 campeonatos argentinos... primera vez en 1994 en Santa Rosa, La Pampa, y última en la CABA, en 2013”.

Ahora con seguridad: Cifuentes ganó su quinto campeonato y quiere diez más para romper el récord. “Creo que está en condiciones de poder hacerlo”, opina Tabachnick. “Pero bueno, siempre hay nuevas apariciones de chicos, ya está Santiago Lorenzo… por mi parte ojalá lo rompa, los récords son solo estadísticas y nadie se fija mucho”.

“De chiquito ya te dabas cuenta de que Horacio podía ganar cinco campeonatos seguidos”, asegura el subcampeón, Alto. “Es totalmente alcanzable el récord de Pablo, si se lo propone lo va a conseguir”. Pero también tiene claro como quiere se produzca ese cambio en la historia: “Ojalá que los gane todos… pero cuando yo ya no esté, así puedo ganar el próximo”.