Tayikistán arranca con un oro y un bronce el Grand Prix de Yudo de Dusambé

Tayikistán arranca con un oro y un bronce el Grand Prix de Yudo de Dusambé

Tayikistán, un país apasionado por el yudo, es estos días el escenario de un nuevo Gran Premio: el Grand Prix de Dusambé.

El Kasri Tennis Arena de la capital, lleno hasta la bandera, contó en el primero de sus tres días de competición con un público entregado a sus yudocas favoritos.

El alcalde de Dusambé y el presidente de la Federación Internacional de Yudo, Marius Vizer, inauguraron por su parte el torneo con una ceremonia de apertura electrizante.

Ya sobre el tatami, la eslovena Marusa Stangar, que venía de lograr el oro en Alta Austria, se presentaba de nuevo en la final en la categoría de menos de 48 kilos. Y de nuevo salió triunfante, venciendo en esta ocasión a la yudoca independiente y neutral Sabina Giliazova, para sumar su segunda medalla dorada en tan solo dos semanas.

El mencionado Marius Vizer, presidente de la FIJ, entregaba las medallas de menos de 48.

"Es realmente alucinante lo ruidosos que son", decía la campeona sobre el público de Tayikistán. "Es un ambiente estupendo, y mis padres también están aquí. El público es tan ruidoso... ¡Es increíble!".

Quilates para Tayikistán

En la final de menos de 60, Ramazan Abdulaev ejecutaba una fantástica transición que le daba un más que merecido oro. Este era entregado en los cajones por el alcalde de Dusambé, Rustam Emomali.

La siete veces medallista en el World Judo Tour, Alesya Kuznetsova, también fue protagonista de otro movimiento brillante, en su caso un ne-waza con el que se colgaba la presea más valiosa en menos de 52 kilos.

El campeón del mundo de peso ligero de la UFC, Islam Makhachev, hizo los honores.

En menos de 66, las esperanzas de todo un país estaban puestas en Obid Dzhebov, que puso al público en pie tras conseguir una victoria táctica en la gran final. Era el primer oro para Tayikistán y la grada de Dusambé lo celebraba como lo que en verdad era: el mayor de los triunfos.

El presidente de la Federación de Yudo de Tayikistán, Ismoil Mahmadzoir, colgaba a Dzhebov su oro.

"Estoy muy orgulloso de nuestro público, y de cómo nos ha apoyado con tanta pasión", decía después el tayiko. "Creo que es el mejor público del mundo. Ha sido un gran honor tener a toda esta gente aquí gritando por mí".

En menos 57, las lágrimas de la uzbeka Shukurjon Aminova eran más que justificadas: se trata de su primer oro en un Gran Premio. El director de arbitraje de la FIJ, Armen Bagdasarov, le entregaba su premio.

Tayikistán no concluyó el día con una sola medalla: en menos de 60, Mehrzod Sufiev, se hacía con uno de los bronces gracias a un fantástico tomoe nage que significaba la, de momento, segunda presea para su país.

Un comienzo arrollador para un Grand Prix al que aún le quedan otras dos grandes jornadas de yudo.