El sueño de las golfistas, de competir y poder ser madres, se hizo realidad: mayor respeto, mejores premios

La estadounidense Brittany Lincicome, de 36 años, está feliz con el incremento de premios y piensa seguir jugando
Stuart Franklin

NUEVA YORK.- La estadounidense Brittany Lincicome empezó a jugar en el Ladies Professional Golf Association (LPGA) Tour de golf en 2005, cuando era un circuito en dificultades con pocos eventos. Ahora, en su 18ª temporada, el tour femenino está prosperando y ella, con 36 años, no tiene planes de retirarse en el corto plazo.

“Mis padres me dijeron: ‘Juega 10 años y podrás retirarte’”, dijo Lincicome. “Ahora no hay un final a la vista. El dinero de los premios está ahí fuera. Los premios suben cada año. Sería difícil dejarlo. Además, me encantaría conseguir una victoria y tener a mi hija allí conmigo”.

Lincicome, que está embarazada de su segundo hijo, dijo que la diferencia entre su temporada de novata y la actual son los patrocinadores, que han elevado la calidad de los campos en los que juegan los golfistas. “Es genial ver de dónde venimos y en qué dirección vamos”, enfatizó.

Su primera victoria en un Major se produjo en 2009 en el Chevron Championship, antes conocido como ANA Inspiration y Major de la LPGA desde 1983. El torneo de este año, que comienza este jueves y ha estado asociado durante mucho tiempo a Dinah Shore, actriz, presentadora de programas de entrevistas y una de las primeras defensoras del circuito femenino, será el último que se celebre en el Mission Hills Country Club de Rancho Mirage, California.

Una parte central del evento ha sido el “estanque de Poppie”, donde la campeona, su caddie y cualquier número de amigos y familiares suelen darse un chapuzón de victoria junto al green del hoyo 18.

No está claro si el estanque se trasladará a Houston, donde tiene su sede Chevron, el año que viene, como parte del patrocinio. Pero con estanque o sin él, uno de los cinco Majors femeninos tiene un patrocinador corporativo que lo sustenta, con una bolsa en premios que ha aumentado casi 2 millones de dólares este año, trepando hasta los 5 millones de dólares desde los 3,1 millones.

La zambullida de Brittany Lincicome

“Es agridulce”, sostuvo Stacy Lewis, cuya primera victoria profesional llegó en el evento en 2011, cuando Kraft Nabisco era el patrocinador. “Siempre tendrá un lugar especial para mí. Pero como torneo ya era hora. Cuando perdimos a Kraft, el tour necesitó mucho tiempo para traer a ANA a bordo. Y la base de aficionados se ha reducido en los últimos 10 años”.

Aunque el LPGA Tour va por detrás del PGA Tour en cuanto a premios, los patrocinadores de las mejores golfistas del mundo han ido aumentando: nuevos acuerdos para los torneos, dinero para la gira de desarrollo y un mayor apoyo a las atletas que quieren tener familia. Los premios también han subido hasta los 90 millones de dólares este año, frente a los 67 millones de 2019.

“Los montos son súper importantes para que podamos tener el mejor calendario de torneos que podamos armar y permitir que las mejores mujeres del mundo alcancen sus metas”, señaló Mollie Marcoux Samaan, quien se convirtió en comisionada de la LPGA el año pasado.

Estos aumentos han llegado lentamente. Hace una década, el predecesor de Marcoux, Mike Whan, actual director ejecutivo de la United States Golf Association (USGA), animaba a las jugadoras a hablar de su golf, pero asegurándose de que dieran las gracias a los patrocinadores por apoyar el circuito.

La tailandesa Patty Tavatanakit en acción
Yong Teck Lim


La tailandesa Patty Tavatanakit en acción (Yong Teck Lim/)

En su nuevo cargo, Whan ha incorporado a ProMedica, una empresa de atención sanitaria, como primer patrocinador del Abierto Femenino de Estados Unidos. La bolsa casi se ha duplicado, pasando de 5,5 millones de dólares a 10 millones. Pero no fue fácil.

“Vi cuánto dinero perdía la USGA con el Open Femenino de Estados Unidos”, dijo Whan. “Pude ver que estaban haciendo lo correcto. Pero no estaban llegando a las empresas que también querían hacer lo correcto”.

Las empresas que están entrando como patrocinadoras del LPGA Tour están alineando su respaldo financiero con iniciativas más amplias de diversidad, equidad e inclusión. KPMG fue una de las primeras en hacerlo con su patrocinio del Women’s PGA Championship en 2014.

“Hemos duplicado con creces la dotación desde entonces”, explicó Shawn Quill, director gerente y líder nacional de la industria del deporte en KPMG. “Hemos podido poner a las jugadoras del LPGA en los mejores campos del mundo, los mismos que juegan los hombres”. El evento de este año se celebra en el Congressional Country Club, donde Rory McIlroy ganó el Abierto de Estados Unidos masculino en 2011.

Como patrocinador principal, KPMG no sólo ha aumentado el dinero del premio, sino que también ha añadido una cumbre de liderazgo femenino, que se centra en las ejecutivas de la C-suite y en las futuras líderes. “Como patrocinadores, vimos que esto podía ser algo más que un evento de hospitalidad”, dijo Quill.

La australiana Hannah Green ganó un millón de dólares por hacer el mejor score en un hoyo. El mismo premio que la empresa le pagó a los hombres en el PGA Tour
Donald Miralle


La australiana Hannah Green ganó un millón de dólares por hacer el mejor score en un hoyo. El mismo premio que la empresa le pagó a los hombres en el PGA Tour (Donald Miralle/)

Aon, la empresa de servicios profesionales, patrocina una competición que dura toda la temporada y que recoge las mejores puntuaciones en el hoyo más difícil de cada semana en los circuitos de la PGA y la LPGA Se comprometió en 2019 a pagar el mismo premio de un millón de dólares a los golfistas masculinos y femeninos que ganaran el desafío.

“Se vincula con nuestra estrategia de inclusión y diversidad”, expresó Jennifer Bell, directora ejecutiva de Norteamérica de Aon. “También queremos influir en otros patrocinadores ya que hemos asumido este reto”.

Al final de la temporada pasada, Bell concedió cheques a Matthew Wolff, que se hizo profesional en 2019, ocupa el puesto 45 del mundo y ha ganado más de 7 millones de dólares; y a Hannah Green, que se hizo profesional en 2018, ocupa el puesto 31 del mundo, pero ha ganado algo más de 2 millones de dólares.

“Cuando le entregué el cheque de 1 millón de dólares a Hannah Green el año pasado, tenía una sonrisa de oreja a oreja”, dijo Bell. “Le dije: ‘¿Qué vas a hacer con él?’ Me contestó: ‘Creo que me voy a comprar una casa’. Todavía vivía con su madre”.

La disparidad de ingresos entre los jugadores de los circuitos masculino y femenino es enorme. El total de premios en el PGA Tour pasó de 367 millones de dólares a 427 millones en 2022, una cifra casi cinco veces superior a la del LPGA Tour. Eso ha hecho que muchas golfistas de alto nivel vivan de forma más modesta.

Epson America, la filial estadounidense de la compañía japonesa de impresoras e imágenes, ha creado tres beneficios adicionales para las jugadoras del Epson Tour, garantizando unas bolsas mínimas para los torneos de 200.000 dólares y otorgando un estipendio de 10.000 dólares a las 10 jugadoras que se gradúan en el LPGA cada año. También ha reducido las tasas de inscripción.

“Son una de las mayores barreras”, dijo Meghan MacLaren, ganadora del Ladies European Tour que ahora juega en el Epson Tour. “Antes de añadir todo lo demás, como los vuelos, los hoteles y los viajes, te encuentras con 10.000 dólares por 20 eventos”.

El aumento de los premios en la cima de la LPGA o del Epson Tour repercute invariablemente en las jugadoras que acaban fuera de la competición. “Lo que realmente nos gustó del patrocinio es que estamos invirtiendo en el futuro del golf femenino”, dijo Keith Kratzberg, director ejecutivo de Epson America.

Annika Sorenstam sonríe durante la vuelta de práctica de ayer, que tuvo dificultades por la lluvia
Annika Sorenstam sonríe durante la vuelta de práctica de ayer, que tuvo dificultades por la lluvia


Annika Sorenstam, crack y exnúmero 1, debió retirarse en su mejor momento para ser madre: hoy hubiera seguido jugando

Los patrocinadores corporativos también han comenzado a promover los valores que defienden en sus empresas con sus atletas. Cuando Lewis se quedó embarazada en 2018, se preocupó por decírselo a sus patrocinadores. En el pasado, algunos patrocinadores no habían pagado a las golfistas que no jugaban un determinado número de eventos, normalmente entre 18 y 20 torneos. Dos de las jugadoras más dominantes de su época, Annika Sorenstam y Lorena Ochoa, ambas con el número 1 del mundo, se retiraron del golf en su mejor momento para tener hijos.

Para Lewis, fue diferente. “KPMG dijo: ‘Te vamos a pagar tanto si juegas tus 20 eventos como si no’”, dijo. “Vamos a tratarte como a cualquier empleado de KPMG”. Cuando hizo pública la promesa de la empresa, todos sus patrocinadores, excepto uno, también accedieron a pagarle en su totalidad.

“Eso puso el listón para otras empresas”, dijo Gerina Piller, una jugadora que lleva 15 años en el circuito y que suele viajar con su hijo. “Preparó otro camino para hacer posible perseguir nuestro sueño y ser madre y no quedarnos con la decisión de, ‘¿jugamos o nos quedamos en casa?’”.

Fuente: The New York Times