Stephen Curry prendió fuego el TD Garden de Boston Celtics y Golden State Warriors se puso 2-2 y recobró la ventaja de localía en la final de la NBA

Stephen Curry demolió a Boston Celtics como visitante y Golden State Warriors puso 2-2 la final de la NBA, que se juega al mejor de siete capítulos.
Stephen Curry demolió a Boston Celtics como visitante y Golden State Warriors puso 2-2 la final de la NBA, que se juega al mejor de siete capítulos. - Créditos: @Steven Senne

Incendió el TD Garden. No dejó nada en pie. Quedaron cenizas en Boston. La noche de Stephen Curry resultó infernal. La estrella de Golden State Warriors tuvo un cuarto juego para la historia: 43 puntos, 10 rebotes y 4 asistencias, con 7 triples. Una locura. Fue el antídoto para una defensa endemoniada de Celtics, que suele quebrar toda voluntad, pero cuando está el “Chef” en su mejor versión no hay oposición posible. Por eso la franquicia de San Francisco dejó 2-2 la serie final de la NBA, con una victoria por 107-97. Ahora, después del show de Curry, la confrontación volverá este lunes a la casa de Golden State, que recuperó la ventaja de localía.

La producción de Curry es la clave de todo. No sólo por este show que hizo en el cuarto juego, sino también porque lo que hizo en los primeros duelos explica por qué Warriors está 2-2 en la serie con un Celtics que es una pesadilla defensiva. Steph anotó 34 puntos en el primer capítulo, 29 en el segundo, 31 en el tercero y los 43 de este viernes. Impresionante.

A los de 34 años y 88 días, Curry es el segundo de los jugadores de mayor edad en la historia de las finales de la NBA en registrar una actuación de 40 tantos y 10 rebotes, detrás de LeBron James, que lo logró en 2020 (a los 35 años y 284 días). El base alcanzó a Kobe Bryant en cantidad de partidos de finales con más de 30 puntos, desde 1977. El récord es de Jerry West, con 31. Y como si fuese poco, logró estos con el tobillo derecho entre algodones.

El comienzo del juego mostró otra cosa, porque Boston fue agresivo en la defensa con Marcus Smart y Jaylen Brown como estandartes e hizo daño con Robert Williams III en la pintura. Hubo una lectura perfecta del entrenador Ime Udoka, que dejó sin espacios en el perímetro a Warriors, a tal punto que el visitante empezó con un 0 de 5 en lanzamientos de tres puntos.

Acomodó los balances el otro DT, Steve Kerr, con el ingreso de Kevon Looney. Pasó a moverse mejor Golden State en la ofensiva y rompió la racha negativa de triples con un bombazo de Klay Thompson, después de casi cinco minutos de juego. Ese instante destapó el aro del local y comenzó la lluvia de puntos del equipo esta vez negro. Porque Curry avisó, se sumó Andrew Wiggins y confirmó la levantada el propio Steph con dos latigazos de larga distancia para poner a Warriors 23-18 con cinco triples consecutivos.

Aunque Boston está más conectado que nunca, sintió el impacto. Pero Udoka sacudió la modorra defensiva y regresaron encendidos Williams III y Jayson Tatum. Comenzaron a correr, aprovecharon la diferencia de talla en la llave, acertaron en el perímetro y retomaron el control hasta cerrar el primer cuarto 28-27. Y activó la alarma para Golden State, que no mostró muchas alternativas: en ese lapso Curry, Thompson y Wiggins marcaron 25 de los 27 puntos del conjunto.

Pero Jordan Poole rompió con las estructuras y entendió lo que necesitaba el equipo. El visitante aprovechó errores de Tatum y sacudió el inicio del segundo período con dos triples, del propio Poole.

Pero la defensa de Boston se encargó de anestesiar las respuestas del rival. Sólo así se explica que un equipo que cometió 10 pérdidas en la mitad inaugural siguiera controlando el resultado. Las estadísticas lo avalan: Celtics acumula 17 partidos dejando al adversario por debajo de 50% en efectividad en lanzamientos de campo en los primeros 24 minutos.

Con 19 puntos y 4 rebotes, Curry mantenía a tiro a Golden State, que tuvo una primera parte mal en triples: 7 aciertos sobre 24, o sea, 29,1%. En Boston el equilibrio colectivo resultó vital para prevalecer al cabo de esos dos cuartos, porque Tatum apareció cuando más fue necesario, sumó 16 puntos y encontró en Brown al mejor interlocutor en la ofensiva, autor de 12 unidades.

Y a ellos es sumaron Williams III, con presencia en la pintura en ataque y con una cantidad de recursos defensivos que hacen de Boston un equipo insufrible cuando se dedica a cuidar su aro, y Derrick White, que en silencio sacudió las redes en varios momentos.

El amanecer del tercer parcial mostró señales de que Klay Thompson quería aportar pero le costaba ponerse en sintonía. Con un doble y un triple igualó en 54, pero del otro lado estuvo el factor Smart, que hizo de todo para sostener a Boston en el período que es famoso por ser la “especialidad” de Warriors. Triples, dobles, robos... todo por parte de un Smart que complicó al rival y puso arriba, 68-63, al anfitrión.

Pero entonces Curry se prendió fuego, y nuevamente a puro bombazo metió a Golden State en ritmo. Primero contra White y después ante Tatum, la estrella de la franquicia de San Francisco quemó la red desde larguísima distancia para establecer un 73-73 a 3 minutos del final del penúltimo período. Estuvo incontrolable Curry en esa etapa, con 14 de los 33 tantos que logró hasta entonces. Incluso le permitió al visitante irse al último acto ganando por 79-78.

White, con la estocadas justas, y Tatum, con la poción de tres puntos, le dieron a Boston energía como para replicar eso de que Celtics ofrece en el cuarto decisivo su mejor versión. Del otro lado, Thompson encontró puntos desde larga distancia y Poole rompió la primera línea, pero dos malas determinaciones de Wiggins y Curry encontraron castigo sin contemplaciones por parte de Boston, gracias a Brown (90-86).

Golpe por golpe, se dio un final apasionante. Cuando se despegó Boston, respondió Golden State con Wiggins golpeando en la llave (17 tantos y 15 rebotes) y los Splash Brothers (Curry y Thompson) consiguieron un parcial de 11-4 con el que su equipo pasó dominar el marcador por 97-94 a tres minutos del cierre.

Compacto de Boston 97 vs. Golden State 107

Como si hiciera falta más, los minutos finales de Curry fueron demenciales. El número 30 dejó sin aliento al estadio, y sin argumentos a Smart, a Tatum y Brown. Cerró una noche mágica de 43 puntos que quedará en la memoria. Es, simplemente, el Chef. Otra locura de Curry.