St-Germain evita la apoteósis de Shiffrin al 'birlarle' el oro en el eslalon

La canadiense Laurence St-Germain protagonizó la gran sorpresa de los Mundiales de esquí alpino de Courchevel y Méribel (Francia) al ganar este sábado el oro en el eslalon, prueba en la que relegó al segundo puesto a la estadounidense Mikaela Shiffrin, la gran favorita, que lideraba la prueba después de la primera manga.

St-Germain, de 28 años y que con anterioridad nunca se había subido a un podio de Copa del Mundo, evitó este sábado que los muy buenos Mundiales de Shiffrin, la gran dominadora del deporte rey invernal, se cerrasen de forma apoteósica. La esquiadora de Quebec avanzó dos puestos entre mangas y se aprovechó de una floja e inesperada puesta en escena de la súper-campeona de Vail (Colorado) en su segunda bajada -en la que no pasó del vigésimo noveno parcial- para capturar el segundo oro para Canadá en los campeonatos de la Saboya francesa.

El triunfo de su compatriota James Crawford en el supergigante masculino ya parecía la gran sorpresa de los Mundiales; para muchos superada por el oro de la suiza Jasmine Flury en el descenso; pero St-Germain elevó la apuesta este sábado. Con trece puestos en el 'top ten', un quinto como mejor resultado en Copa del Mundo y el séptimo logrado en el eslalon de Spidleruv Mlyn como mayor botín previo esta temporada, la canadiense ganó por delante de Shiffrin, mutada de niña prodigio a súper-depredadora deportiva y que, con 27 años, hace varios que lo ha ganado absolutamente todo en el esquí alpino; en el que no para de batir récords.

St-Germain logró la mayor victoria de toda su carrera deportiva al cubrir los dos recorridos de la pista Roc de Fer de Méribel -con salida a 1.630 metros de altitud y un desnivel de 198- en un tiempo ganador de un minuto, 43 segundos y 15 centésimas, 57 menos que Shiffrin y con 69 de ventaja sobre la alemana Lena Dürr, que capturó el bronce.

Shiffrin apuntaba claramente a su octavo oro intercontinental, pero se conformó con capturar la decimocuarta medalla en Mundiales -la tercera en estos campeonatos, después del oro en el gigante y la plata en el supergigante- y colocarse a tiro de una del récord histórico de la alemana Christl Cranz, musa deportiva del Tercer Reich, que ganó quince durante los años 30: cuando los Mundiales se disputaban de forma anual.

La gran estrella del ‘Team USA', asimismo doble campeona olímpica, que avanza con paso firme hacia la captura de su quinta gran Bola de Cristal y a la plusmarca histórica absoluta de triunfos en Copa del Mundo del sueco Ingemar Stenmark (86) -del que está a sólo una-, logró este sábado su decimoséptima medalla en grandes eventos. Y si todo sigue como va, mejorará en breve al astro sueco y dentro de dos años, en los Mundiales de Saalbach (Austria), superará a Cranz.

El jueves, 'Mika' había igualado los siete títulos y trece metales en Mundiales de la sueca Anja Paerson, otra que, al igual que ella, figura en el selecto club de las 'siete magníficas' que cuenta éxitos en cada una de las disciplinas del esquí alpino; y que aún la mejora en trofeos en grandes eventos (19), pero que en Mundiales ya va por detrás de la norteamericana.

También había igualado los siete oros de la francesa Marielle Goitschel, gran campeona de los años sesenta que sumó once medallas mundialistas y otras tres en Juegos: en una época, no obstante, en la que el título olímpico también se convalidaba al mismo tiempo por uno mundial.

Hace diez años, con 17, ‘Mika’ se convirtió, en Schladming (Austria), en la más joven campeona del mundo de eslalon, título que defendió con éxito en Beaver Creek’15 (EEUU), St.Moritz’17 (Suiza) y Are’19 (Suecia), donde también capturó el oro en el supergigante. En los Mundiales de Cortina d’Ampezzo (Italia), hace dos, ganó la combinada; aunque en el eslalon 'sólo' pudo capturar bronce. Y al ganar el gigante el pasado jueves, también había igualado los siete títulos de otro ‘monstruo’ del esquí, el austriaco Marcel Hirscher, plusmarquista absoluto de triunfos globales en la Copa del Mundo, ganador de ocho grandes Bolas de Cristal seguidas.

De sus 85 victorias en la Copa del Mundo, Shiffrin ha festejado 52 en eslalon (récord histórico absoluto en una misma disciplina, tras mejorar el año pasado las 46 que había logrado Stenmark -gran campeón de los años 70 y 80- en el gigante). Por lo que todo estaba preparado para que Shiffrin mejorase, de un sólo golpe, a Paerson, a Goitschel y a Hirscher.

Pero entonces apareció St-Germain.

Shiffrin salió con el dorsal 1 y desde el principio quiso transformar en premisa su bajada. Marcó el mejor tiempo de una primera manga en la que la única que se le aproximó algo fue la suiza Wendy Holdener, mejor que la norteamericana en la parte intermedia de la pista Roc de Fer de Méribel y que afrontó la segunda manga a doce centésimas.

Dürr había marcado el cuarto parcial, a 92 centésimas; y la eslovaca Petra Vlhova, actual campeona olímpica de la disciplina, pero lejos de sus mejores tiempos, ocupaba el quinto puesto en el que acabó, a casi un segundo. Ambas, por detrás de St-Germain, que se había metido en el ajo al marcar, con el dorsal 18, el tercer crono de la primera bajada, a 61.

La suiza Michelle Gisin y, sobre todo, la sueca Anna Swenn-Larsson, habían fallado; y Austria, con muchas medallas estos campeonatos pero aún en busca del oro perdido, no pasaba de la decimocuarta plaza parcial de Katharina Liensberger (a 1.70). La esquiadora de Vorarlberg, que defendía el título logrado hace dos años en Cortina -donde también capturó otro oro y un bronce-, demostró, al acabar vigésima, que no acaba de enderezar una trayectoria que comenzó a torcerse según se confirmaban esta temporada sus desencuentros con su nuevo y entretanto ya ex entrenador, el italiano Livio Magoni.

A partir de la sexta, todas estaban a más de un segundo de Shiffrin. La eslovena Ana Bucik y la joven croata Zrinka Ljutic -que había sido tercera a finales de enero en el eslalon de Spindleruv Mlyn, en la Repúbica Checa- ocupaban, a 1.23 y a 1.29, la sexta y la séptima plaza, respectivamente. Así que el oro parecía cosa de dos, pero la lucha por las medallas tenía bastantes más pretendientes.

Al final, el oro no se lo quedó ninguna de las dos que más cerca estaban de él.

Shiffrin marcó el vigésimo noveno tiempo en la segunda bajada -empatada con la desconocida británica Charlie Guest-, a un segundo y 70 centésimas de la italiana Lara Della Mea, que, con su mejor parcial en la manga decisiva, protagonizó la remontada del día para avanzar 18 puestos y acabar octava. Y Holdener se salió de recorrido cuando arriesgaba, a la hora de la verdad.

Bucik acabaría sexta y a Ljutic, de 19 años, la traicionaron los nervios y se saltó una puerta.

La noruega Mina Fürst-Holtmann avanzó seis puestos entre mangas para acabar cuarta, a sólo dos centésimas del podio. En el que festejó su bronce como si de oro se tratase la alemana Dürr; y en el que, después de que Shiffrin se quedase a casi seis décimas de su crono, no sabía ni qué decir, ni casi qué hacer, St-Germain, al saberse flamante campeona del mundo de eslalon.

Adrian R. Huber

(c) Agencia EFE