Si no te gusta Lionel Messi, no te gusta el futbol. Y por fin tienes que aceptarlo

Lionel Messi festejando el Campeonato del Mundo en Qatar 2022. (Marvin Ibo Guengoer - GES Sportfoto/Getty Images)
Lionel Messi festejando el Campeonato del Mundo en Qatar 2022. (Marvin Ibo Guengoer - GES Sportfoto/Getty Images)

Lionel Messi está más cerca del adiós que nunca. Es triste, pero hay que admitirlo. Ha ganado el Mundial de Qatar 2022, lo único que le faltaba a un historial repleto de éxitos. En poco tiempo hablaremos de Messi en tiempo pasado: será un suspiro, un exjugador, alguien que está pero no está. Y de todas formas, todavía hay quien se resiste a reconocerlo como lo que es. A ver: está bien si piensas que alguien más es el mejor de la historia. Tampoco se trata de ser absolutistas.

Puedes pensar que alguien más supera a Messi. Son gustos, son opiniones. No pasa nada. Pero tampoco hay que vendarse los ojos: ¿cómo le vas a quitar un gramo de mérito al futbolista más luminoso de la última época? De tu época. Porque cuando pasen treinta años de esto, y algún niño llegue a preguntarte cómo era el futbol antes, ¿qué le vas a decir? ¿Tendrás el valor de confesarle que te la pasaste menospreciando a Lionel Messi durante toda su carrera?

Messi levantando el trofeo de campeón del Mundo en Qatar 2022. (REUTERS/Carl Recine)
Messi levantando el trofeo de campeón del Mundo en Qatar 2022. (REUTERS/Carl Recine)

Porque, ojo, en el futuro Internet seguirá existiendo. Y habrá millones de videos, crónicas, testimonios, fotografías y todo cuanto imagines: las evidencias en tu contra serán sólidas. Y los infantes del mañana, con suerte, seguirán siendo igual de curiosos que los de cualquier época. Y nadie hace preguntas más inteligentes que un niño: ¿qué cara vas a poner cuando te pregunte por qué le decías 'pecho frío' a Messi? ¿No sentirás vergüenza al confesarle que apoyaste a cada uno de los siete rivales que Messi enfrentó en Qatar 2022? ¿Vas a seguir utilizando los "argumentos" a los que un día te aferraste y nunca soltaste aunque tenías al mago enfrente de tus ojos?

Ya no estás a tiempo, nunca quisiste darte cuenta. Era temprano todavía antes del Mundial —podías subirte al barco y apreciar una coronación inmaculada—. Ya antes habías desperdiciado quince años, más o menos, pero el punto es el mismo: te la has pasado negando que Messi sea tan bueno. No te atreves a decir que no es bueno, porque eso sí que no tendría perdón. Ahí tendrías que empezar a ver otro deporte y renunciar al futbol. Pero te consuelas con la visión que crees que te hace diferente: mientras las multitudes admiran y adoran a Messi, tú eres lo suficientemente inteligente para sospechar de él. No te das cuenta de la suerte que has tenido, de que eres un elegido del destino. Pero ni modo. Tú elegiste el camino de la oposición absurda.

Messi después de perder su primera final con Argentina, en 2007 ante Brasil, por la Copa América. (LUIS ACOSTA/AFP via Getty Images)
Messi después de perder su primera final con Argentina, en 2007 ante Brasil, por la Copa América. (LUIS ACOSTA/AFP via Getty Images)

¿Cómo no te va a mover algo en el corazón que el futbolista insignia de estos tiempos gane el Mundial? ¿No te sientes afortunado de presenciar en tiempo real el clímax de un tipo cuya biografía seguirán estudiando los hijos de los hijos de tus hijos? El Mundial ha confirmado una certeza que ya casi todos teníamos: Messi es el mejor de la última época. Y para muchos, el mejor de la historia. Pero si nos ponemos sentimentales con lo que nos ha tocado ver, ¿por qué nos negamos a dimensionar la actualidad? Todas las personas que han visto algo histórico, en cualquiera era, lo han presumido. Las anécdotas de viejos tiempos se rememoran sí para volver a disfrutar, pero también para presumirle en la cara a todos aquellos que no vivieron lo que tú sí viviste: que envidien los tiempos de antes, porque eran mejores.

Messi con la Copa del Mundo ganada en Qatar 2022. (Marc Atkins/Getty Images)
Messi con la Copa del Mundo ganada en Qatar 2022. (Marc Atkins/Getty Images)

Y pronto tus tiempos, los de hoy, serán los viejos tiempos. ¿Tienes alguna idea de cuántos aficionados del futuro sentirán "nostalgia del pasado" por no haber visto jugar a Messi? Y envidiarán a quienes sí lo vieron. Pero a ti no, porque has pasado más tiempo tratando de convencerte de que le falta liderazgo, de que en el Barcelona lo ganó todo porque jugaban para él (tenía a Iniesta y Xavi, así cualquiera, sostienes), y que sus títulos en Argentina siempre son mérito de alguien más: Di María, Dibu Martínez, poderes misteriosos y ocultos que desde las sombras armaron todo para que "el pecho frío" ganara el Mundial.

A ti nadie te tendrá envidia por haber tenido la fortuna de compartir línea temporal con Lionel Andrés Messi. A ti te mirarán con rareza y no dudes que más de un niño del mañana te hará la pregunta que acabará con tu orgullo: si no te gustaba Messi, ¿de verdad te gustaba el futbol? Ya verás qué responderle. Tienes unos cuantos años para pensarlo.

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