Selección Mexicana, el equipo mediocre que encaja a la perfección en la Concacaf, aunque no les guste

Selección Mexicana, el equipo que vive atado a los fracasos. (KARIM JAAFAR / AFP)
Selección Mexicana, el equipo que vive atado a los fracasos. (KARIM JAAFAR / AFP)

La Selección Mexicana siempre ha visto la Concacaf como una maldición. Es la coartada perfecta para encubrir los fracasos crónicos del futbol mexicano. El argumento es muy simple: la zona es de bajo nivel y esa mediocridad se contagia de manera inevitable. Sobre ese punto se apoyó Jorge Valdano, exjugador campeón del mundo con Argentina y comentarista de televisión, para explicar cuáles son los aspectos en los que debe mejorar el Tri.

"México tiene una cultura futbolística muy grande, pero debe trabajar mejor las fuerzas básicas. Tarde o temprano va a tener que tocar otro ámbito competitivo, no sólo el de la Concacaf. Las selecciones necesitan oportunidades y México tuvo problemas para jugar amistosos en Europa. La Copa América 2024 puede ser una muy buena oportunidad para tener roce competitivo, y crecer”, explicó el argentino en entrevista con Récord.

Históricamente, con un continente dividido en dos confederaciones, México ha tenido que mirar de lejos a la Conmebol, en donde hay pocos países (mucho menos que Concacaf) y gracias a esa reducción el nivel se eleva mucho más. "El mayor problema es el facilismo a la hora de competir. Estar en la Concacaf es el gran problema de México. Las dificultades no se pueden entrenar, las dificultades hay que padecerlas para aprender a convivir con ellas y, generalmente, el quinto partido es un encuentro lleno de dificultad por la presión, porque México nunca ha pasado por ahí y por el nivel del rival que viene de Octavos. Son rivales acostumbrados a jugar partidos de vida o muerte y eso te da una competitividad totalmente distinta", ahondó Valdano.

Es cierto, si México quisiera verdadero crecimiento habría dejado la Concacaf hace mucho tiempo, tal y como lo hizo Australia rumbo a Sudáfrica 2010, cuando dejaron la Confederación de Oceanía para irse a Asia, en donde encontraron pruebas de mucho mayor nivel. Es obvio que México haría un sacrificio económico si decidiera mudarse de confederación. Pero si no lo ha hecho, la explicación no solamente tiene que ver con dinero.

En realidad, la Selección Mexicana vive bastante cómoda en el entorno de la Concacaf: es una mediocridad mandada a hacer para sus gustos y necesidades. Incluso podría hablarse de cierta ingratitud en términos románticos: ¿cómo le hubiera hecho el Tri para ir a los Mundiales de 2002, 2010 o 2014 si no hubiera jugado en la Concacaf? Porque ni siquiera pudieron vencer a los rivales a los que siempre se mira con menosprecio, entonces muchos menos habría accedido a la Copa del Mundo si hubiera jugado en Conmebol. La Selección sí podría ir al Mundial, porque también ha demostrado que puede competir con los sudamericanos, pero no iría siempre. Por ejemplo, en los casos citados habría sido imposible que México se calificara con el nivel que estaba mostrando.

Y de hecho, aunque México lo vea como una maldición ("aquí nos tocó vivir") y desde afuera, como lo hace Valdano, interpreten que la Concacaf es un lastre, lo cierto es que en esta zona muchas selecciones han crecido: Estados Unidos y Canadá no tienen el mismo nivel que hace 25 años. Por algo quedaron arriba de México en la última eliminatoria, y cuenta con más prospectos en el futbol europeo. Y no olvidar a Costa Rica, que en Brasil 2014 cumplió el sueño de México y jugó el quinto partido. Si se mira en retrospectiva a la Concacaf, se puede llegar a una conclusión dolorosa: la única selección que no crece desde hace décadas y que no ha trascendido en Copas del Mundo es México.

Lo normal sería, si el Tri fuera el mandón de la zona que dice ser, que durante estos años se hubiera estirado la distancia con sus vecinos: de acuerdo, Estados Unidos y Canadá mejoraron, pero para no dejarme alcanzar ni rebasar, yo también lo hice. Y no pasó. México se mantiene estancado dentro de una zona en la que todo le calza a la perfección. Los partidos de Copa Oro o de Nations League reciben una atención desmedida, como si fueran partidos contra grandes potencias, y eso que son contra los rivales a los que se culpa del nulo crecimiento. Siempre es más fácil voltear a los lados y repartir culpas. México incluso estando en Concacaf podría crecer. Pero no quiere y no le interesa hacerlo. Y esa maldición es peor que cualquier otra porque es propia y, después de tanto tiempo, voluntaria.

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