La selección femenina de fútbol de Canadá se rebela

Toronto (Canadá), 23 feb (EFE).- Cuando el pasado 16 de febrero la selección femenina de fútbol de Canadá saltó al terreno de juego para disputar el primer partido de la Copa SheBelieves, los directivos de la federación canadiense de fútbol respiraron con alivio.

Sólo horas antes del partido, las integrantes de la selección canadiense, que estaban en huelga, fueron obligadas por su federación a regresar a los entrenamientos y disputar el torneo en el que también participaron EE.UU., Brasil y Japón.

Las jugadoras se habían declarado en huelga para demandar a la federación canadiense (Canada Soccer) que dedicase los mismos recursos de cara al Mundial de Fútbol femenino, que se disputará este verano en Australia y Nueva Zelanda, que los que destinó al equipo masculino durante el Mundial de Qatar.

Además, el equipo quiere mayor transparencia por parte de Canada Soccer y que la federación explique los recortes que ha impuesto este año a las selecciones a pesar del creciente éxito y popularidad del deporte en el país.

A diferencia de la escasa relevancia que la selección masculina de fútbol había tenido hasta recientemente, la selección femenina es una de las potencias mundiales, sexta en la clasificación mundial de la FIFA y medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

FALTA DE APOYO FEDERATIVO

Las jugadoras han denunciado desde hace años que la federación canadiense no les proporciona el mismo nivel de apoyo que a sus compañeros tanto en materia de recursos como financiero a pesar de su mayor éxito deportivo.

Con el Mundial de Fútbol femenino 2023 en ciernes, las jugadoras han incrementado sus protestas pero la federación canadiense ha decidido doblegar al equipo a base de mano dura.

“Nos dijeron que si no volvíamos al trabajo, y no nos comprometíamos hoy a jugar el partido contra EE.UU. no sólo adoptarían acciones legales para forzarnos a regresar al campo sino que considerarían acciones para recuperar de la asociación de jugadoras, y de cada una de las jugadoras en el campo, millones de dólares en pérdidas”, revelaron las deportistas en un comunicado.

A pesar de las fuertes presiones, algunos temían que las jugadores canadienses decidiesen en el último momento no saltar al terreno de juego en protesta por la agria disputa labora.

Las jugadoras finalmente participaron en la competición pero dejaron claro sus sentimientos.

REBELIÓN PÚRPURA

Los entrenamientos los realizaron con las camisetas invertidas y antes del partido contra EE.UU., todas las jugadoras aparecieron en el terreno de juego con camisetas de color púrpura (el color que representa la igualdad de género) con la inscripción “Enough is Enough” (“Ya basta”).

Instantes antes del inicio del encuentro, las jugadoras de las dos selecciones formaron un corazón en el centro del campo en solidaridad con las canadienses.

La capitana del equipo , Christine Sinclair, la mejor jugadora de la historia de fútbol de Canadá (tanto masculino como femenino) se mostró desafiante en Twitter.

“Para ser claros. En el corto plazo, estamos siendo forzadas a trabajar. Esto no se ha acabado. Seguiremos luchando por todo lo que nos merecemos y vamos a ganar”, dijo Sinclair.

Otra destacada jugadora canadiense, Jessie Fleming, recurrió a Instagram para difundir la postura del equipo y explicar que no era simplemente una cuestión monetaria.

Fleming acusó a Canada Soccer de mala gestión económica y discriminación salarial en razón de género.

“No estamos pidiendo dinero que no existe en nuestra organización. Estamos pidiendo primero la misma oportunidad para rendir y segundo los cambios necesarios en la organización para asegurar la sustentabilidad financiera”, dijo Fleming.

Aunque la federación doblegó a las jugadoras, la victoria puede ser costosa y efímera.

De momento, la selección canadiense está recibiendo apoyos de jugadoras, equipos y deportistas de todo el mundo. Por ejemplo, las jugadoras de la selección femenina de fútbol de Inglaterra, flamantes campeonas de Europa, han empezado a lucir brazaletes púrpura en solidaridad con las canadienses.

El velocista canadiense Andre De Grasse, oro en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 en la distancia de los 200 metros, también ha expresado su apoyo en contra de la federación.

Y ahora, la Cámara de los Comunes del Parlamento canadiense quiere que los directivos de Canada Soccer comparezcan en marzo en la institución y expliquen porqué se ha llegado hasta el actual conflicto con las jugadoras.

Julio César Rivas

(c) Agencia EFE