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Selección argentina: del Topo Gigio de Messi a las 14 tarjetas amarillas y 1 roja, un partido contra Países Bajos lleno de conflictos, peleas, provocaciones y fuertes declaraciones

El festejo de Lionel Messi en el segundo gol, con una dedicatoria especial: el Topo Gigio hacia el banco de suplentes neerlandés, en uno de los cuartos de final del Mundial Qatar 2022.
El festejo de Lionel Messi en el segundo gol, con una dedicatoria especial: el Topo Gigio hacia el banco de suplentes neerlandés, en uno de los cuartos de final del Mundial Qatar 2022. - Créditos: @Aníbal Greco

El duelo de cuartos de final del Mundial Qatar 2022 entre los seleccionados de la Argentina y Países Bajos en el estadio Lusail fue tomando temperatura con el paso de los minutos y cerca del final del partido, cuando todavía el conjunto nacional ganaba por 2-1, se descarriló por completo. Ya no era sólo una cuestión de un árbitro que mostraba tarjetas amarillas como pocas veces se ve. El conflicto entre ambos equipos se había instalado y se iba de las manos.

Leandro Paredes, que había ingresado a los 21 minutos del segundo tiempo por Rodrigo De Paul, cometió una falta cerca de la mitad de la cancha al ir fuerte abajo para detener un avance de los neerlandeses. Al levantarse, el mediocampista pateó con furia hacia afuera y la pelota fue directa al banco de suplentes del rival. Esa situación, cuando faltaban menos de cinco minutos para cumplir el tiempo regular, desató una fuerte discusión entre los planteles en el campo, con empujones y gritos.

El remate pegó en el respaldo de un asiento vacío, pero los relevos saltaron a la cancha y se fueron encima del argentino. Incluso, Virgil Van Dijk llegó corriendo desde su posición defensiva y le dio un cuerpazo que hizo salir volando al número 5. Cuando surgió algo de calma, en un ambiente muy caliente, los dos fueron amonestados luego de una charla del árbitro, el español Antonio Miguel Mateu Lahoz.

El juez no supo llevar las riendas y eso pareció agitar aun más las cosas. Los números son impresionantes: ocho tarjetas amarillas para los argentinos –además de Paredes, a Marcos Acuña, Nicolás Otamendi, Cristian Romero, Lisandro Martínez, Gonzalo Montiel, Germán Pezzella y Lionel Messi– y seis para los neerlandeses, más una expulsión de Denzel Dumfries por la segunda amonestación, aplicada en plena tanda de penales por haber ido a molestar a uno de los ejecutantes albicelestes.

En rigor, desde que se “picó” el partido hasta que los equipos se fueron a los vestuarios ya nada resultó igual. La imagen del desenlace, con Di María, Otamendi, Paredes, Mac Allister, Pezzella y Montiel celebrando en la cara de los adversarios en el círculo cuando iniciaban su carrera festiva hacia donde estaban Dibu y Lautaro Martínez, fue el reflejo de la tensión que se vivía en una situación deportiva extrema.

Argentina players celebrate at the end of the World Cup quarterfinal soccer match between the Netherlands and Argentina, at the Lusail Stadium in Lusail, Qatar, Saturday, Dec. 10, 2022. (AP Photo/Thanassis Stavrakis)
Los argentinos inician la celebración al final de la serie de penales contra Países Bajos y varios gesticulan y les gritan en la cara a sus rivales. - Créditos: @Thanassis Stavrakis

Ya sobre el final del tiempo regular, Dibu Martínez salió a cortar un centro y se rozó con el ingresado delantero Luuk De Jong. Nada fuera de lo común en cualquier encuentro, pero que esta vez se convirtió en otro chispazo. El arquero, que había controlado la pelota, y su oponente quedaron cara a cara, provocativamente, y hasta se rozaron las narices. A esa altura, cualquier cosa generaba un cortocircuito.

Así como las cosas estaban difíciles, sobre el cierre de la segunda etapa todo empeoró. Hubo una discusión por la falta que entre Paredes y Pezzella cometieron a Wout Werghorst y que derivó en el tiro libre del 2-2 marcado in extremis por el propio centrodelantero cuando habían transcurrido 10 minutos adicionados. El gol fue un golpe para la Argentina y el inicio de otro ciclo de rispideces.

Lionel Messi, tras el segundo gol, con el tipo de festejo provocativo que estrenó Román Riquelme hace 21 años.
Lionel Messi, tras el segundo gol, con el tipo de festejo provocativo que estrenó Román Riquelme hace 21 años. - Créditos: @FRANCK FIFE

Para Lionel Messi, las palabras del DT Louis Van Gaal en las vísperas parecían seguir repercutiendo. El entrenador había señalado que Leo “no tocó la pelota” en la semifinal de Brasil 2014 que concluyó de la misma manera. En Qatar, el rosarino anotó el gol de penal y, desafiante, hizo el gesto de Topo Gigio de frente al banco de suplentes neerlandés.

Si alguno tenía dudas sobre quién era el blanco de ese mensaje, quedaron despejadas al final del juego: el 10 argentino fue directo hacia Van Gaal y se lo dijo en la cara. Haciéndole señas con una mano como las que indican que “hablan mucho”. El capitán y el entrenador quedaron casi cara a cara, con el ex jugador Edgar Davids, colaborador del DT, en medio. El rostro de Van Gaal parecía sugerir sorpresa. Finalmente, alguien del cuerpo técnico argentino se acercó y se llevó a Messi.

Se había hablado bastante en la larga espera de seis días para este cruce. Van Gaal había manifestado: “Messi no juega mucho cuando el rival tiene la posesión del balón. [Su equipo] Juega con 10”. Y en una rueda de prensa se le había recordado que Di María había mencionado que el DT había sido “el peor” de su carrera de futbolista (coincidieron en Manchester United).

“Vende humo de que quiere jugar bien al fútbol y se la pasaron tirando pelotazos los últimos 10 minutos”, atacó Messi, sin dudar. Estaba enojado con Van Gaal y siguió exteriorizándolo. Lo remarcó en cada entrevista que tuvo, tanto en la cancha como en la zona mixta y en la conferencia de prensa.

Y además, en una charla con TyC Sports, justo antes de comenzar a analizar el partido se cruzó con el propio Werghorst, autor de los dos goles del conjunto naranja. “¿Qué mirás, bobo? ¡Bobo! Andá para allá, bobo. Andá para allá”, disparó contra el número 19, que había sido amonestado mientras era suplente. Más tarde, el rosarino explicó su ataque: “Desde que ingresó que empezó a provocarnos, y me parece que eso no es parte del fútbol”.

Hubo más. En medio de los festejos, algunos de los argentinos que estaban entre los suplentes les gritaron a sus rivales y enseguida se generaron nuevos topetazos. Era el epílogo de un enfrentamiento de alta tensión. Mucha más que la propia de un cuarto de final por la Copa del Mundo.