Selección argentina: Lautaro Martínez y el penal que liberó al goleador, que con coraje desató el nudo

Lautaro, el penal de la victoria y el desahogo; el delantero de Inter selló la clasificación argentina al final de una noche tensa
Lautaro, el penal de la victoria y el desahogo; el delantero de Inter selló la clasificación argentina al final de una noche tensa - Créditos: @Hassan Ammar

El chico nunca le tuvo miedo a nada. Lautaro Martínez fue uno de los jugadores de la selección argentina que llegó afianzado y con esperanza al Mundial de Qatar 2022. Un brillante presente en Internazionale, convirtiendo goles cada fin de semana, sin un competidor con rodaje y estadísticas contundentes en el puesto y con el aval de ser el goleador del ciclo Scaloni. El Toro era un nombre prácticamente intocable en cualquier esquema o dibujo táctico, pero la Copa del Mundo le devolvió una imagen impensada y derrumbó todos los argumentos que el artillero ofrecía antes de la cita en Doha.

Los festejos que desató en el estreno ante Arabia Saudita fueron anulados por el VAR, después del segundo juego perdió la titularidad, y cuando ingresó como suplente no logró revertir la racha negativa que lo envuelve frente al arco. Exigente e inconformista desde los días en que era un juvenil, el desánimo no apareció en el radar de Lautaro y mucho menos el pánico: le manifestó al seleccionador que quería ser uno de los ejecutantes en la definición por penales con Países Bajos y fue elegido para rematar el quinto y último de la tanda. No falló, y su grito fue un desahogo, pero también una expresión liberadora para el equipo y un alarido para los miles de hinchas que empujaron en el estadio y los millones que explotaron de felicidad en el territorio argentino.

Con Países Bajos, Lautaro Martínez saltó desde el banco de los suplentes: el Toro tuvo una oportunidad para romper el hechizo, pero Virgil Van Dijk se interpuso en el camino del goleador
Con Países Bajos, Lautaro Martínez saltó desde el banco de los suplentes: el Toro tuvo una oportunidad para romper el hechizo, pero Virgil Van Dijk se interpuso en el camino del goleador - Créditos: @Aníbal Greco

Los brazos levantados, la mirada clavada en la tribuna donde estuvo una parte de la familia, los ojos que se hicieron cada vez más pequeños y se esforzaron por retener las lágrimas… Lautaro Martínez y una señal más de las múltiples revelaciones que protagonizó desde que era un adolescente. Porque a los 16 años dejó Bahía Blanca para internarse en la parte celeste y blanca de Avellaneda; a los 20 se mudó a Milán, y cuando lo consultaron con qué número de camiseta deseaba jugar, les respondió con la misma personalidad que siempre lo caracterizó: “El 10, si está libre sin dudas quiero llevarlo”, disparó, y no escuchó a aquellos que pretendían disuadirlo. Era un reto, un desafío, más que exponerse a las expectativas que se pudieran generar sobre un juvenil.

El paso en falso de la Argentina en el debut mundialista con Arabia Saudita lo tuvo a Lautaro Martínez en el eje. Dos definiciones con el calibre de los artilleros resultaron invalidadas por la tecnología y el estadio de Lusail se convirtió en un escenario adverso, hechizado para el bahiense que en los estrenos en los mundiales arrastra una sombra: en 2017 fue expulsado frente a Inglaterra, en la Copa del Mundo Sub 20, de Corea del Sur, a instancias del VAR; el Toro fue el primer futbolista sancionado con tarjeta roja con la asistencia del video. El magnífico estadio –el de mayor capacidad de la Copa del Mundo- también lo descubrió encajonado frente a México y como si el destino se complotara contra el delantero, con el reemplazo de Julián Álvarez la selección destrabó el resultado.

Para el tercer juego, con Polonia, Scaloni lo sentó entre los suplentes y Julián Álvarez profundizó la turbulencia: la Araña anotó con los europeos y luego en los octavos de final frente a Australia. Impensado, como si la confianza, esa que siempre lo arropó a lo largo de su trayectoria, se hubiera esfumado: Lionel Messi lo habilitó en un par de situaciones para que convirtiera y así se quitara el maleficio, pero el Toro estaba negado, sin calibre respecto al arco.

Tampoco Países Bajos parecía brindarse como el salvavidas: un remate que llevaba destino de red explotó en el pecho del capitán Virgil Van Dijk y la racha sin goles en el Mundial se extendía. En ningún momento utilizó la molestia que arrastra en el tobillo derecho –se infiltra para jugar- como excusa y el malhumor que lo puede invadir no lo exterioriza: los festejos de Julián Álvarez siempre lo tienen entre los acompañantes más efusivos.

Con las manos en el rostro, la emoción envuelve a Lautaro Martínez durante el festejo de la Argentina, por la clasificación para las semifinales del Mundial de Qatar 2022

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Con las manos en el rostro, la emoción envuelve a Lautaro Martínez durante el festejo de la Argentina, por la clasificación para las semifinales del Mundial de Qatar 2022 \ - Créditos: @Aníbal Greco

Me estaba costando convertir, pero le dije al técnico que quería patear y me dieron el quinto. Contento porque entró, porque me tocó el último de la definición y sirvió para clasificarnos para las semifinales. Porque mi familia estaba en la tribuna -mi hija Nina, mi mujer Agustina- y también tenía el apoyo de los que están en la Argentina”, comentó Lautaro Martínez, que remató de derecha -con un leve amago-, cruzado, engañando al arquero Andries Noopert. “Una situación similar a la que vivimos con Colombia en la Copa América 2021: sabíamos quiénes iban a ser los pateadores y hasta me sobraba un jugador”, apuntó Scaloni, sobre los nombres que eligió para derrotar a Países Bajos. En Brasilia, la selección necesitó de cuatro remates –Messi, De Paul, Paredes y Lautaro Martínez- y tres de esos nombres se repitieron en Doha: Messi, Paredes y el Toro tomaron el primero, el tercero y el quinto, respectivamente.

“Creo que merecíamos ganar en los 90 minutos y después en el suplementario. En los penales tuvimos mucha personalidad y a un gran arquero [Emiliano Dibu Martínez detuvo los dos primeros remates, a Van Dijk y a Berghuis]. Ahora ojalá que nos recuperemos bien y a preparar el partido con Croacia, que va a ser dificilísimo. Pero con la esperanza de que ojalá podamos jugar el partido que todos queremos jugar”, relató Lautaro Martínez, el chico que evita treparse al carro de los excesos y el triunfalismo, y que nunca le tuvo miedo a nada.