"El Santo", un súper héroe de carne y hueso que triunfó en el cine

Teresa García

CIUDAD DE MÉXICO, septiembre 23 (EL UNIVERSAL).- "Santo, El enmascarado de Plata" fue un luchador que igual ganó campeonatos en la vida real que enfrentó a vampiros, monstruos y conspiradores en la ficción. Su imagen es el emblema más representativo de la lucha libre mexicana y este 23 de septiembre se celebra 105 años de su nacimiento.

Rodolfo Guzmán Huerta, su nombre bajo la máscara, nació en Tulancingo, Hidalgo el 23 de septiembre de 1917. En sus más de 40 años de trayectoria profesional, El Santo jamás perdió en el ring su emblemática máscara, la cual despertó la pasión del público no solo en México sino en otras partes del mundo, donde creían que se trataba de un súper héroe ficticio al puro estilo de los surgidos en los comics norteamericanos.

Si bien en un inicio El Santo nació como un luchador rudo, situación que no ayudó en nada a su imagen, posteriormente se cambió al bando técnico y ahí comenzó la leyenda que perdura hasta nuestros días.

La fama de "El enmascarado de Plata" se extendió no solo en las arenas de la Ciudad de México y otros estados de la República Mexicana, sino trascendió fronteras gracias al cine que tuvo a la lucha libre como un importante protagonista de decenas de películas que encontraron en los luchadores a héroes y villanos como Fray Tormenta, Blue Demon, La Tonina Jackson, Huracán Ramírez y, por supuesto, El Santo.

Su filmografía tuvo su mayor apogeo en la década de los años sesenta y continúo a principios de la década siguiente. Comenzó en la cinta de 1958 "Santo contra el cerebro del mal" y posteriormente enfrentó a los hombres infernales, zombies, mujeres vampiros, estranguladores, brujas, momias, marcianos, Drácula, Frankestein, el hombre lobo e incluso a La Llorona.

No importaba el rival, en todas salía victorioso mientras manejaba autos deportivos, vestía suéteres de cuello alto, chamarras de piel y pantalones acampanados.

Las más bellas actrices compartieron pantalla con El Santo, ya sea que fueran damiselas en problemas o que fueran las villanas a vencer. En todas las películas lucía una figura única, con el torso desnudo y luciendo su inseparable capa, incluso cuando peleaba a muerte con los malvados.

A pesar de ser ficción, el cine de este luchador plateado incursionó en la tecnología que aún no existía y en ese sentido era visionario. Así vimos computadoras, videollamadas, teléfonos móviles y geolocalizadores entre otros inventos, producto de la ciencia ficción que tanto le gustaba al público mexicano.

Su mayor aliado dentro del cuadrilátero y de la pantalla grande fue otro grande de la lucha libre, Blue Demon, de quien decían El Santo sentía un poco de envidia por su cuerpo tonificado y excelente presencia en escena; sin embargo, también compartió tarima con otros actores como Capulina.

A 105 años de su nacimiento, su legado continúa y se ha vuelto un icono de la cultura pop no solo por su imagen, sino por su herencia cinematográfica.