San Lorenzo empató sin goles con Independiente, en un clásico que mereció goles... y uno evitó Barreto

Monzón se saluda con Insua, antes del clásico entre San Lorenzo e Independiente
Monzón se saluda con Insua, antes del clásico entre San Lorenzo e Independiente - Créditos: @Fernando Gens

Rubén Darío Insua va a cumplir 62 años el próximo 17 de abril. Símbolo del mediocampista que corre, juega, piensa y ejecuta, regresó a San Lorenzo largos años después, como entrenador, en un momento de ebullición deportiva y social, luego de que varios entrenadores rechazaran la propuesta. Le dio tranquilidad, ideas de toda la vida que se vuelven a reciclar. Y sentimiento.

Pedro Monzón cumplió recientemente 61 años. Símbolo del defensor corajudo, tacticista y siempre al límite de la ley, suele estar en el banco de pruebas cada vez que Independiente se lo solicita. Es un histórico, que entiende el paladar negro (un poco desteñido en el tiempo) y del espíritu de un gigante dormido y quebrado más allá de las finanzas y el transcurrir del tiempo.

Una acrobacia de Hernández, el defensor que se afirma en San Lorenzo
Una acrobacia de Hernández, el defensor que se afirma en San Lorenzo - Créditos: @Luciano González

Se dieron un abrazo, el Gallego le dio un sonoro beso al Moncho, antes del clásico que San Lorenzo e Independiente empataron en 0 en el Nuevo Gasómetro. Se merecen (ellos y tantos otros que pertenecen a otra generación) un lugar estelar en la primera división. Probar de qué están hechos y que se mantienen activos y vigentes, entre jóvenes con ideas modernas y un juego que evoluciona permanentemente. Se conocen, se quieren. Se respetan.

Compartieron la camiseta de Independiente en 76 encuentros. Fueron campeones en la temporada 88/89, con Ricardo Bochini como faro. Todo un símbolo: el Bocha, hincha de San Lorenzo de pequeño, estuvo en el Nuevo Gasómetro, dándole ánimo a su camarada y a un equipo que perdió prestigio hace largos años. Muy cerca de él, estaba Pipi Romagnoli, otro ídolo, en este caso de San Lorenzo. Este tiempo del Ciclón e Independiente es otro: casi, casi no hay figuras. Es un conjunto de voluntades (algunas anónimas en el arranque del torneo) con ganas de sacar las cosas adelante.

Corre Cauteruccio, aplaudido por los hinchas de San Lorenzo
Corre Cauteruccio, aplaudido por los hinchas de San Lorenzo - Créditos: @Luciano González

Fueron dirigidos en un Esperanzas de Toulon por Carlos Salvador Bilardo, histórico material de consulta para ambos entrenadores. San Lorenzo está mejor que Independiente, aunque se parecen bastante. Los dirigentes (los de antes y los de ahora) suelen ser señalados, la economía debe ser cicatrizada y, sobre el campo de juego, hay más dudas que soluciones. El Gallego, con tiempo de trabajo, rescató del olvido a San Lorenzo el año pasado y le dio una identidad: orden y progreso.

Quiere pelear el torneo local y es parte de la Copa Sudamericana. Lo que no es poco, si se revisa un año atrás. “El grupo, como todos, es difícil. Están los mejores equipos de cada país y todos los partidos tienen un grado de complejidad alta. No nos preocupan los viajes en la Copa, queremos estar... Es mejor tener ese problema que no tenerlo. ¿Rotación? Eso lo tenés que ir viendo, no solo por el fixture sino también por circunstancias adicionales como lesiones, suspensiones, quién está más cansado...”, reflexionó Insua, luego del empate. Debuta este martes, contra Estudiantes de Mérida, de visitante.

Cazares y Elías, en lucha pareja por la pelota
Cazares y Elías, en lucha pareja por la pelota - Créditos: @Luciano González

Monzón hizo su presentación en la Copa Argentina -triunfo ante Ciudad de Bolívar el domingo pasado- y salió airoso en el Bajo Flores. Se refleja en Hugo Ibarra, que pasó de ser el piloto de tormentas en Boca a ser despedido, sin más. “Estoy a disposición del club, pero en primera los técnicos sabemos que cuando la pelota no entra, estás afuera. Yo quiero seguir trabajando en Independiente. No me gustaría que después no pueda volver a las inferiores o a la reserva y quedarme sin laburo. Estoy a disposición de Independiente y feliz trabajando en la Reserva. Si la dirigencia me propone seguir, ahí estaremos. No me quiero quedar sin trabajo. Si voy a estar en Primera y, cuando contratan a un entrenador que no sea yo, pierdo el trabajo de Reserva, me sentiría muy mal y no me gustaría. Lo hablé con los dirigentes”, fue su pedido. Un ruego. Y tiene lógica, más allá de mantener un laburo, como cualquier otro trabajador.

“Tengo las mismas ganas de siempre, pero no depende de mí sino del dirigente que crea en un entrenador. Pero a cualquiera que venga, yo voy a ser el primero en pedirle a Dios que le vaya a bien porque soy hincha, porque lo siento y porque quiero que Independiente esté siempre en lo más alto. Puede ser que esto se termine después de las 12 pero estoy contento y agradecido a la dirigencia que me dio este lugar”, contaba el Moncho, días atrás.

El clásico fue un suplicio en la primera mitad y un entretenimiento en la segunda parte. Una salvada monumental de Barreto ante el ímpetu de Vombergar fue todo un símbolo. Aún más, luego de la expulsión de Javier Vallejo. Fueron minutos electrizantes. En uno y otro caso, San Lorenzo fue algo más. Fue una linda historia de sábado a la noche, más allá de que no hubo goles. Hasta hubo aplausos para Cauteruccio (ex San Lorenzo), cuando fue reemplazado. Las tablas de los gigantes derivaron en otro saludo, otro abrazo. Los viejos guerreros siguen dando pelea.