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Para salvar una temporada llena de espirales, Atlanta recurrió al helado suave

Atlanta ha sido elogiada por sus astutas contrataciones de último minuto. Los jugadores de los Bravos dan el crédito de su resurgimiento a una adquisición a la mitad de la temporada que produce algo positivo cada día. (Madison Ketcham/The New York Times)
Atlanta ha sido elogiada por sus astutas contrataciones de último minuto. Los jugadores de los Bravos dan el crédito de su resurgimiento a una adquisición a la mitad de la temporada que produce algo positivo cada día. (Madison Ketcham/The New York Times)

ATLANTA — Los Bravos de Atlanta están jugando su primera Serie Mundial desde 1999 gracias a jugadores estelares en varias posiciones, unos pícheres subestimados y astutos fichajes que los directivos realizaron durante el verano.

No obstante, dentro del vestidor, los jugadores también señalan un arma secreta. No defiende ninguna posición, no pichea ni conecta imparables, pero ha cumplido con su misión una y otra vez. ¿Qué es lo que hace la diferencia en Atlanta en 2021? Una máquina de helado suave.

“Cuando la trajeron al vestidor, fue como magia”, dijo el jugador de cuadro Johan Camargo.

“Es solo algo que de alguna manera nos unifica”, agregó el relevista estrella Tyler Matzek.

La historia de cómo una golosina helada revitalizó a un equipo que trataba de mantenerse a flote al principio de la temporada comienza en Boston a finales de mayo. Atlanta visitaba el Fenway Park cuando, durante una juego que perdían 9 a 5 ante los Medias Rojas, el equipo tuvo que esperar debido a un retraso por lluvia que duró casi tres horas.

“El juego reinició hasta la medianoche”, dijo Matzek. “No había nadie en las gradas. Estaba lloviendo a cántaros. Pensamos: ‘Bueno, no hay nada que hacer, así que comamos helado’”.

En Fenway Park, la alacena del vestidor del equipo visitante tiene una máquina de helado suave. Al relevista Josh Tomlin, le trajo a la mente recuerdos de viajes a Dairy Queen con su padre durante su infancia en Texas.

La máquina de helado en el vestidor de los Bravos de Atlanta en Truist Park. (Atlanta Braves vía The New York Times)
La máquina de helado en el vestidor de los Bravos de Atlanta en Truist Park. (Atlanta Braves vía The New York Times)

“Fue perfecto”, dijo. “Tenía un lado con un poco de chocolate, tenía un lado de vainilla y una espiral a la mitad”.

La temporada de béisbol de 162 juegos, sin incluir las eliminatorias, es extenuantemente larga. Los jugadores a menudo buscan pequeños placeres para romper con la monotonía: bebidas alcohólicas en el avión del equipo, una canción tonta para entonar juntos, incluso una nada habitual comida preparada en casa. Además, ¿a quién no le gusta el helado?

Así que en cuanto regresaron a Atlanta, Matzek dice que él y sus compañeros de equipo comenzaron a molestar a Calvin Minasian, quien supervisa el vestidor en Truist Park, que su colega de Boston hacía mejor su trabajo. ¿Por qué Minasian, dijeron para provocarlo, no les había dado una máquina de helado suave?

Minasian sabía que no podía encargar una máquina de esas características sin permiso. Tomlin, de 37 años, dijo que los jugadores discutieron el asunto y encomendaron al primera base estelar Freddie Freeman, de 32 años, el líder del equipo desde hace mucho tiempo y actual jugador más valioso de la Liga Nacional en 2020, para que llevara su caso ante el gerente general Alex Anthopoulos.

Anthopoulos dijo que, a manera de broma, su primera reacción fue negarse a aprobarla. “Tendremos a todos estos chicos devorando helado y, oh, cielos, todos van a pesar más de 180 kilogramos”, recuerda que pensó. Sin embargo, cuando Anthopoulos vio que los jugadores no estaban bromeando, aprobó su primera compra de una máquina de helado en sus diez años como gerente general.

“Veo esta relación como una sociedad”, dijo Anthopoulos. “No somos los padres de nadie. Así que puedo hacer bromas sobre cosas como esas, pero estos individuos son hombres adultos. Son responsables. Freddie, en especial, se cuida muchísimo. Pero es algo que de verdad querían. Y es trueque simultáneo, ¿verdad? Como club, les pedimos cosas a estos chicos todo el tiempo: ‘¿Puedes ayudarnos con esto?’ o ‘¿Puedes colaborar con aquello?’”.

Las peticiones pueden variar desde participar en eventos de caridad y mercadotecnia hasta ayudarles a evaluar incorporaciones potenciales al róster. Por ejemplo, una semana antes de que Atlanta negociara al jardinero de Cleveland Eddie Rosario, llamaron al jugador de cuadro Ehire Adrianza, un excompañero de Rosario en Minnesota, para que diera su punto de vista. Desde entonces, Rosario se ha convertido en una estrella de la Serie Mundial.

La máquina llegó durante la segunda semana de junio, cuando el equipo estaba en el punto más bajo de la temporada con cinco juegos con un promedio menor de .500. Cuando Anthopoulos al final la vio, tomó una fotografía y la mandó con un mensaje de texto a Freeman, quien respondió: “¡¡¡2-0!!!”. El equipo, decía Freeman, ha ganado juegos consecutivos desde que se encendió la máquina.

Las bromas entre el mánager general y la estrella pronto se convirtieron en una jugarreta continua. “Muy pronto seremos un equipo de sóftbol”, escribió Anthopoulos en un mensaje. “¡¡¡Lo que sea con tal de ganar el Este!!!”, contestó Freeman en referencia a la división a la que pertenece el equipo.

Unos días después, Freeman envió un mensaje de texto a Anthopoulos para decirle que ahora iban 3-1 con el helado. También incluyó una fotografía de él mismo disfrutando de un vaso de helado. Anthopoulos después bromeó con Freeman de que le instalaría una máquina en su casa si el equipo ganaba la división.

“Si me dijeras que tengo que gastar de mi dinero para comprar una máquina de helado para ganar la división Este de la Liga Nacional, lo haría”, dijo Anthopoulos.

El 30 de septiembre, Atlanta obtuvo su cuarto título divisional consecutivo, para lo que tuvo que superar lesiones de jugadores estrella como el jardinero Ronald Acuña Jr. y lograr una racha de 56-37 impulsada, al menos en parte, por grandes batazos y el helado suave. También Freeman comenzó la temporada con lentitud, pero terminó con un promedio de .300 y 31 jonrones después de cierto punto en el verano que también coincidió con la llegada de un postre.

Ahora es un accesorio adorado del vestidor, la máquina ha estado al centro de una temporada llena de buenas memorias. El hijo mayor de Freeman, Charlie, de 5 años, y Tomlin tienen una tradición que comenzó poco después de la llegada de la máquina: tras cada victoria en casa, Tomlin le da a Charlie un vaso pequeño de helado con chispas, al cual Charlie le da solo una mordida. Los hijos de varios jugadores también ingresan al vestidor después de los triunfos como local para disfrutar de la misma golosina.

Antes de cualquier juego como local, Camargo, de 27 años, dijo que se sirve un poco “para darle una probadita”. A Matzek, otro destacado jugador en esta postemporada, le encanta hacer flotantes de cerveza de raíz. Todos han disfrutado del helado, incluso Anthopoulos y su hijo, y, por supuesto, Freeman.

“Es solo una pequeña cosa genial para despejar tu mente”, dijo Tomlin. “Solo ve y tomas tu cono de helado y eres un niño de nuevo”.

La leyenda de la máquina creció a medida que el equipo cambió el rumbo de su temporada. Los Bravos no lucían como contendientes a las eliminatorias cuando el helado suave llegó, pero ahora están en la Serie Mundial. “Solo sé que recibimos una máquina de helado y comenzamos a jugar mejor”, dijo Matzek.

“Necesitas buenos jugadores, eso es obvio; pero pienso que deberías tener un ambiente en el que las personas estén felices de venir a trabajar todos los días, ya sea que eres un jugador de béisbol o un ejecutivo en una oficina”, dijo Anthopoulos.

Con tres victorias más ante Houston, Atlanta celebraría su primer título desde 1995. Si eso sucede, la champaña, la cerveza y, sí, el helado suave circularán en el vestidor.

© 2021 The New York Times Company