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Salomón Rondón, el “gladiador” venezolano que llegó a River y alguna vez soñó con jugar en Boca

Salomón Rondón se reunió con el presidente de River Jorge Brito y el Vicepresidente  Matias Patanian;
firmó un contrato hasta diciembre de 2025
Salomón Rondón se reunió con el presidente de River Jorge Brito y el Vicepresidente Matias Patanian; firmó un contrato hasta diciembre de 2025

El delantero venezolano Salomón Rondón fue presentado este lunes por la mañana ante el plantel de River como el cuarto refuerzo del equipo en su primera práctica. Rondón, que arribó al país ayer por la mañana firmó su contrato por tres temporadas, ya se hizo la revisión médica en España e iniciará un trabajo de puesta a punto desde lo físico. Rondón llegó a la Argentina luego de quedar libre de Everton, donde durante el 2022 participó de apenas 19 partidos, sin anotar goles. No juega de manera oficial desde el 15 de noviembre del año pasado con su selección ante Panamá.

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Catia, un populoso y popular barrio de Caracas, la capital venezolana, puede jactarse de ser la cuna del fútbol de ese país. Por sus canchas de tierra pasaron Alejandro Guerra, Roberto Rosales o Wuilker Fariñez, nombres propios del seleccionado vinotinto. Pero el graduado más importante de la escuela Calasanz, allí donde se les enseña a patear en canchas de tierra a más de 200 niños por día, se llama Salomón Rondón. A los 33 años y luego de una carrera que lo llevó por España, China, Inglaterra y Rusia, el “Gladiador” llega a la Argentina para defender los colores de River en la próxima temporada.

Salomón Rondón y el saludo con el presidente de River Jorge Brito
Salomón Rondón y el saludo con el presidente de River Jorge Brito

Martín Demichelis, entrenador millonario, conoce a Rondón desde hace más de una década. Después de todo, compartió con el delantero venezolano el vestuario de La Romareda, la cancha del Málaga. Allí, en la Costa del Sol, ambos jugaron a las órdenes del entrenador chileno Manuel Pellegrini. Es probable que “La Bestia” (otros de los apodos de este 9 que acusa 1,86 metros de altura y 86 kilos de peso) no le haya comentado a su entonces compañero que su sueño era jugar en Boca. Pero así lo confesó en 2020: “Yo la ilusión que tengo es jugar en Boca Juniors. Tengo un cariño muy especial, un deseo y me llama la atención muchísimo La Bombonera y como tiembla cuando la gente salta alentando a sus jugadores”, dijo en TNT Sports. Y agregó: “Si algún día tuviese la posibilidad de jugar en Boca sería la guinda del pastel y ahí sí que no habría nada más que contar”.

El destino quiso que se concretara ahora su arribo al archirrival xeneize. Su trabajo es el más simple y, a la vez, el más difícil del fútbol: hacer goles. De eso habla su currículum, ya que desde anotó en todos los clubes desde su debut en Aragua, un equipo de Maracaibo (a 200 kilómeros de Caracas) hasta su etapa en el Everton, de la Premier League inglesa. En total, “Salo” anotó 171 veces en 515 partidos como profesional. Además, es el máximo goleador histórico de Venezuela (38 conquistas en 92 encuentros). Josef Martínez, su escolta en la estadística, apenas tiene 12.

Salomónn Rondón, con la camiseta de Everton, última camiseta que vistió
Salomónn Rondón, con la camiseta de Everton, última camiseta que vistió - Créditos: @Visionhaus

Como la enorme mayoría de los niños sudamericanos que sueñan con vivir del fútbol, Rondón debió hacerse desde muy abajo. Mientras pateaba la pelota contra un muro y aprendía a moverse en la escuela Calasanz, coqueteaba con el básquetbol. Era uno de los más altos, pero jugaba de base y armaba las jugadas. De su cariño por ese deporte le quedó su fascinación por el número 23, usado por uno de sus máximos ídolos de juventud: un tal Michael Jordan. Al final, los padres de Rondón prefirieron el fútbol antes que el básquet y el niño-adolescente dejó la pelota naranja para siempre. Abrazó la número 5, pero nunca pudo concretar la aspiración que lo desvelaba: jugar para el Caracas FC, el club del que era hincha. Así, lo fichó el Aragua, de Maracaibo. Y Salomón precisó del empuje y el acompañamiento de su padre, Rafael, un respetado profesor de química fallecido el año pasado. Una vez que se convenció del talento de su hijo para convertir goles, se subía a su auto para que el joven no tuviera que hacer por su cuenta los 200 kilómetros que separaban Caracas de Maracaibo, lugar donde se entrenaba con el Aragua, su primer club. Ida y vuelta.

Salomón Rondón es el máximo goleador histórico de Venezuela, con 38 conquistas en 92 partidos
Salomón Rondón es el máximo goleador histórico de Venezuela, con 38 conquistas en 92 partidos - Créditos: @Edilzon Gamez

El resto es historia: Rondón anotó 18 goles en 58 partidos con Aragua y su nombre apareció en el radar de varios clubes europeos. Las Islas Canarias, en España, fueron su primer destino en el Viejo Continente. Y hacia allí fue. Esta vez, solo. Sin saber cocinar ni lavarse la ropa. Solo. En busca de su sueño de trascender. De aquella separación familiar habló el propio “Gladiador” en la despedida a su padre, mediante un posteo en Twitter: “Gracias a ti jugué en Europa. Recuerdo cuando no me quería ir porque me iba solo y tenía miedo con 17 añitos, pero me dijiste ‘vete tú primero, que nosotros te alcanzamos’. Mi vieja te dijo ‘Rafa, si no se quiere ir que no vaya’. Y dijiste ‘Maita, Salomón se va y punto’”. Rondón continuó: “Recuerdo un silencio en el carro profundo, camino al aeropuerto, pero tú lo reventaste llorando porque me iba. Mira tú, el profesor de química haciendo experimentos conmigo. No se equivocó. Siempre serás mi ídolo eterno, papito”.

Una docena de goles en 47 partidos con los canarios bastaron para que Málaga se fijara en él. Los andaluces pagaron 3,5 millones de euros por su pase, una cifra que nunca antes habían invertido. Era 2010 y Rondón, un delantero de 21 años que ya se destacaba incluso en la Sub 20 de su país, dirigida por César Farías. Se transformó en el goleador del equipo malagueño, y le pusieron los apodos de “Gladiador” (es fanático de la película) y “La Bestia”, por el modo en el que lucha con los zagueros rivales. Gritó 13 veces en una temporada y sobrepasó la cifra de 12 conquistas que había dejado su compatriota Juan Arango, toda una institución en el fútbol español. Todavía joven, Rondón ya hacía historia.

En 2010, y por 10 millones de euros, el centrodelantero cambió Málaga por Kazan. Y comenzó un periplo que incluiría a ese equipo y al Zenit, de San Petersburgo. Allí, en el frío ruso, Rondón templó el ánimo. Los ultras (barras) querían que el 9 fuera un futbolista local, Artem Dzyuba, por lo que hostigaban al venezolano por su color de piel y sus orígenes humildes. El venezolano fue víctima de racismo. “Es horrible, pero hay que mantenerse focalizado en la cancha. Algunos tratan de ofenderte, pero no son personas inteligentes”, dijo sobre el hecho en una entrevista con el Mirror, de Inglaterra hace unos años, durante su etapa en el Newcastle inglés. Rondón agregó: “Ellos no me interesan. Nunca dejé que me ofendieran. Estoy orgulloso, porque este es mi color y esta es mi piel. Vengo de Sudamérica y todas las personas del mundo somos iguales”.

En parte por su trayectoria (luego de Rusia le siguieron tres pasajes por la Premier League, con West Bromwich, Newcastle y Everton, más una experiencia en China con el Dalian Professional) y en parte por su carácter, Rondón no pasa desapercibido en ningún equipo. “Es un líder del vestuario”, dice a LA NACION Alfredo Coronis Arrizabalaga, periodista venezolano. Y agrega: “En la selección, para mí, es más capitán que Tomás Rincón, que es quien lleva la banda. El liderazgo que ejerce Rondón es incuestionable. Es el de más carácter y autoridad, más allá de ser el goleador histórico del equipo”.

A lo largo de los años, el juego de Rondón mutó al compás de su estado físico. Si en sus comienzos podía ser extremo o incluso mediapunta, a los 33 años es más estático. De gran cabezazo y sin miedo para pelearse con los defensores rivales, Rondón es referencia ofensiva. El 9 que está llamado a comer de los pases que le tiran los extremos o los mediocampistas con panorama. Lo suyo es el pase a la red. El último toque. Rondón es el gol.