Rodrigo Montes, el convencido de su futuro que venció los temores de sus familiares y hoy los enorgullece en el Boca de Sebastián Battaglia

Rodrigo Montes mantuvo regularidad en su rendimiento en Boca, con buen manejo de pelota y capacidad de asociarse.
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Sebastián Battaglia puede tener un principio de decisión vinculado a un dilema que le costó varias críticas: la utilización de la experiencia por encima de la juventud sólo en los encuentros en los que Boca se jugaba cosas importantes, a pesar del mal momento de varios de los grandes y el desparpajo de los más chicos, acaso a los que más conoce. Aquella jugada no salió bien, quedando aún más expuesto el último sábado, cuando –tras perder el superclásico- volvió a apostar por varios de ellos y le ganó a Lanús (4-2). Apeló a algunos jóvenes por obligación y se destacaron, pero uno en especial reapareció de titular por la necesidad de seguir viéndolo: con pocos partidos en primera, Rodrigo Montes pisa fuerte en el medio campo y va dándoles forma a sus sueños.

Battaglia lo precisó después de tantas pruebas en la zona interna derecha de los volantes. El entrenador del xeneize examinó a tres jugadores en esa posición en sus primeros cinco encuentros dirigidos (ya lleva diez): Cristian Medina, Diego “Pulpo” González y Agustín Almendra. Hasta que se atrevió a poner a Montes, un volante que se desenvuelve sin temor, maneja la pelota con fuerte personalidad y va convenciéndolo con su alto nivel.

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Es cierto, Almendra, de a poco, por fin va consolidándose, pero el esguince en la rodilla de Juan Ramírez (requiere algunas semanas más de recuperación) le mantuvo las puertas abiertas al chico -de 21 años- para mostrar más de lo que ya se había visto en su excelente debut, noche tucumana en la que fue una de las figuras ante Atlético (2-1) y convirtió su primer gol. Luego, dos encuentros más de titular (Colón y Lanús) en los que su desempeño fue muy correcto. Los hinchas todavía se preguntan por qué Battaglia decidió sacarlo (por González) para el superclásico que terminó perdiendo.

Lo que supo mostrar en la reserva es trasladado a la máxima división, como su virtud de llegar al área y convertir.
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Lo que supo mostrar en la reserva es trasladado a la máxima división, como su virtud de llegar al área y convertir. (Twitter @SectorBostero /)

¿Por qué no pensar, entonces, en que ya pueda ser una fija de este Boca? Al menos, ya se ganó ser la primera rueda de auxilio. Proveniente de la capital de Córdoba, su nacimiento se aferró más que nunca a su destino: el 3 de abril del 2000, mientras él salía del vientre de Mariela, la institución de la Ribera cumplía 95 años de existencia. Y con el fanatismo de su padre Claudio por el azul y oro adoptó inevitablemente la pasión, aunque su recorrido en las inferiores y la actualidad que atraviesa en el plantel profesional no fueron buscados.

Insistente por crecer y ser jugador profesional, Montes consiguió con éxito que su madre lo cambiara de academia de fútbol. Sin pensarlo demasiado, ella optó por la Escuela Presidente Roca. Sin saber que, de vez en cuando, por allí aparecía el conocido Piero Foglia, captador cordobés de talentos. Con ocho años lo llevó a Deportivo Atalaya, club en el que varios jugadores de la máxima categoría comienzan a formarse, y a los 11 le apareció la posibilidad de una prueba en Boca.

En la noche de su primer gol con la camiseta azul y oro, Montes fue una de las figuras; triunfo sobre Tucumán por 2-1.
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En la noche de su primer gol con la camiseta azul y oro, Montes fue una de las figuras; triunfo sobre Tucumán por 2-1. (Fotobaires /)

Duró apenas tres días: su estilo había convencido a los encargados boquenses, que rápidamente solicitaron que se quedara en la pensión. Sin embargo, la familia no estaba preparada: hubo una negociación para que, por un tiempo, alternara entre entrenarse en Boca y retornar a Córdoba.

Su estreno en la red

El acuerdo duró dos años. Antes de finalizarlo, sucedió un altercado que describe su manera de ser: perdió el último micro que salía hacia Buenos Aires y, por ende, faltaría a la práctica, pero su necesidad de cumplir con su trabajo más que por tocar la pelota en el entrenamiento hizo que sus padres cargaran el auto y lo llevaran durante la madrugada. “Perderse un entrenamiento, para él significa perderse una semana de trabajos”, reveló su madre en varias entrevistas tras el debut.

Rodrigo Montes marca a José López el último fin de semana; el cordobés tuvo un correcto desempeño frente a Lanús y Sebastián Battaglia volverá a apostar por él para visitar a Huracán este sábado.
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Rodrigo Montes marca a José López el último fin de semana; el cordobés tuvo un correcto desempeño frente a Lanús y Sebastián Battaglia volverá a apostar por él para visitar a Huracán este sábado. (Rodrigo Valle/)

A los 13 años ya se quedó a vivir en la pensión. Algo que, lógicamente, fue sentimentalmente costoso para su familia, en especial para Mariela: “Por un lado, me sacaban un pedazo de mi corazón al verlo irse y no quería que se fuera de casa; por otro, no quería impedir sus sueños y que en el futuro existiera el reproche de no saber si hubiera llegar a la Primera”. En tanto, para Claudio fue algo más fácil: sin forzarlo, su hijo estaba representando los sueños a los que aspiraba él cuando era jugador en la Liga Cordobesa. Las expectativas, entonces, eran altas. Y hoy la satisfacción es inmensa.

Hombre de pocas palabras, en su casa cuentan que habitualmente se muestra callado, pero con una fuerte personalidad. De hecho, es frecuente que su círculo íntimo le consulte por su “papá”, Juan Román Riquelme, ya que consideran que tiene una manera similar de vivir.

El hoy vicepresidente de Boca y líder del Consejo de Fútbol es su ídolo. El grupo que maneja Riquelme le puso a Montes su primer contrato sobre la mesa el 18 de junio, asegurando su vínculo con la institución hasta 2025. “¿Me pregunta si estoy feliz? Estoy inmensamente feliz. Era uno de mis sueños por el que cada día me levantaba y daba lo mejor de mí”, describió en el posteo de aquel día.

Rodrigo Montes es parte del “¡Vamos, vamos los pibes!” que gritó la Bombonera el último sábado. Se afirma y Battaglia ya sabe que puede contar con él.