Roberto Clemente, el beisbolista que abrió las puertas para la grandeza latina

Roberto Clemente fue condecorado en Puerto Rico como el deportista del Siglo XX. (Foto: Diamond Images/Getty Images)
Roberto Clemente fue condecorado en Puerto Rico como el deportista del Siglo XX. (Foto: Diamond Images/Getty Images)

Nació en Carolina, Puerto Rico, en 1934. Roberto Clemente jamás pensó que su nombre se convertiría en leyenda. Se desempeñó como jardinero derecho en los Piratas de Pittsburgh durante 18 temporadas (1955-1972); allí se consolidó como un jugador dominante de la Major League Baseball (MLB) en la década de los 60 y un gran exponente del deporte latino, tanto que hoy los premios de humanidad y deportivismo llevan su nombre.

Fue bautizado como El Cometa de Carolina, destacó en el diamante por su completud. Defendía como pocos y bateaba, igual, como muy pocos. Logró conectar 3000 hits; antes de él, solamente otros 10 cañoneros de la MLB se habían instaurado en la exclusiva lista. Puso la sangre hispana en alto, pues se convirtió en el primer latinoamericano en conseguir dos hitos memorables: la marca de los 3000 y el ingreso al Salón de la Fama (póstumo en 1973).

Durante su carrera en Grandes Ligas con los Piratas ganó 12 Guantes de Oro consecutivos (premio al mejor jardinero); 4 títulos de bateo de la Liga Nacional (1961, 1964, 1965 y 1967); 3.000 hits en su carrera; el Premio de Jugador Más Valioso de la Liga Nacional de 1966; 2 anillos de la Serie Mundial (1960 y 1971) y el Premio de Jugador Más Valioso de la Serie Mundial de 1971.

La etiqueta de latinoamericano fue algo que lo acompañó durante su carrera y siempre se mostró orgulloso de ello. No importaba que la segregación racial fuera un elemento cotidiano de la sociedad norteamericana, su juego exponía que el talento no nacía únicamente en la “tierra soñada”, los latinos también podían ser grandes.

“Siempre decían que Babe Ruth era el mejor. Decían que había que ser muy especial para ser como Babe Ruth. Pero Babe Ruth era un jugador americano. Nosotros necesitábamos un jugador puertorriqueño de quien pudieran decir eso, alguien a quien admirar y tratar de igualar, fueron las palabras de Clemente décadas atrás y que se colocaron en una exposición en su honor. No estaba equivocado, Albert Pujols, otro hispano destacado en la MLB, lo confirmó, dijo que The Great One era el Babe Ruth de los latinos.

Aunque también era apodado El Grande, Clemente jamás perdió el piso aunque estuviera tocando el cielo. Portaba el número 21 en su espalda y siempre se mostró como un hombre cercano a las causas sociales, mantenía el deseo de inspirar y ayudar, en gran parte por sus raíces puertorriqueñas. Creció en un hogar sin lujos; su padre era trabajador en una plantación de caña azúcar y su madre administradora de una tienda.

Clemente fue tan grande que hasta un premio lleva su nombre.  (Foto: Mike Stobe/Getty Images)
Clemente fue tan grande que hasta un premio lleva su nombre. (Foto: Mike Stobe/Getty Images)

El que su nombre sea el título de un premio es el testimonio más claro para evidenciar su labor social y deportiva. La MLB entrega cada año el Premio Roberto Clemente a un jugador que mejor representa el deporte de béisbol a través de un carácter extraordinario, involucramiento en la comunidad, filantropía, y contribuciones positiva, dentro y fuera del terreno.

Y su legado no se reduce solo al premio. También hay un día dedicado especialmente al jardinero boricua. Desde 2002, cada 15 de septiembre se conmemora el Roberto Clemente Day. Celebridades, deportistas y hasta organizaciones completas no dejan pasar la fecha y lo recuerdan a través de redes sociales.

De igual manera, en Puerto Rico, nación que lo declaró mejor deportista del siglo XX, le dedican el 18 de agosto como día especial por su valor deportivo y humano. En la isla, el Estadio Roberto Clemente Walker (en Carolina) y el Coliseo Roberto Clemente (en San Juan) son otras pruebas de su trascendencia.

Roberto Clemente tenía un serio compromiso con la infancia y su desarrollo. (Foto: Getty Images)
Roberto Clemente tenía un serio compromiso con la infancia y su desarrollo. (Foto: Getty Images)

En los tiempos de Clemente no había redes sociales para postear fotografías con una bandera para descubrir si las raíces culturales estaban o no arraigadas. El mensaje de Clemente era más poderoso, tuvo una férrea pasión por demostrar su calidad y por ayudar a los desfavorecidos. La Fundación Roberto Clemente es la que mantiene viva esa visión; fue creada en 1993 y es dirigida por su hijo, Luis Clemente; tiene la misión de ayudar a a través de la educación y deporte y muestra que el legado perdura hasta ahora.

“Ya fuera entregando comida y suplementos a los más necesitados, sosteniendo clínicas de béisbol para niños, o haciendo donaciones generosas, siempre buscó ser un agente de impacto positivo y un modelo a seguir para los jóvenes de su comunidad”, apuntó Google en un homenaje.

No resulta casualidad que el jugador más destacado en la década de los 60 haya recibido solamente un MVP. Roberto Clemente fue incómodo para unos cuantos por ser latino y afroamericano, pero fue inspirador para muchas personas más. Una de ellas, el mismísimo Michael Jordan.

La leyenda de los Bulls de Chicago en alguna ocasión habló de cómo había sido su infancia y quienes habían sido sus referentes, Roberto Clemente fue uno, tanto que intentó emularlo, pues hay que recordar que Jordan también tenía gusto por el Rey de los Deportes.

Arribó a Pittsburgh y jamás se fue. Logró hacer historia con los piratas y eso le valió para ser leyenda. En la ciudad y todo Estados Unidos lo recuerdan, de hecho, cuenta con efigies que lo representan. Según Chris Stride, director del proyecto The Sporting Statues Project, Clemente es el deportista con más estatuas en el mundo (12-14).

"The Great One", es la leyenda debajo de la estatua de Roberto Clemente en el PNC Park de Pittsburgh. (Photo: Focus on Sport/Getty Images)
"The Great One", es la leyenda debajo de la estatua de Roberto Clemente en el PNC Park de Pittsburgh. (Photo: Focus on Sport/Getty Images)

Se aventuró en las Ligas Mayores y tuvo que lidiar con la segregación racial que había, especialmente por parte de los medios y escritores.

"Cuanto más alejados estén ustedes, escritores, mejor para mí. ¿Saben por qué? Porque están tratando de crearme una mala imagen...... lo hacen por que soy negro y puertorriqueño, pero yo estoy orgulloso de ser puertorriqueño.", fueron las palabras de El Cometa de Carolina que se resguardan en la exposición en su honor.

La historia del boricua nunca será olvidada en la MLB.  (Foto: Justin K. Aller/Getty Images)
La historia del boricua nunca será olvidada en la MLB. (Foto: Justin K. Aller/Getty Images)

Su amor por Latinoamérica lo acompañó hasta el final.

El 23 de diciembre de 1972 un terremoto azotó Managua, Nicaragua. Roberto Clemente no lo pensó e intentó ayudar lo más pronto posible. Preparó un avión repleto de víveres, ropa y medicamentos para los damnificados, quiso hacer entrega de forma personal por lo que tenía que volar.

Era 31 de diciembre del mismo año la superestrella boricua, en compañía de 4 personas más, se dirigieron de Puerto Rico a Nicaragua. Pero una falla en el aeronave los hizo sucumbir. El avión se estrelló en las aguas del Océano Atlántico a una milla y media del Aeropuerto Internacional de Isla Verde, en lo que se calificó como un completo accidente.

El mar es la tumba de Roberto Clemente, su cuerpo no fue encontrado, pero su memoria sigue viva. No pudo presenciar cuando lo ingresaron al Salón de la Fama, pero su esposa, Vera Zavala expresó en la ceremonia lo que muy seguramente habría dicho aquel deportista que siempre estuvo orgulloso de ser latino.

“Este es un último triunfo trascendental, y si estuviera aquí, se lo dedicaría a nuestra gente de Puerto Rico, a nuestra gente en Pittsburgh y a todos sus fanáticos en todo Estados Unidos. Gracias tú."

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