River. El récord de Milton Casco, un volver a vivir y dos ovaciones inesperadas: el triunfo de los olvidados

Una acrobacia de Milton Casco, que disfruta de un volver a vivir
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Y de pronto, cuando nadie lo espera, cuando el calor del público suele ir en otra dirección –hacia un ídolo, un símbolo, el número 10, el goleador–, una ovación sorprende a Milton Casco , en el triunfo de River por 3 a 0 sobre Argentinos. La siguiente, en la victoria del líder por 5 a 0 ante Patronato, lo asombra un poco menos.

Pero no es habitual: que el Monumental, de gala en los últimos tiempos, se rinda bajo los pies –el derecho y el izquierdo, no tiene una pierna exclusivamente hábil– de Milton Casco es toda una novedad. Es el postergado triunfo de los olvidados. Los que siempre están, los que nunca brillan. Los obreros de la construcción colectiva.

Y Milton, un entrerriano de 33 años , lateral derecho, lateral izquierdo, con seis temporadas con la banda roja, levanta con cierta timidez el brazo derecho. Es él el dueño de la noche, sobre Enzo Pérez, el último ídolo, sobre Julián Álvarez, el crack naciente. Justo él, el que soportó más de una oscuridad, que fue y volvió. Y siempre estuvo.

“Cuando estuve afuera, hice un clic para prepararme y hacer lo mejor posible en el momento que me tocara estar. Con el entrenador no tuve ninguna conversación específica, pero sí trabajé el tiempo que no me tocó estar para poder volver y valoré que Gallardo me haya tenido en cuenta también cuando no jugaba. La contención de la familia fue muy importante en los momentos en los que no estaba jugando. Pero me tocaba entrenar y lo hacía de la misma manera. Siempre hay que estar preparado”, le contó, tiempo atrás, a LA NACION.

La ovación a Milton Casco en el Monumental, todo un símbolo
La ovación a Milton Casco en el Monumental, todo un símbolo


La ovación a Milton Casco en el Monumental, todo un símbolo

Tras la salida de Leonel Vangioni, entre 2016 y 2017, no supo consolidarse en el equipo titular por lesiones y algunos bajos rendimientos. Tiempo después, entre 2017 y 2018, fue incorporado el uruguayo Marcelo Saracchi (“Casco es el mejor lateral del continente”, desafió, cuando dejó Núñez) y pasó a ser suplente. Tras la transferencia de Saracchi a Alemania, Milton se consolidó. Tiempo después, apareció Fabrizio Angileri . Mucho antes, estaba Camilo Mayada y hasta Nahuel Gallardo. Entraba, salía. Siempre así. Meses atrás, la salida de Gonzalo Montiel, al fin, le devolvió el alma al cuerpo.

Juega, marca, se proyecta. Con la derecha, con la izquierda. El defensor alcanzó una marca estelar: jugó su encuentro número 186 en River y está en la misma línea que Nacho Fernández como el segundo jugador con más presencias en la era de Gallardo , detrás de Leonardo Ponzio, un inoxidable, con 210. Casco convirtió poco: cuatro goles, dio 10 asistencias y consiguió siete títulos, locales, internacionales.

Casco vuelve al equipo titular en River
Diego Haliasz / Prensa River


Casco, siempre para adelante (Diego Haliasz / Prensa River/)

Su presentación fue en un clásico contra Boca, el 13 de septiembre de 2015, en el triunfo xeneize por 1 a 0, con un tanto del uruguayo Lodeiro. La defensa millonaria fue: Mercado, Mammana, Balanta y Casco. Con Vigo a media luz y Angileri lesionado, Casco siempre ofrece soluciones. Jamás pone mala cara y cuando tiene que jugar, arriesga. “Cuando Milton está con confianza y cuando tiene que jugar en otras posiciones, lo entiende bien. Es un jugador importante”, suele decir el Muñeco.

Detrás del 5-0 sobre Patronato, Enzo Pérez publicó una historia en Instagram en la que se lo veía sonriente junto al defensor; llevaba una frase que exhibe al Casco de hoy: “Sos crack amigo!! El señor FÚTBOL”.

Ante Independiente Santa Fe, por la Copa Libertadores, al límite de una infracción. (Photo by Jorge SAENZ / POOL / AFP)
JORGE SAENZ


Ante Independiente Santa Fe, por la Copa Libertadores, al límite de una infracción. (Photo by Jorge SAENZ / POOL / AFP) (JORGE SAENZ/)

En la construcción del tercer grito, con la pierna izquierda y efecto, envió un pase profundo para Benjamín Rollheiser, que segundos después lanzó la asistencia para Álvarez. Esa obra fue celebrada por Pérez, que no se encontró con los goleadores, los dueños de los reflectores, miró hacia los hinchas y señaló al defensor. La ovación fue el siguiente paso.

“En los momentos duros sacás fuerzas de todos lados”. En 2018, meses antes de la finalísima de Madrid, mordía el polvo. Twitter era un suplicio. “No les doy importancia a las redes sociales. No tengo y no les doy bola. Soy muy autocrítico y siempre trato de mejorar. He tenido partidos muy buenos y otros que no, pero uno siempre labura para rendir al máximo. Hay gente que ni siquiera es de River y se pone a comentar, pero si te ponés a pensar en cada cosa que dicen no podría jugar. Considero que tuve buenos partidos, alguno que otro fue malo. En líneas generales, creo que hice buenos partidos”, decía, con la frente alta, antes de lanzar un cambio de frente.

De pibe, era enganche. Un 10 de los de antes . “En la Reserva de Gimnasia empezaron a ponerme de volante, pero de a poquito me fueron mandando cada vez más para atrás. Media punta, volante por cualquiera de los dos lados. En ese sentido, no tenía problemas. Y una vez, Madelón me llevó a hacer fútbol con la primera, y me pusieron a jugar de lateral derecho. Por supuesto que dije que sí. Si te dicen ‘andá a atajar´, vas a atajar y parece que me vieron con salida, que iba para adelante y ya quedé entrenando con la primera como lateral”, contó en una entrevista con El Gráfico en 2017.

Hasta Enzo fue arquero. Y Casco es un todo terreno. Uno de los imprescindibles del silencio, que una vez –dos veces en dos semanas, en realidad– escuchó su nombre, a los gritos, acompañada de un ruido ensordecedor.