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River se puso las botas para entrar en el barro y se aferró a lo que más lo representa: la mentalidad competitiva y ganadora

La definición de Federico Girotti terminó en el arco, tras el desvío en un defensor de Banfield; River hizo la diferencia y la cuidó, pese a las ausencias.
Mauro Alfieri

River hizo lo que debía. Se puso las botas para entrar en el barro, luchó con convicción cada pelota hasta el final, vivió los 90 minutos como una final y terminó encontrando oro. En un contexto más que difícil con 10 bajas sustanciales, el equipo de Marcelo Gallardo se aferró a lo que más lo representa: la mentalidad competitiva y ganadora. Con mucha presencia y actitud, le ganó 1-0 a Banfield para sostenerse como único líder de la Liga Profesional, potenció su presente tras la victoria en el superclásico y ya lleva cinco victorias en fila y 10 encuentros sin perder en el torneo. Un presente auspicioso.

Defender la cima del campeonato en un contexto adverso era el gran objetivo de River. Y lo cumplió con creces. No sólo porque tuvo los mejores tramos de fútbol del partido, sino porque golpeó cuando tenía que golpear, encontró respuestas muy positivas en los cinco juveniles de las inferiores que fueron titulares, contó con la figura inapelable de Felipe Peña a los 20 años como marcador central en su quinto partido en primera y se desvivió para aferrarse durante más de 75 minutos al resultado positivo.

El resumen del partido

Con cinco bajas por las eliminatorias sudamericanas (Armani, Álvarez, Díaz, Rojas y De La Cruz) y cinco por lesiones (Romero, Enzo Pérez, Martínez, Maidana y Suárez), Gallardo debió disponer un once inicial alternativo que hasta tenía una dupla de marcadores centrales que nunca habían jugado juntos. Este sábado se produjo el regreso de Javier Pinola tras dos meses de ausencia por su fractura en el brazo derecho y a su lado estuvo el joven Peña, quien se transformó en un pilar fundamental para sostener el partido. La juventud y la experiencia se complementaron muy bien y completaron un partido más que correcto en la línea de fondo. Seguridad total.

Gallardo dispuso un 4-2-3-1 en el que Bruno Zuculini y Enzo Fernández tuvieron un rol crucial como doble volante central de contención en un partido con mucha intensidad física, rigor para marcar y aislados tramos de buen juego asociado con la posesión de la pelota repartida. Por momentos, Banfield buscó presionar alto a River y lastimarlo en velocidad con contragolpes, pero le costó aplacarlo y nunca pudo dominar las acciones, al punto tal que en el segundo tiempo terminó buscando el empate con embates imprecisos, pelotas paradas y centros al área sin destino.

El DT Marcelo Gallardo apeló a un equipo alternativo, ante la falta de la mayor parte de sus titulares.
Mauro Alfieri


El DT Marcelo Gallardo apeló a un equipo alternativo, ante la falta de la mayor parte de sus titulares. (Mauro Alfieri/)

Mientras tanto, el equipo del Muñeco tuvo dos caras: una primera parte de buen fútbol y una segunda mitad a puro corazón. En los primeros 45 minutos tuvo los mejores chispazos de fútbol con las proyecciones de sus laterales, las asociaciones de sus volantes de buen pie (Santiago Simón, Agustín Palavecino y Benjamín Rollheiser) para desmarcarse y encontrar los espacios y la marcada referencia de Federico Girotti en el área cumpliendo un gran papel de pivote.

Ya a los dos minutos había avisado al encontrar los espacios para atacar en velocidad con un remate de Rollheiser que contuvo el arquero Facundo Altamirano. Y luego de diversas aproximaciones sin estar fino en la puntada final, a los 17 abrió el marcador con justicia por su búsqueda constante. Palavecino remató de media distancia y Girotti captó el rebote tras la atajada de Altamirano. Con mucha categoría, el delantero eludió al arquero con una pisada y luego remató sin potencia ni dirección ante la falta de ángulo, pero forzó el error de Gustavo Canto, quien quiso despejar la pelota y terminó convirtiendo en contra el 1-0.

El único grito del partido, con Federico Girotti y Enzo Fernández.
Mauro Alfieri


El único grito del partido, con Federico Girotti y Enzo Fernández. (Mauro Alfieri/)

A partir de ahí, a River le faltó un poco más de lucidez para culminar mejor diversos contragolpes que podría haber aprovechado para establecer el segundo gol de la tarde. Y, quizás, en parte lo terminó sufriendo. Porque en la segunda mitad, más allá de que intentó dominar el balón y jugar lo más lejos de su arco posible, no pudo ser tan profundo y Banfield comenzó a apretarlo con más ganas y empuje que claridad.

Allí fue donde apareció el coraje y la energía de un equipo que volvió a hacerse fuerte en la adversidad -tal como en la fecha FIFA pasada con el triunfo ante Sarmiento y el empate con Independiente- para sacar adelante una parada más que brava. El ingreso de Jorge Carrascal para la última media hora le dio un poco más de fútbol y las apariciones desde el banco de Leo Ponzio, José Paradela y Agustín Fontana también le permitieron tomar aire.

Con mayoría de suplentes, River encontró la fórmula para superar a Banfield y sigue como único líder del torneo.
Mauro Alfieri


Con mayoría de suplentes, River encontró la fórmula para superar a Banfield y sigue como único líder del torneo. (Mauro Alfieri/)

Sin sus mejores apellidos, pero con la cabeza y el corazón de siempre, River venció a Banfield y se llevó tres puntos cruciales para seguir como único líder de la Liga Profesional. Y también reconfirmó una máxima fundamental que se sigue repitiendo en el ciclo Gallardo: cuando se puede jugar, se juega; y cuando hay que batallar, se batalla.