Rich Strike, el potrillo al que vendieron tras llegar último en el debut, entró como suplente en el Kentucky Derby y lo ganó tras eludir a 16 rivales

La imagen aérea de NBC ofrece la magnitud de la remontada de Rick Strike para vencer a Epicenter en el Kentucky Derby
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Casi como Maradona contra Inglaterra en México 86, pero a caballo. En apenas 40 segundos, el coraje de Rich Strike y de su jockey, el venezolano Sonny León, tuvo como recompensa el pasado sábado el triunfo en el Kentucky Derby, la primera etapa de la Triple Corona de los Estados Unidos. Eludieron a 16 rivales en algo más de 600 metros para quedarse con una carrera, la más célebre del mundo, a la que el potrillo llegó como suplente y en la que no tenía una gatera hasta la mañana previa.

En la prueba de 2000 metros en la que todos desean tener un caballo en las gateras y solamente pueden correrla una vez en la vida los ejemplares de 3 años, Rich Strike la tuvo la posibilidad de acceder el viernes cuando se concretó el retiro de Ethereal Road. Sólo así, en un cotejo en el que ingresan por puntaje 20 participantes, el número 21 encontró su lugar, aunque con mínimas esperanzas: era el menos jugado (80-1), lo que representa en el turf la menor confianza del público. Hay que remontarse a 1913 para encontrar un vencedor en el que se tuviera aún menos fe: Donerail corrió con una probabilidad de 91 a 1.

En Churchill Downs, el Madison Square Garden de los hipódromos, Rich Strike apostó a la memoria y quienes lo rodean, a un optimismo en las antípodas de lo que creía la mayoría. En esa pista de arena, el potrillo había competido una única vez, el 17 de septiembre de 2021, y había logrado imponerse por 17 cuerpos y un cuarto en una milla. Aquella competencia al final del verano boreal tuvo una particularidad: todos eran no ganadores y estaban en oferta, por 30.000 dólares.

Después de su debut el mes anterior en el que terminó último, a más de 14 cuerpos, en Ellis Park, un hipódromo de nivel modesto, su criador y propietario, Calumet Farm, decidió que no había argumentos como para tener ilusiones con el futuro del potrillo. Sobre todo para una cabaña con mucho caudal de caballos. Por eso buscaron una carrera de las denominadas como “claiming”, las que permiten ofertas por los participantes, para desprenderse de él. Los que sí creyeron en él pese al magro único antecedente fueron el entrenador Eric Reed y su socio Rick Dawson, que ofrecieron ese dinero y se lo llevaron.

El Kentucky Derby 2022

Desde luego, ellos ni soñaron lo que vendría después. En sus manos, Rich Strike corrió antes del Kentucky Derby cinco veces en tres hipódromos diferentes, sin triunfos. Tres terceros puestos era lo mejor que había conseguido, sin probarse jamás en el nivel más exigente. Es más, Reed, el del nombre homónimo a un reconocido músico de jazz, nunca había tenido un caballo para correr esa carrera y cargaba en su espalda la mochila de una tragedia: en diciembre de 2016, un incendio en su establo en Lexington arrasó con todo, incluida la vida de 23 de sus caballos, y lo dejó casi en la ruina.

“Cuando llegamos con mi señora aquella noche le dije que probablemente lo habíamos perdido todo. A la mañana siguiente, al ver la devastación, me pasó por la cabeza todo lo que habíamos vivido y esforzado para construir el establo y que probablemente era el final de mi carrera. No tenía sentido seguir adelante”, le recordó Reed a CNN días atrás. Algunos amigos y unos desconocidos que se acercaron a ayudarlo lo convencieron de no rendirse. Eric lleva más de 9000 competencias y logró casi 1500 triunfos, pero sólo una vez había obtenido un clásico de Grupo, el Lexus Raven Run Stakes (G2) de Keeneland en 2009, con la yegua Satans Quick Chick.

León, el jinete de Rich Strike, no sólo que estaba por primera vez en las gateras de una cita de la Triple Corona de los Estados Unidos, sino que nunca había ganado una carrera que no fuera de las comunes en ese país, en el que compite desde 2015. A los 32 años, Sonny estuvo en el momento indicado a la hora indicada y construyó la épica para dejar atónitos a todos. “No estaba nervioso por montar en mi primer Kentucky Derby, sino emocionado”, aseguró quien inicialmente no estaba en los planes para correr al potrillo aunque es el que más lo conoce, por trabajarlo en las mañanas, y el que le enseñó a ser capaz de filtrarse entre los rivales como lo hizo este primer sábado de mayo. Con la mayoría de los mejores jinetes ocupados, después de meditarlo varias veces, decidieron darle la oportunidad de correrlo al bolivariano.

El jockey venezolano Sonny León festeja sobre Rich Strike, tras ganar la edición 148 del Derby de Kentucky
El jockey venezolano Sonny León festeja sobre Rich Strike, tras ganar la edición 148 del Derby de Kentucky


El jockey venezolano Sonny León festeja sobre Rich Strike, tras ganar la edición 148 del Derby de Kentucky

Ante algo más de 147.000 personas, entre ellas el ex presidente Donald Trump, el jinete que se subió a un caballo por primera vez a los 6 años le dedicó el triunfo a su esposa y a su hija de un año y dos meses, que nunca había sido llevada a un hipódromo. El primer registro que tiene de su padre allí adentro no puede ser más célebre. Con paciencia, confiando en lo que podía dar su montado, esperó hasta la última curva para acelerar y esquivó todo lo que se le puso delante para superar en los metros finales al favorito Epicenter y dejarlo segundo, a tres cuartos de cuerpo. “Cuando crucé la meta no sabía si era real lo que había pasado, pero estaba adelante y los otros 19 caballos estaban detrás de mí, así que debía ser real todo”, le dijo Sonny a Exacta Box inmediatamente después de conquistar la carrera con 3 millones de dólares en premios, de los cuales 1.860.000 son para el equipo vencedor. León dejó Venezuela tras correr allí siete años y sin saber ni una palabra de inglés.

La gloria eterna no los enceguece a quienes rodean a Rich Strike. La secuela lleva al Preakness Stakes (G1-1900m), el segundo paso de la Triple Corona el 21 de mayo en Pimlico, pero el caballo no viajará. Su dueño comunicó este jueves que pasarán por alto ese desafío para encarar, sí, el final de la travesía, el Belmont Stakes (G1-2400m), el 11 de junio en Belmont Park, uno de los hipódromos de Nueva York. “Nuestro plan es hacer lo mejor para el caballo y eso es llegar a la próxima carrera con mayor descanso”, explicó. No cayeron en la tentación de buscar enseguida más épica continuando el camino que apenas 13 potrillos en toda una historia de casi 150 años completaron con las tres victorias consecutivas y eso generó una gran polémica. Trabajarán con más tiempo para apuntar a otra hazaña y, esta vez, vaya paradoja, tendrá todas las miradas encima el zainito.