Ricardo Gareca DT de Vélez (capítulo II): una decisión con el corazón, el hombre capaz de cerrar grietas y proyectar ilusiones
Hay decisiones que se toman con el corazón. Ricardo Gareca, a los 65 años, estuvo cerca de arreglar como DT de la selección de Ecuador, también fue analizado por Juan Román Riquelme para desembarcar en Boca antes de confirmar a Hugo Ibarra, pero el Tigre finalmente volverá a Vélez. Regresará a su último equipo en el fútbol argentino, cuando terminó su exitoso vínculo a fines de 2013. Hincha del Fortín, podía tener más razones para decir que ‘no’ que para aceptar el ofrecimiento, pero su amistad con el manager Christian Bassedas pudo más, también palpar el fastidio de los hinchas con el anterior proceso. La derrota con Boca del fin de semana pasado le puso fin al ciclo de Alexander Medina y en un año político el mundo velezano necesitaba alguien así, capaz de cerrar grietas y de proyectar ilusiones. Marcelo Bravo y Hernán Manrique serán la dupla técnica que dirigirá interinamente ante Talleres este domingo y el lunes comenzará el segundo ciclo del Tigre.
No se escuchan voces en contra de Gareca. Un entrenador querible, que habla simple, que potencia a sus dirigidos y que además los convence con argumentos. Una de las escenas más recordadas en su anterior paso por Liniers fue aquel festejo alocado en la cancha de All Boys, cuando Lucas Pratto encontró el 1-0 a los 41 minutos del segundo tiempo. El Tigre levantó los puños (clásica celebración suya) pero después se topó con el Turu Flores (uno de sus ayudantes de campo), se le tiró encima y terminaron dando vueltas por el césped de Floresta. “Nunca festejé un gol así. Sentí un desahogo, después me di vuelta y lo vi al Turu y… Quedamos expuestos, ¿no? Pero a veces son reacciones que uno no piensa… Lo que pasa que fue el último minuto, ganamos un partido importante para las aspiraciones nuestras. Daba para gritarlo…” dijo aquella tarde en la recta decisiva del torneo Inicial 2012.
Los hinchas del Fortín lo quieren mucho a Gareca. El Flaco guió a Vélez entre 2009 y 2013 y ganó cuatro títulos, luego de disputar 254 partidos, con 130 victorias y 368 goles a favor. Había asumido el 5 de enero de 2009, gran decisión tomada por el actual manager Bassedas y finalizó el 24 de diciembre de 2013, el más extenso del fútbol argentino en aquel momento. En ese lapso conquistó el Clausura 2009, Clausura 2011, Inicial 2012 y el Campeonato 2012/13.
“Son decisiones difíciles porque son muchos años, me fui a pensar un poco y creo que era lo mejor para Vélez, porque han pasado muchos años. Sentís que defraudás a la gente o que tenés que ganar todo, porque si no la gente está descontenta, y por eso yo preferí hablar con Christian (Bassedas, el manager) y los dirigentes y decidí retirarme”, había dicho dejando un tono de cansancio y desgaste lógico de un proceso largo.
Gareca transmite tranquilidad. En las últimas entrevistas en la que se lo vio por TV no entregó títulos rutilantes, pero no porque haya decidido “cuidarse” de las repercusiones, sino porque se expresa de manera simple y clara. Reconoció que se emocionó con el Mundial ganado por la selección argentina, que lo festejó en familia y lloró cuando empezó a ver cómo sus hijos lloraban por el logro. Los días en su país le permitieron descansar y dejar en claro de que si no dirigía en el fútbol argentino es porque “nadie lo llamaba”. Hasta que se dio ahora lo de Vélez nuevamente, sólo lo habían contactado de Independiente, pero en ese momento todavía mantenía un vínculo contractual con Perú. También recordó un intento de Daniel Angelici, expresidente xeneize, pero estaba disputando las Eliminatorias. Contó que Juan Román Riquelme lo contactó, pero para preguntarle por Carlos Zambrano, central que terminó incorporando.
“Yo extraño todo de Argentina, pero la profesión me arrastró afuera, y fueron siete años y medio en Perú en los que me trataron muy bien, lo que apaciguó estar lejos de mi país”, sostuvo hace unas semanas en ESPN. Hasta pensaba que el tiempo podía curar heridas, teniendo en cuenta lo que fue su traumático paso de Boca a River como jugador. “Yo me formé en Boca, no hay que perder de vista eso. Mi viejo me llevaba a Barracas y me probaba en todas las posiciones; así estuve dos años, hasta que pasé a novena división. Yo sé lo que es Boca, a mí nadie me lo va a contar. Hay de todo (entre los hinchas), pero nunca me trataron con falta de respeto, nunca tuve una agresión física en la calle”, declaró quien “de pibe era hincha de Vélez y fue a probarse a Boca por su viejo.
Y siguió: “Siempre fuimos conscientes de las que cosas que podían llegar a pasar. A él (Ruggeri) le quemaron la casa, a mí me ponían carteles. El primer clásico lo jugué yo, él no, entonces me ponían de todo, nos decían que éramos traidores en todas las canchas. La pasamos mal. Teníamos ofertas por separado, hasta del exterior, pero no se destrababa el conflicto. Bilardo –por entonces DT de la selección- necesitaba que parara el problema, también estaban Julio Grondona y Futbolistas Agremiados. En definitiva, son los directivos de ahora los que tienen que estar convencidos de contratarme, lo que no ocurrió. Con los hinchas nunca me metí, soy muy respetuoso de su opinión, pero los dirigentes no se inclinaron por mí”.
Gareca jugaba con un esquema táctico simple en Vélez: 4-3-1-2. Generaba pasajes de buen fútbol, con la subida de los laterales, con triangulaciones. Hace poco contó una anécdota que lo pinta tal cual es, ya que escucha a los jugadores sin perder el control del vestuario.
Gol de Augusto Fernández a Tigre
Augusto Fernández estaba fastidioso y le pidió hablar. Gareca le dijo que sí. “Siempre me sacás a mí. Pasa lo mismo. Empiezo los partidos, pero siempre salgo yo’, se me plantó. ‘¿Ah, siempre te saco a vos?, está bien’, eso fue un lunes (o martes) caliente él porque salía del equipo. Entonces le digo ‘Vamos a hacer una cosa. Vamos a mirar el video’. “Entonces lo llevé, lo senté a mirar el video y le digo: ‘¿Cómo termina la jugada?’. Vamos a ver qué situación de gol tuviste, cómo termina la jugada: la pelota atrás del arco. ¿Tenés situaciones de gol? No. ¿Hacés goles? No. ¿Asistís? No. Y sin embargo, jugás. ¿Sabés lo que te está sosteniendo? la actitud, sos un jugador de actitud. Perdés la pelota y recuperás rápido, eso es lo que te está sosteniendo en el equipo’.
Y continuó con el relato: “‘Pero, como vos te quejas, ¿Sabes lo que vamos a hacer? Como vos terminar los partidos, vos no vas a ir de entrada y te voy a meter en el segundo tiempo y vas a terminar los partidos’. Esto se lo dije a principio de semana, entonces él recapacitó y al día siguiente vino y me dijo: ‘Tenés razón. No te estoy dando nada, no me saqués que lo que vos me pedís, yo te lo voy a dar’”. Después no paró de meter goles y asistencias, fue el fenómeno que todos vimos, pero cuando pasa una cosa así, tenés que tener argumentos. Vos le podés dar libertades a un jugador, pero esa libertad tenés que verla reflejada dentro del campo de juego. Porque vos te paras con el jugador, pero si no tenés un argumento sólido es la palabra del jugador contra la tuya, pero si le decís “vení, si lo vemos juntos” -para eso está la tecnología hoy- y le demostrás las cosas que están bien, las cosas que están mal... Y bueno, ya no es una visión, es un argumento. Entonces vos te empezás a poner de acuerdo con el equipo y con el jugador”.
Esa es una frase que lo define a Gareca y el fútbol argentino se jerarquiza con su regreso. Un DT más sabio que antiguo y con argumentos sólidos para sostenerse en el presente que no para de actualizarse sin perder la esencia; que traza líneas de diálogo y convence para ponerse de acuerdo con equipo.