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Reglas incumplidas, juego inseguro, árbitros insultados, decisiones en tomadas en un club: lo que le dejó la pandemia al rugby local

Si bien el nivel del arbitraje en el rugby local está bajo, eso no habilita lo que viene ocurriendo: una gran cantidad de gritos e insultos a los jueces, principalmente desde fuera de la cancha.
LA NACION/Mauro Alfieri

Entre las múltiples interpretaciones escuchadas y leídas sobre la anormal disputa del scrum –uno solo– que consumió los diez minutos finales del partido entre el SIC e Hindú, hubo una que no se enunció con el énfasis que merecía: dentro de todos esos reseteos, tarjetas amarillas y la conclusión del tira-saca, estuvo en peligro la integridad física de los jugadores, especialmente la de los primeras líneas. Como bien señaló un referí de las categorías juveniles, que fue además un destacado jugador del seleccionado, la seguridad caminó sobre la cornisa. El reglamento del juego no es cumplido como debería y en el orden doméstico hay, sobre todo en los rucks, situaciones que, de milagro, no culminan en desgracias. Poner el ojo crítico en un solo sector de todos los que conforman el rugby sería mirar una parte y no todo el problema, que está dentro de una coyuntura que abarca lo institucional.

La pandemia –que aún continúa– derivó en un vacío para el rugby argentino. Durante casi un año y medio, con los clubes cerrados, sin competencias y con el plan del profesionalismo hecho añicos, la vuelta a la actividad instaló un estado deliberativo que se observa en cualquier encuentro que albergue a gente de este deporte. Suenan críticas al sistema de campeonatos –en el nivel nacional y en la URBA–, a la excesiva injerencia de la televisión, a la conducción de los Pumas, a la falta de un plan que apuntale el alto rendimiento, a la ausencia de un debate más amplio y al mismo tiempo a la unidirección en la toma de las decisiones dirigenciales, y al bajo nivel del arbitraje. Sobre esto último, un integrante del ámbito de la disciplina de Buenos Aires contaba que lo más llamativo después del regreso de los torneos es la cantidad de gritos e insultos, especialmente desde afuera, que reciben los árbitros. Más allá de las capacidades y de las internas que también existen en el ámbito de los referís, lo real es que hay una evidente falta de compromiso desde todos los sectores para ayudar a cumplir las reglas y hacer un juego mejor y más seguro.

Casi de milagro no vienen ocurriendo lesiones graves, dado cómo se está jugando en el rugby de cada sábado.
LA NACION/Mauro Alfieri


Casi de milagro no vienen ocurriendo lesiones graves, dado cómo se está jugando en el rugby de cada sábado. (LA NACION/Mauro Alfieri/)

En el camino, el rugby fue virando a un esquema menos inclusivo en lo deportivo. La UAR eliminó el Campeonato Argentino para privilegiar un torneo profesional sudamericano, mientras que la URBA fue proyectando cada vez más una escala competitiva que tiene fuerte relación, como también ocurre en la UAR, con lo que le pide su socio televisivo. Guillermo García Porcel, entrenador de San Cirano, hizo pública hace unos días una carta en la que expone concisa y claramente esta situación. El Star 12, votado en la URBA, responde a esa lógica.

Esta realidad se condice con un aspecto peculiar: las decisiones políticas –sobre todo de quienes formarán parte del Consejo de la entidad este año y de la UAR en 2022– no se definen dentro de la casa de la URBA, sino en un club y con participación de menos de la mitad del total de los casi 100 clubes que hay en Buenos Aires. Sigue pasando que los que más tienen reciben más y los que tienen menos, menos.

El rugby argentino no ha salido de la cuarentena como estaba; por ahora, involucionó.
Gerardo Viercovich


El rugby argentino no ha salido de la cuarentena como estaba; por ahora, involucionó. (Gerardo Viercovich/)

Si bien puede parecer que se trata de temas que no se conectan entre sí, hay un hilo conductor por el que circulan los cumplimientos de las reglas y por respetar lo que se pregona, en el juego y en la política, si es que se quiere preservar un rugby seguro e inclusivo.