Raúl Rodrigo Lara, el ídolo más americanista del mundo, según las leyendas Águilas

Raúl Rodrigo Lara y Cuauhtémoc Blanco, dos de los ídolos del América. (Foto: AllsportUK  /Allsport/Getty Images)
Raúl Rodrigo Lara y Cuauhtémoc Blanco, dos de los ídolos del América. (Foto: AllsportUK /Allsport/Getty Images)

El América cumple 106 años de existencia y durante ese tiempo pocos nombres han podido ganarse un lugar en la mesa de los ídolos. Raúl Rodrigo Lara es uno de ellos, si bien no es un personaje común en la discusión sobre las máximas leyendas del club, la voz de dos leyendas del club lo han catalogado como el más americanista del mundo.

Cuauhtémoc Blanco y Germán Villa son aquellos que etiquetaron a Lara como el americanista más ferviente de todas las estrellas que se han enfundado en la camiseta de las Águilas. Ni Carlos Reinoso, ni Antonio Carlos Santos, ni Luis Roberto Alves Zague, Larita es quien más pasión tiene por el club azulcrema.

“Yo pondría a Rodrigo Lara (como ídolo). No lo dice pero tiene mucho más arraigo (a los colores), más sangre. No sabes, es el más americanista del mundo, así te lo digo. Dejemos lo buen jugador, en ese rubro están otros como Reinoso Negro Santos y otros, pero te firmo que no hay nadie más americanista que él”, apuntó Germán Villa.

“Y es de verdad. Todavía, si pierde el América, se pone a llorar. Coincido con Germán, Larita es el más americanista de todos”, aseguró Cuauhtémoc Blanco.

GUÍA | Los pasos que tienes que seguir para poder ver este contenido si te aparece no disponible debido a tus preferencias de privacidad

Una vida en América

Raúl Lara merece, al igual que otras figuras como Alfredo Tena, un espacio entre las leyendas del Club América. Es canterano, lleva prácticamente una vida en el club y es uno de los jugadores que más duelos disputó vestido de azulcrema: sumó un total de 386 partidos desde 1990 hasta 2002, superando a jugadores como el Maestro o Daniel el Ruso Brailovsky .

Llegó como un niño con el sueño de ser profesional; estuvo en la escuela formativa y después se inmiscuyó en las fuerzas básicas de las Águilas a los 15 años. Luego de de un largo proceso, su debut en primera división llegó en 1990; a partir de ese momento supo ganarse un lugar en el 11 inicial y en el corazón de la gente.

Ingresé al América en el 79 cuando cumplí 6 años. Tuvimos una niñez muy alegre por ver al América de los 80, la mejor época del club”, dijo en entrevista para Vamos América.

Se caracterizó por ser un futbolista “cumplidor”. El talento o la magia no eran las principales cualidades de Lara, pero sí el orden y constancia, rasgos que una afición tan exigente siempre reconocerá. Se consagró como un medio de contención y permaneció como pilar del conjunto en una de las épocas más duras para el americanismo, la década de los 90.

Raúl nació en 1973 y creció viendo la brillantez del Club América en los 80. En aquel entonces fue uno de los equipos más ganadores (5 títulos de liga), pero en la siguiente década, la que él vivió, la condición cambió.

Sí, había buenos planteles y con figuras, pero no lograban campeonatos. De hecho, durante los años 90 no pudieron hacerse de ningún trofeo liguero. Solo ganaron la Concachampions en 1990 y 1992, y una Copa Interamericana en 1991.

Aunque las copas no fueron la muestra de éxito en la carrera de Raúl Lara, sus buenas actuaciones lo llevaron a la Selección Mexicana. Fue parte del equipo olímpico en Atlanta 1996; ganó la Copa Oro en 1996 y 1998; y disputó la Copa del Mundo en 1998.

Raúl Lara vistió la playera de la selección pero es condenado por un error contra Alemania. (Foto: Matthew Ashton/EMPICS via Getty Images)
Raúl Lara vistió la playera de la selección pero es condenado por un error contra Alemania. (Foto: Matthew Ashton/EMPICS via Getty Images)

El lazo que construyó el mediocampista con los Azulcremas también se sostuvo de experiencias peligrosas. En la campaña 1992-1993 América se enfrentó a Monterrey; Raúl, fiel a su pasión, se lanzó con la cabeza para tapar un disparo de Antonio Tato Noriega. Lo logró, pero el pie del elemento regiomontano le impactó la cara, le provocó una convulsión y lo envió al hospital. Afortunadamente esto no mermó su carrera, pero ejemplificó que arriesgaría todo por el escudo que ha defendido siempre.

Lara no podía irse de América sin haberse alzado campeón de liga. Su amplio recorrido necesitaba cerrarse con broche de oro y solo una estrella lo haría posible. En el Verano 2002 llegó la oportunidad.

Pese a que ya no era un miembro titular debido a una rotura de ligamentos cruzados en un partido con el Tri, logró levantar la copa en dicha campaña, cuando los de Coapa vencieron a Necaxa en una dramática final. El ciclo se había cerrado de forma brillante, pero la lesión mermó la parte final de su carrera.

Tras no retomar el ritmo futbolístico que lo catapultó a la grandeza, fue traspasado a San Luis en 2003, y en el mismo año también jugó para el Puebla. Finalmente, en 2004 arribó a Lobos BUAP para poner fin a su carrera profesional; pero el hogar siempre llama.

Se retiró de las canchas pero regresó al América tras una breve separación, como si su vida estuviera ligada al escudo. La labor que se le encomendó, desde hace ya 15 años, es la formación de jugadores de fuerzas básicas. Ha estado en las categorías Sub-17 y Sub-20, y el objetivo es que los jóvenes —al igual que él lo hizo— puedan ganarse un puesto en primera división.

En su momento, su nombre sonó para ocupar el puesto en el banquillo que había dejado Santiago Solari, pero finalmente no se concretó. Hoy en día es auxiliar de Fernando Ortíz y demuestra que su vínculo con el azul y amarillo es irrompible. Su vida se sostiene de estos colores. De sus 49 años, más de 38 ha estado en la institución más ganadora del país.

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR | EN VIDEO

Niño llora de alegría al conseguir estampa de 'Chucky' Lozano para álbum Panini Qatar 2022