Rafael Nadal y el dolor de una lesión en medio del festejo: qué es el síndrome de Müller-Weiss

El dolor, reflejado en el rostro de Nadal
El dolor, reflejado en el rostro de Nadal

“No puedo seguir jugando con el pie dormido. Es obvio que no puedo seguir jugando en las circunstancias en las que estoy, así que voy a tratar de encontrar una nueva solución. Aquí he podido jugar en unas condiciones extremas, con inyecciones en los nervios para dormir el pie, por eso he podido jugar. Mi doctor me ha puesto anestesia en los nervios y eso me quita esa mala sensación en el pie, pero también conlleva un riesgo y puede producir otras cosas por ahí. Pero, por supuesto, Roland Garros es Roland Garros y quería darme la oportunidad de poder hacer algo”. Las declaraciones de Rafael Nadal, luego de levantar por 14a. vez el trofeo del Abierto de Francia, que ya es su casa, le dieron más épica y dramatismo al logro.

El triunfo sólido y contundente frente a Casper Ruud en el encuentro decisivo dio paso a una suerte de catarsis del mallorquín, que volvió a poner en el centro de la escena una de las tantas lesiones que lo ha perseguido en el último tiempo. Sin embargo, esta es especial, por lo extraña y porque lo atormenta desde hace muchos años: el síndrome de Müller-Weiss.

Nadal supo de este padecimiento crónico de su pie izquierdo en 2005. Pudo corregirlo, de cierta manera, con la utilización de unas plantillas especiales y tratamientos conservadores que le han enseñado a convivir para poder jugar al tenis. Pero en 2021 el dolor volvió a perturbarlo y decidió parar en agosto para tratar de hallar soluciones. En ese momento, Rafa anunció a través de su cuenta de Instagram el parate por esta dolencia.

¿Qué es esta dolencia? El exjefe del departamento de cirugía ortopédica del hospital militar francés de Vincennes, Gilbert Versier, que también opera en el Tour de Francia, lo explicó en el diario L’Equipe: “Suele afectar a personas que tienen pies planos. Es congénito. Algunos tienen pies huecos: el arco, es decir la distancia entre la parte interna del pie y el suelo, es muy profundo. Otros tienen arcos completamente colapsados con pie en valgo (plano), lo que favorece este tipo de patología. Esto provoca la compresión del hueso navicular necrótico. Es la muerte del hueso, no se devora, ha perdido su vascularización. Tiende a condensarse, a chocar un poco (pero no desaparece) entre el astrágalo y el cuneiforme, el hueso que está justo antes del metatarsiano. Todo esto sucede en la columna vertebral del dedo gordo del pie”.

El doctor David Rodríguez Sanz, experto en lesiones deportivas, dio más detalles en el diario español El Confidencial: “Se trata de un problema crónico en el que un hueso del pie, el escafoides, sufre displasia. La causa de la aparición de esta dolencia es desconocida, pero es complicada, especialmente en deportistas de élite. En el escafoides se inserta el músculo tibial posterior, que es el que controla los gestos de pronación. Empieza faltando aporte sanguíneo, que debilita el hueso, y termina sufriendo alteraciones en las sobrecargas mecánicas que derivan en pequeñas fracturas”.