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Rafael Nadal y Carlos Alcaraz ya no luchan por tu admiración sino por el número uno del mundo

Tennis - ATP Masters 1000 - Madrid Open - Caja Magica, Madrid, Spain - May 6, 2022 Spain's Carlos Alcaraz Garfia with Spain's Rafael Nadal after their quarter final match REUTERS/Juan Medina
Rafael Nadal y Carlos Alcaraz se felicitan tras su épico partido de semifinales en el Open Mutua Madrid REUTERS/Juan Medina

Hubo un momento en el que la rivalidad Rafael Nadal-Carlos Alcaraz tenía algo de artificial o, si se quiere, algo de competición local, de lucha de afectos entre los españolitos que idolatrábamos a uno y los que empezábamos a idolatrar al otro. Un duelo generacional, si se quiere, pero circunscrito a nuestro país y nuestro deporte. La idea de que, después de veinte años de nadalismo llegaba otra cosa a la portada del Marca o el As. El chico nuevo que se presentaba como el relevo de los afectos y la admiración.

Ese momento duró poco. Lo que tardamos en ver un torneo entero de Carlos Alcaraz, vaya. Al principio, se nos hablaba de él, pero no sabíamos muy bien de qué iba el chico. Se hablaba de su ética de trabajo, de su precocidad... y tanto se repetía lo del "nuevo Nadal" que nos lo imaginábamos dominando la tierra batida, liftando pelotas como loco, negándose a perder un punto y mucho menos un juego. Así, insisto, hasta que le vimos jugar. Y no, no era eso: competidor furibundo, Alcaraz acortaba las jugadas, tenía una derecha prodigiosa y jugueteaba con su rival dejada va y dejada viene.

No era tan serio como Rafa, más bien al contrario. Le gustaba gustar, que es algo muy normal a esa edad. Y no, no era un artificio de la prensa ni un parche en nuestro patriotismo. Era un jugador de un nivel descomunal. Un cuartofinalista en el US Open, un ganador en Miami, en Madrid, en el Godó... lo que se inició casi como un juego, un pique sano entre dos compatriotas, está derivando en una lucha inesperada por lo más alto de la clasificación mundial.

En un año extraño como pocos -si Wimbledon hubiera repartido puntos, Djokovic seguiría como número uno del mundo pese a no jugar en Australia ni pisar Norteamérica-, ambos han llegado a mediados de agosto como los dos primeros de la Race de la ATP, es decir, son los dos jugadores que más puntos han acumulado en lo que va de año, desde el 1 de enero. Hasta el punto, de que, ahora mismo, en el momento de escribir este artículo, antes de los cuartos de final del torneo de Cincinnati, son los dos únicos que solo dependen de sí mismos para alcanzar el número uno del ranking: si uno u otro ganaran el US Open, ocuparían ese puesto.

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Hay que insistir en que ha sido un año difícil de evaluar por todo lo que le ha pasado a Djokovic e incluso a Medvedev desde que se implantaran las sanciones a jugadores rusos en determinados torneos. Prueba de ello es que Daniil es el número uno con menos puntos acumulados desde los cambios en el ranking de 2009. Una puntuación tan baja (6885 y pueden ser menos si pierde su siguiente partido en Cincinnati) hace que el número de candidatos al trono ATP se multiplique. Si eso es bueno o malo lo tendrá que decidir cada uno; ahora bien, un número uno es un número uno, no vale poner pegas o colocar asteriscos.

Comoquiera que Nadal no defiende ni un punto más de aquí a final de temporada, es normal que se le considere favorito para suceder al jugador ruso. A corto plazo, sabemos que si gana el US Open se colocará número uno porque nadie llegaría a sus 7630 puntos. Tiene la ventaja de ser el único que no depende de lo que hagan los demás en las rondas finales de Cincinnati, algo que no sucede con Alcaraz. Antes decíamos que era el otro tenista que dependía de sí mismo, pero ahora hay que reconocer que esa afirmación tiene algo de trampa... y es que el torneo que está jugando aún no ha acabado.

En este momento, eso es verdad, antes de los cuartos, nadie llegaría a los 6830 puntos con los que acabaría el US Open en caso de ganarlo (Nadal, como mucho, sería finalista y se quedaría con los mismos 6830 puntos). Ahora bien, en medio pueden pasar cosas. Podría perder esta noche contra Norrie y que Medvedev ganara su partido y ya ese cálculo no valdría. Aparte de los dos españoles, como decía antes, hay muchos candidatos a ocupar el número uno del mundo: de entrada, el propio Medvedev. Algo más difícil, pero no imposible, lo tienen Tsitsipas, Ruud o incluso Auger Aliassime si consigue el doblete Cincinnati-Nueva York.

También está en la pomada incluso Alexander Zverev, pese a que no está nada claro que pueda disputar el último grand slam de la temporada. Si no lo hace, de hecho, puede caer hasta el número cinco o seis del mundo. En cualquier caso, esto son casi anécdotas. El lunes tendremos una idea mejor de lo que nos espera en esta lucha, pero lo realmente importante es que los dos españoles, contra todo pronóstico, están ahí metidos. Uno, cuando su tiempo ya parecía pasado. El otro, cuando aún estaba por llegar. Lo que iba a ser una sucesión tranquila se ha convertido en una rivalidad en tiempo presente. Bienvenida sea.

Vídeo | Alcaraz supera a Cilic y avanza a cuartos en Cincinnati

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