Rafa Mir no es Álvaro Morata para lo bueno... ni para lo malo

RIFU, MIYAGI, JAPAN - JULY 31: Rafa Mir #9 of Team Spain celebrates after scoring their side's second goal during the Men's Quarter Final match between Spain and Cote d'Ivoire on day eight of the Tokyo 2020 Olympic Games at Miyagi Stadium on July 31, 2021 in Rifu, Miyagi, Japan. (Photo by Koki Nagahama/Getty Images)
Photo by Koki Nagahama/Getty Images

Si usted acaba de descubrir a Rafa Mir por su exhibición milagrosa ante Costa de Marfil, enhorabuena. El caso es que este chico enorme, delantero a la vieja usanza, cedido por el Wolverhampton al Huesca en los últimos años, hace tiempo que está entre los mejores goleadores de España. Tanto, que es difícil de entender que el seleccionador español se empeñe en colocar de nueve a Oyarzabal en vez de colocarle en una posición donde se sienta más cómodo y solo recurra a Mir en el minuto 91, con todo perdido. El murciano respondió con tres goles en los siguientes treinta minutos, lo que sirvió para que España ganara 5-2 y se clasificara para semifinales de los Juegos Olímpicos.

La actuación estelar de Rafa Mir, como suele ser habitual, ha convertido a Álvaro Morata en tendencia de Twitter. Las cosas funcionan así, por oposición. El triunfo de uno ha de ser necesariamente el fracaso de otro. Parecía que las brasas de la actuación de Morata en la Eurocopa ya se habían enfriado pero siempre hay quien prefiere mantenerlas calientes por si acaso. La comparación, por lo demás, es injusta si se limita a un solo día y a este contexto. Rafa Mir no es Morata, desde luego, pero no porque meta los goles de tres en tres cuando cuenta -al fin y al cabo, ¿no fue Morata quien mandó a la prórroga el partido contra Italia?- sino porque hablamos de jugadores completamente distintos.

Para empezar, Morata es un tipo difícil de catalogar, pero con ciertos problemas de cara al gol. Lucha una barbaridad, sabe caer entre líneas, aguanta bien el balón, fuerza faltas y recupera posesiones... pero le cuesta muchísimo ser preciso en el remate cuando no cae directamente en el fuera de juego, una de las especialidades de la casa. Con todo, es un muy buen delantero si lo que quieres es potenciar el talento de los que lo rodean. Morata se luce poco pero permite el lucimiento ajeno. Lucha por todos, con mayor o menor éxito, y libera de obligaciones a los demás. Eso, al menos, fue lo que pasó en la Eurocopa.

Rafa Mir sí es un goleador con todas las letras. Es un hombre con un potencial enorme, partiendo del imponente físico que le acompaña. A Mir le puedes encontrar de muchas maneras, aunque aún se muestre algo torpe en la presión -en el Huesca hacía muchas faltas innecesarias- y a veces desconecte por completo del juego en equipo. Mir es bueno por alto, aunque, visto su tamaño, podría ser mejor, y se maneja bien en los espacios. No es en absoluto torpe con los pies y sabe desbordar en carrera para definir después. El segundo gol de su cuenta particular, cuarto en la de España, le define perfectamente: tiene la portería entre ceja y ceja y eso le permite encontrar ángulos imposibles.

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Ahora bien, Rafa Mir es Rafa Mir. Con todas sus virtudes, tiene aún mucho que mejorar, no nos volvamos locos. Ha fallado goles cantados en estos mismos Juegos como los han fallado todos. Ha destacado con un equipo que se ha ido a Segunda División pese a sus goles y sus carencias en alta competición son evidentes aunque solo tengan que ver con la falta de experiencia. Aunque yo no acabe de entenderlo demasiado bien, Rafa Mir no deja de ser ahora mismo el tipo que sale en el descuento para tirarle balones a la desesperada y soñar con salvar los muebles. Si la defensa de Costa de Marfil no llega a poner tanto empeño en servirle la pelota en el área pequeña frente al portero, ahora no estaríamos hablando de hazaña alguna.

Llegará el día en el que Mir esté para medirse a Bonucci y Chiellini y no creo que haya que esperar mucho. De momento, es un delantero prometedor que aún puede darnos más alegrías en estos Juegos Olímpicos. Punto. España tiene un importante problema de llegada desde el momento en el que lo que debería ser un recurso -la llegada desde atrás de Mikel Oyarzabal, Dani Olmo o Marco Asensio- se convierte en una necesidad. No tiene mucho sentido tener a Bryan Gil como gran revulsivo cuando ha hecho carrera este año en Eibar sirviéndole balones a otro delantero pura cepa como Kike García... si ese tipo de delantero está en el banquillo.

Desde luego, Rafa Mir tiene un sitio en el once inicial de esta selección. Ofrece algo que nadie más ofrece en esa plantilla: goles improbables. A Oyarzabal le va a dar una tortícolis intentando rematar balones a la olla cuando su perfil es de centrocampista asistente. Para eso, sin duda, pon a Mir y seguro que responde. Ahora bien, si vamos a ajustar cuentas, hagámoslo con mesura: probablemente, Morata también destacaría a su manera ante la defensa de Costa de Marfil sub23, que no ha demostrado pasar por su mejor momento. No es necesario machacar a nadie para alegrarse por lo que alguien consigue. Tampoco conviene elevar a alguien a los altares por una actuación puntual. Prudencia, ante todo, y a tomarse en serio el partido ante Japón, que los milagros no ocurren cada tres días y el ridículo habría sido de campeonato.

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