Anuncios
Elecciones México 2024:

Cobertura Especial | LO ÚLTIMO

Racing y una victoria trabajada ante Huracán: dos obras de arte le dieron el 2-1 en Avellaneda

Matías Rojas acaba de anotar su gol y festeja con Jonathan Gómez
Matías Rojas acaba de anotar su gol y festeja con Jonathan Gómez - Créditos: @Fotobaires

Matías Rojas es el fútbol de Racing. El paraguayo, pelota al pie, zurda prodigiosa, hace todo de manera natural. Es tan capaz de dar un pase de 45 metros con la precisión de un cirujano como de dar un pase filtrado que se transforma en asistencia. Este mediocampista, ahora, también es el gol de la Academia. Su misil tierra-aire al comienzo de la segunda parte del partido con Huracán fue su quinto grito n lo que va del torneo. Y apenas se jugaron nueve partidos.

Todo Racing festeja le gol de Gabriel Hauche, el segundo de la Academia ante Huracán
Todo Racing festeja le gol de Gabriel Hauche, el segundo de la Academia ante Huracán - Créditos: @Fotobaires

Rojas jugó apenas una hora en el Cilindro ante el Globo, pero le bastó para ganarse los aplausos de los hinchas y la felicitación de su entrenador, Fernando Gago. Todo un mensaje para la comisión directiva que encabeza Víctor Blanco. El futbolista queda libre el próximo 30 de junio y tiene ofertas de mercados mucho más competitivos en lo económico que el argentino. La clave es el cariño de la gente de Racing. Y su propia historia con la camiseta albiceleste: cambió reproches por ovaciones. Pasó de intrascendente a fundamental. Toda una metamorfosis.

Huracán, que había defendido en bloque hasta el topetazo al mentón de Rojas, perdió toda su prolijidad con ese gol. Sintió el golpe y le costó recomponerse. Racing, voraz, olió sangre. Y encontró el segundo gol en un córner. Hauche, pícaro, se puso de espaldas al arco como si fuera un pivote de básquetbol. Lo doblaban en altura sus marcadores, pero en el área chica, el Demonio hizo una de las suyas. Ensayó un taco y nadie del Globo pudo evitarlo. Fue su segunda celebración en el torneo. Un gol menos espectacular que el de Rojas, pero igual de valioso. Racing aseguraba el partido y los tres puntos se quedaban en casa. Ya está en el espejo retrovisor de River, el líder. Y sabe de memoria su libreto: monopolio de la posesión, triangulaciones y juego colectivo. Mal no le va.

El triunfo ante el Globo, trabajoso, se explica por otro nombre propio y una jugada clave. El futbolista imprescindible fue Aníbal Moreno. Tan elogiado como Rojas, recibió una ovación del público y se escuchó el “Moreno, Moreeeno”. Es el Gago dentro de la cancha: erra muy pocos pases, pero trabaja de limpiaparabrisas de sus compañeros. Si la jugada se ensucia, allí está el ex mediocampista de Newell’s para limpiarla. Si hace falta una pierna, aparece el 5. Si la maniobra precisa un pase largo, Moreno lo ensaya. Hace gala de su ubicuidad y pocas veces pierde la ubicación. Tampoco se pone colorado si hace falta meterse entre sus compañeros de la defensa para repeler algún avance rival, como en el primer tiempo cuando una pierna suya salvó un contragolpe encabezado por el endiablado Gauto.

Él mismo fue el autor intelectual del descuento del Globo. Fue para un lado, para el otro, amagó a sus marcadores y con el rabillo del ojo divisó en el segundo palo a su 9, Nicolás Cordero. Le puso un centro más parecido a una asistencia de básquetbol: en lugar de ir a la mano, la pelota fue a la cabeza. El delantero definió, como en el gol anulado en la primera parte. Misma combinación: Gauto la inventó y Cordero la definió. El VAR inspeccionó y vio una mano de Gudiño en la génesis de la conquista. Pero Moreno había alcanzado a pellizcar la pelota e impulsarla hacia adelante. Podría pensarse como otra fase de ataque. Herrera, en cambio, interpretó que era la misma. E invalidó el gol.

Después del descuento del Globo, Racing se encargó de poner el desarrollo en un freezer. Pasó a defender con cinco, como si la acumulación de efectivos le garantizara solvencia. No ocurrió, y Juan Manuel García a punto estuvo de asistir a un compañero y elaborar el gol del empate. Huracán nunca se dio por vencido. Pero la Academia fue superior en los noventa minutos, tuvo más ambición y fue a buscar la victoria desde el primer minuto. El triunfo llegó. Un éxito colectivo con nombres propios (Rojas, Hauche, Moreno) y dos golazos.