Quique se fue con la primavera

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Getafe (Madrid), 27 abr (EFE).- A pocas horas del Valencia-Valladolid, el duelo que decidirá si el Getafe termina la trigésima primera jornada en puestos de descenso, Ángel Torres no aguantó más la presión y apretó el botón que señaló parte de su afición en muchos momentos de la temporada: el "Quique vete ya" que ha sonado en ocasiones por el Coliseum, se hizo realidad.

No era la primera vez que Quique Sánchez Flores se paseaba por el alambre de una destitución. El presidente azulón, esta misma temporada, estuvo a un paso de destituir a su entrenador, que en la jornada vigésima se jugó su futuro a una carta frente al Atlético de Madrid en el estadio Cívitas Metropolitano.

EL ATLÉTICO, PRIMER 'MATCH BALL'

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Entonces, el pasado 4 de febrero, y después de acumular cuatro derrotas consecutivas, se salvó de milagro con un tanto de Enes Ünal desde el punto de penalti en el tramo final de un choque que acabó en tablas (1-1).

A partir de ahí, el Getafe vivió una pequeña remontada, con un empate ante el Rayo Vallecano (1-1), victorias ante el Valencia (1-0), Girona (3-2) y Sevilla (2-0). Entre medias cayó otro punto en Cádiz (2-2) y fue derrotado en Villarreal (2-1).

En esos momentos, los decibelios del "Quique vete ya" se fueron diluyendo poco a poco en el Coliseum Alfonso Pérez, que volvió a la normalidad deportiva. Cuando se enfrentó al Atlético de Madrid, era penúltimo en la tabla y los tambores de guerra parecían no tener fin en el seno del conjunto madrileño.

Aquel empate y los sucesivos buenos resultados impulsaron al Getafe hasta la decimotercera posición tras la jornada 26. Después, de nuevo, se torció la temporada. En los siguientes cinco encuentros, con 15 puntos en juego, apenas consiguió dos. Y, la última derrota ante el Almería este miércoles (1-2) fue el detonante para acabar con la tercera etapa de Quique Sánchez Flores en el Getafe.

QUIQUE SE SALTA LA PRIMAVERA

Quique, poético en la víspera de su última derrota, contestó en rueda de prensa a una pregunta sobre las críticas que en ocasiones recibe su figura: "Hay que recurrir a Neruda, que dijo que 'puedes cortar todas las flores pero no detener la primavera'. Pueden ir en contra nuestra, pero somos fuertes y resistentes".

El problema para Quique es que la primavera prácticamente ha pasado de largo para él. Las flores están en los jardines, pero en el césped de otros estadios. Pronto marchitarán, porque una repentina ola de calor tremenda ha adelantado el verano. Y, ante futuros sofocos, Ángel Torres ha preferido apagar el incendio antes de que se queme toda la casa.

Sin embargo, el buen trabajo de Quique en el club madrileño es innegable. Ahora llegará otro bombero, probablemente José Bordalás, a apagar un fuego que el mismo Quique extinguió la temporada pasada cuando sustituyó a Míchel en un momento crítico para el Getafe: era último con un punto de 24 posibles tras la disputa de las primeras ocho jornadas.

Poco a poco, dotó de una identidad a su equipo, que se defendió panza arriba con una línea innegociable de cinco defensas con la que consiguió dejar atrás una situación límite. Dirigió al Getafe hacia la permanencia con una decimoquinta plaza meritoria cuando tenía todo en contra. Se ganó una continuidad que inició con un ambiente enrarecido desde la pretemporada y que sacó a la luz antes de jugarse el puesto por primera vez ante el Atlético de Madrid.

En la víspera del duelo frente al cuadro rojiblanco, se despachó contra la dirección deportiva que encabezaba Ramón Planes. Lamentó haber visto pasar el mercado de invierno "por delante" sin haber hecho nada y reconoció haber "lidiado" con situaciones a evitar "de puertas para adentro".

TENSIÓN CON LA DIRECCIÓN DEPORTIVA

"Me gustaría que las cosas se contaran. Ha habido jugadores que no han podido jugar, que no han querido, que han tenido dificultades y que les ha costado sentirse identificados por el club. Es ahora que los jugadores se han enfocado", explicó.

Y, además, lanzó una pequeña pulla a Ángel Torres. "Es un súper crack, este equipo ha funcionado muy bien con la intuición del presidente. Cuanto mas intuitivo está, mejor va. Ojalá vuelva a ser así". Ese "ojalá vuelva a ser así" denotó una crítica hacia Torres. Insinuó que ya no era igual de intuitivo que en tiempos pasados y el Atlético parecía que iba a ser su sentencia. Sin embargo, el penalti de Enes Únal le mantuvo en el banquillo.

Casi tres meses después, volvió a estar en la picota. Y esta vez, no hubo perdón para Quique, que después de perder ante el Almería lanzó un mensaje con cierto aura de hastío.

"Siento que tengo una entrega a este club superior a la que puedo llegar a tener. No hay devolución posible a la entrega que tengo a este club. Es absoluta. Desde la temporada pasada", dijo.

A Quique ya nadie podrá devolverle toda su entrega. Sólo los números lo harán. Intentó una primera salvación, y la consiguió. La segunda iba por mal camino. Demasiados altibajos. Una montaña rusa de emociones resumida en una tercera etapa en el Getafe en la que dirigió 62 partidos oficiales en los que celebró 15 victorias, 25 empates y 22 derrotas.

En 2005, salió por la puerta grande tras salvar al Getafe en su primera temporada en Primera División. Cambió de aires para irse al Valencia. En 2015 regresó para sustituir a Cosmin Contra: aguantó siete jornadas, hasta la 28, se fue por motivos personales y el Getafe descendió.

Y, casi una década después, se marcha sin culminar una obra que ya es imperecedera gracias a la salvación agónica y milagrosa que firmó el pasado curso. La repentina ola de calor detuvo la primavera que Quique citó de Neruda. Las flores dejaron de crecer en Getafe hace cinco jornadas, cuando comenzó un descenso hacia un pozo peligroso del que ahora tiene difícil salida.

Juan José Lahuerta

(c) Agencia EFE