Los Pumas sintieron el calor de la gente en un tarde en la que Avellaneda cambió el fútbol por el rugby

La gente vibró con los Pumas y se ilusionó con una victoria heroica
La gente vibró con los Pumas y se ilusionó con una victoria heroica - Créditos: @Rodrigo Néspolo

Las inmediaciones del Estadio Libertadores de América Ricardo Enrique Bochini empezaron a colmarse desde el mediodía. Algunos vecinos estaban sorprendidos por el marco en una ciudad que no es habitué del rugby y respira fútbol. Pocos metros separan el estadio de Racing y el de Independiente en una Avellaneda bien futbolera, que este fin de semana tiene a sus dos principales clubes jugando de visitante por la Liga Profesional. El sábado fue una ciudad de rugby, con un marco espectacular. El Club Argentino de Rugby, el único por la zona, recibió a miles de fanáticos del rugby: aprovecharon el cambio de sede, pusieron a disposición el club de estacionamiento y calcularon aproximadamente 800 autos. Las categorías infantiles fueron caminando al estadio y se sumaron a la fiesta en el Libertadores de América.

La cancha de Independiente, sin fútbol y con mucho rugby
La cancha de Independiente, sin fútbol y con mucho rugby - Créditos: @Rodrigo Néspolo

El cambio de último momento, por las pésimas condiciones del estado del campo de juego en Vélez, dejó algunos pequeños huecos en las tribunas, sobre todo en el sector Miguel Santoro. Se acercaron clubes de todo el país y divisiones infantiles de toda la Argentina en un fin de semana donde se paró el rugby local, con todos los focos puestos en recibir a los campeones del mundo.

El primer jugador en pisar el césped fue Matías Moroni, a las 14.40, noventa minutos antes del kick-off. Lo acompañaron el cálido aplauso de los primeros que ingresaron en el estadio. Lo siguieron sus compañeros, que reconocieron la cancha y empezaron a entrar en clima. Terminó siendo un ambiente espectacular y el Estadio de Independiente tuvo una asistencia de 32.200 personas según anunció la voz del estadio. Apenas un puñado de sudafricanos, mezclados entre el público argentino o ubicados en la parte más alta de la cabecera entre las tribunas Erico y Pavoni.

La gente del rugby acompañó desde temprano a los Pumas
La gente del rugby acompañó desde temprano a los Pumas - Créditos: @Rodrigo Néspolo

A las 15.24 hs los Pumas salieron a hacer la entrada de calor y los movimientos preliminares, cuando el estadio estaba al 50%, todavía con gente por llegar, mientras, en las afueras, el público se fue sumando al tradicional fan fest, que se desarrolló detrás la tribuna Arsenio Erico. Cuando la voz del estadio anunció el equipo, el aplausómetro levantó con tres jugadores en particular: Marcos Kremer, el bravo tercera línea de Concordia, una de las figuras en la gira por Nueva Zelanda con 26 tackles en el histórico triunfo en Christchurch. Siguió con Pablo Matera, el ex capitán y uno de los más queridos. Finalmente volvió a subir con Emiliano Boffelli, el goleador y el único que fue titular en los ocho partidos que lleva el ciclo de Michael Cheika. A propósito, el australiano fue uno de los más ovacionados cuando pisó el campo de juego y devolvió el afecto a los simpatizantes.

Tommy Lavanini frena al sudafricano Damian de Allende
Tommy Lavanini frena al sudafricano Damian de Allende - Créditos: @JUAN MABROMATA

Una banda entonó la marcha de San Lorenzo y el himno se cantó completo antes del kick-off. “Vamos Pumas vamos”, fue el cántico que se fue imponiendo, mientras se mezclaba un tímido “para ser campeón hoy hay que ganar”. Las chances de los Pumas de pelear el Rugby Championship eran concretas, pero se fueron diluyendo con el correr de los minutos, tras un primer tiempo en el que fueron ampliamente superados, no estuvieron firmes en defensa y sintieron el rigor físico de los Springboks. La gente se encendió con la reacción de los Pumas en los últimos 15 minutos, cuando lograron dos tries, se pusieron a dos puntos (20-22) y la chance del triunfo era concreta. Algunos preguntaban si podían salir campeones en caso de ganar sin punto bonus. La euforia duró poco, porque Sudáfrica mostró en los últimos 10 minutos por qué es el campeón mundial, hasta sellar el 36-20 decisivo.

Tute Moroni, Pablo Matera y el Titán Agustín Creevy, durante la ejecución del Himno
Tute Moroni, Pablo Matera y el Titán Agustín Creevy, durante la ejecución del Himno - Créditos: @Rodrigo Néspolo

Tras cinco partidos como local y una gira de dos tests en Nueva Zelanda en el medio, los Pumas terminarán el 2022 jugando como visitantes: el próximo fin de semana irán a jugar otra vez con Sudáfrica, pero en Durban, y luego disputarán la ventana de noviembre frente a Inglaterra, Gales y Escocia.

En Jujuy, Salta, Santiago del Estero, Mendoza y San Juan, los Pumas habían vivido calor y la cercanía del público que tanto necesitaban, luego de tres años jugando en condición de visitantes, con cuarentenas y burbujas, aislados de su gente. “Todos los partidos en Argentina con nuestra gente son especiales y este es el último del año, que lo hace especial”, deslizó Julián Montoya en la previa. Avellaneda no fue la excepción: se tiñó de celeste y blanco y fue una fiesta del rugby.