Por qué los Pumas, sin ser favoritos, tienen por primera vez la posibilidad de ser campeones

Argentina celebrate their win during the rugby union Test match between New Zealand and Argentina at Orangetheory Stadium in Christchurch on August 27, 2022. (Photo by Marty MELVILLE / AFP)
Argentina celebrate their win during the rugby union Test match between New Zealand and Argentina at Orangetheory Stadium in Christchurch on August 27, 2022. (Photo by Marty MELVILLE / AFP) - Créditos: @MARTY MELVILLE

A la mitad de la competencia, los Pumas marchan primeros en el Rugby Championship. No, no es ningún sueño. La tabla de posiciones no miente. Tres jugados, dos ganados, tres por jugar. Nueve unidades y mejor diferencia de puntos que Australia, que también tiene nueve. Números fríos que cobran temperatura a medida que avanza el certamen a partir de una certeza: la posibilidad de ser campeones por primera vez en los 11 años de trayectoria al lado de los gigantes del sur es concreta.

Lejos de ser favoritos, los Pumas sí cobijan varios argumentos que permiten sostener que llegar a lo más alto no es una utopía. Eso sólo ya es todo un logro. Por lo pronto, las nueve unidades ya es su mejor registro histórico, superando las ocho de 2018 y la versión reducida de 2020, y ya igualaron su mayor número de victorias en un mismo certamen (dos en 2018).

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La señal más contundente de que ilusionarse con levantar la copa, no obstante, no pasa por lo numérico, ni siquiera por lo técnico. El mayor activo que ostentan los Pumas en esta instancia es la confianza. En ese rubro, tienen una ventaja considerable sobre Nueva Zelanda, Australia y Sudáfrica. Mientras la autoestima de los argentinos está en el punto máximo de los últimos siete años, el de sus rivales dibuja una curva descendente. La goleada ante los Wallabies en San Juan, la más abultada de su historia ante un equipo del Tier 1, y la primera victoria jamás lograda en Nueva Zelanda son expresiones contundentes de esta virtud. Y el rugby es un deporte mental.

El scrum, que había mejorado en San Juan respecto de la serie ante Escocia y del primer partido ante Australia, fue ampliamente superado
El scrum, que había mejorado en San Juan respecto de la serie ante Escocia y del primer partido ante Australia, fue ampliamente superado - Créditos: @Agencia AFP

La irregularidad de los rivales es otro motivo para creer. Uno nada despreciable. Nunca desde 2012, año en que la Argentina hizo su ingreso al concierto mundial al sumarse al hasta entonces Tri-Nations con los máximos campeones del planeta (entre los tres reúnen siete de los ocho títulos mundiales disputados), estuvieron los tres en un nivel tan oscilante al mismo tiempo. Empezando por el incólume Nueva Zelanda, amo y señor del Rugby Championship con ocho títulos en diez años, que ayer llegó a las seis derrotas en los últimos ocho partidos y volvió a poner en tela de juicio la continuidad de su entrenador, Ian Foster. Ni siquiera Sudáfrica, el campeón del mundo reinante, cuyo juego pragmático y efectivo pero mezquino empieza a recibir cuestionamientos y acumula dos caídas consecutivas. Ni tampoco Australia, que se mantiene a flote sorpresivamente pese al recambio que atraviesa y las lesiones y contratiempos que debe sortear. En lo que va de 2022, los Pumas son los únicos que alcanzaron cuatro victorias en seis partidos, cuando Sudáfrica y Australia están equilibrados (3-3) y Nueva Zelanda ganó sólo dos.

La ventaja exigua que llevan los Pumas al tope de las posiciones refleja cabalmente el transcurrir de los tres primeros partidos. Estuvieron cerca de ganar el primer encuentro hasta que lo perdieron solos por la indisciplina en los últimos 20 minutos, fueron contundentes en el segundo y dieron todavía un paso más con el cimbronazo en Christchurch. No obstante, en cuestiones técnicas todavía tienen que crecer para aspirar al título.

Cuando consiguen hacer del tackle un arma ofensiva es cuando son más peligrosos
Cuando consiguen hacer del tackle un arma ofensiva es cuando son más peligrosos - Créditos: @John Davidson

Ante All Blacks, las formaciones fijas, una parte sustancial del juego de los Pumas, fueron deficitarias. El scrum, que había mejorado en San Juan respecto de la serie ante Escocia y del primer partido ante Australia, fue ampliamente superado. Con el atenuante de que faltaron los tres primeras líneas más experimentados (Creevy, Tetaz Chaparro y Gómez Kodela), es cierto, aunque en este nivel no es una excusa válida. El line-out, en cambio, venía siendo el mejor del certamen en cuanto a porcentaje de obtención, por lo que la irregularidad de ayer no debería generar mayor preocupación.

Por otro lado, los Pumas fueron creciendo partido a partido en defensa hasta alcanzar un punto rayano a la perfección en la casa de los Crusaders. Cuando consiguen hacer del tackle un arma ofensiva es cuando son más peligrosos. De mantener la tendencia, serán un hueso duro de roer para cualquiera.

Además, en los últimos dos partidos el equipo creció enormemente en orden táctico y disciplina. Mantener el enfoque será vital para un equipo que acostumbra a evadirse momentáneamente de los partidos, como el golfista que con un tiro malo pierde completamente el ritmo, y termina costándole derrotas. No puede afirmarse que sea un mal superado definitivamente, pero últimamente cuando tuvieron baches supieron volver a encarrilar el tren.

El juego con el pie viene siendo altamente efectivo y desencadenante de la mayoría de los tries argentinos; por esa vía llegó el try ayer, lo mismo que cinco de los nueve que le apoyaron a los Wallabies. En este aspecto vale resaltar la mejoría que ha evidenciado en poco tiempo Santiago Carreras, que partido tras partido va mostrando más condiciones para jugar de 10 y hace olvidar las bajas de Nicolás Sánchez y Benjamín Urdapilleta. El hecho de que Emiliano Boffelli esté atravesando un momento sublime, incluida la efectividad a la hora de patear a los palos, también contribuye en la apuesta que tomó inicialmente Mario Ledesma de ubicar al jugador más desequilibrante del seleccionado en una posición que no es natural en él.

Emiliano Boffelli está atravesando un momento notable
Emiliano Boffelli está atravesando un momento notable - Créditos: @MARTY MELVILLE

El rendimiento alto y parejo de algunas individualidades es otro sustento del que asirse. Marcos Kremer viene siendo el mejor jugador no ya de los Pumas, sino de todo el certamen. Julián Montoya lo es en su posición. Pablo Matera, todavía con margen para mejorar, está más cerca del nivel que tenía en Jaguares que del que mostró en los últimos dos años y es clave como líder. Tomás Lavanini, Juan González, Matías Orlando y Juan Cruz Mallía también jugaron los tres partidos arriba de 8 puntos.

Atravesado el 50% del certamen, ninguno de los cuatro mostró pergaminos suficientes como para reclamar el título de candidato. Por delante queda otro choque ante los All Blacks, el sábado en Hamilton, y luego un cruce ida y vuelta ante los Springboks. Cualquier cosa puede pasar. Que la foto final revele a los Pumas levantando la copa es algo que no se puede descartar.