PSG: integrar a Mbappé con Neymar, Messi y el resto, el desafío de Galtier, el nuevo entrenador

Aislado. Enojado. En la suya. Falto de ritmo. Caprichoso. Todos esos adjetivos podrían haberle servido a la prensa francesa para calificar a Kylian Mbappé, que reapareció con la camiseta de PSG en la goleada por 5-2 a Montpellier, en el Parque de los Príncipes. Pese al marcador abultado, la imagen que recorrió el mundo fue la discusión entre el joven delantero francés y Neymar por un penal. Ocurrió después de que el propio Mbappé hubiera errado uno.

Christophe Galtier, el nuevo entrenador del equipo parisino, sabe que buena parte de su trabajo es administrar los egos de su vestuario. Y el objetivo es que Mbappé vuelva a ser esta temporada aquel delantero mortífero e infalible de la pasada campaña, por lejos el mejor jugador del equipo (anotó 39 goles). “No hay ningún malestar”, zanjó Galtier, que este fin de semana vuelve al lugar donde fue feliz y ganó el título de campeón francés: Lille.

Sin embargo, el DT aceptó que los futbolistas debatieron puertas adentro sobre lo que pensaban tras el incidente del último partido. ”Nos vimos rápidamente al día siguiente para resolver todo eso, para decirnos lo que teníamos que decirnos entre nosotros”, concedió Galtier, un cultor del diálogo. “Hemos pasado una semana muy agradable en el trabajo, los unos y los otros han trabajado bien, lo he apreciado en todas las sesiones de esta semana y este epifenómeno ha desaparecido muy rápidamente, es decir, el día después del partido”, agregó. “Epífenómeno” fue la palabra que Galtier eligió para recrear la discusión del penal. Porque eso fue.

En definitiva, los penales tienen una “jerarquía”, que el entrenador detalló: “Había un orden preciso en ese partido, Kylian como 1 y ‘Ney’ como 2. Después, existe la interpretación del orden dado en caso de segundo penal. Hubo una discusión, ‘Ney’ se sintió listo y Kylian le dejó”, completó. Y el asunto, al menos para los medios de comunicación, quedó cerrado. Por ahora. El interrogante sobre el grado de implicancia de Mbappé y su relación con sus compañeros (los inseparables Neymar y Lionel Messi, por ejemplo) continúa.

Es cierto que desde mayo los rumores sobre los “poderes plenipotenciarios” que el club le habría dado a Mbappé para que permaneciera en París tampoco ayudaron. Desde la última palabra sobre los entrenadores hasta injerencia en los fichajes. Y con un sueldo inigualable. La estrella que más brilla en un vestuario plagado de cracks. PSG hizo todo lo que estuvo a su alcance para mantener a Mbappé en su plantel y que no fuera a Real Madrid. La pregunta es a qué precio.

Sus compañeros de equipo saben que precisan del mejor Mbappé para cumplir los objetivos. La gran meta del club, en realidad, no es ya la Ligue 1 sino la Champions League. Puede que la jerarquía individual y los millones les alcancen para retener el título local aún cuando Mbappé continúe desconectado y en su mundo. Pero necesitarán ser un equipo con todas las letras para volver a ser competitivos en Europa y recuperarse del fracaso de 2022.

Esa declinación de Mbappé coincide con un gran inicio de temporada de Neymar y Messi, quienes anotaron cinco goles en los dos partidos de liga. La Pulga, por caso, convirtió uno de chilena, el primero de esa forma en toda su carrera. “Está realmente muy feliz” , dijo Marco Verratti sobre Neymar. Y agregó, según un cable de la agencia AFP: “Creo que con los jugadores que tenemos, cuando están contentos, lo transmiten a todos. Necesitamos a estos jugadores si queremos ser uno de los equipos más fuertes del mundo. Y (Neymar) está haciendo un inicio de temporada magnífico”.

El mejor Neymar, que quizás empiece a justificar desde esta temporada los 222 millones de euros que PSG pagó por su pase a Barcelona y que lo convirtieron en el futbolista más caro de la historia, un Messi que recupera su nivel de otros años, y un Sergio Ramos sin lesiones físicas son todas buenas noticias para el equipo parisino. Ahora sólo falta que Mbappé vuelva a ser Mbappé. Justo, el único que el año pasado estuvo a la altura de las expectativas.