Gran Premio Jockey Club. Tras la batahola: sanciones, cartas documentos, y el rol clave de una jocketa en las agresiones

Ante un fallo adverso, un grupo reaccionó con violencia sobre los jueces, empleados y la policía
Ante un fallo adverso, un grupo reaccionó con violencia sobre los jueces, empleados y la policía - Créditos: @Captura de TV

El Gran Premio Jockey Club, que tuvo el sábado pasado un desenlace emocionante en la pista con dos potrillos separados por apenas media cabeza tras los roces y penoso fuera de ella por los inéditos hechos de violencia que se vieron en la zona de la casilla de los jueces, se sigue corriendo. Pero en las redes sociales, los comunicados (incluso los de repudio de algunas asociaciones, como Cooperativa y Criadores) y en las declaraciones de algunas de las partes involucradas.

Tras la batahola mientras se estaba desarrollando la entrega de premios del segundo paso de la Triple Corona disputado en el hipódromo de San Isidro, el éxito de Natán por el distanciamiento de El Musical “por molestar” perdió protagonismo por un momento ante el avance de una causa que camina por fuera de la legislación que alcanza a los espectáculos públicos y deportivos. “Es cosa juzgada, porque la última palabra según el reglamento la tiene el hipódromo. Si no, se convertiría en una anarquía y cada uno podría cuestionar cualquier cosa”, sostuvo Juan Villa Urquiza, presidente del Jockey Club, en una entrevista con Turf Diario.

Las imágenes del final del GP Jockey Club, con El Musical ya a media cancha, sobre la posición de Natán.
Las imágenes del final del GP Jockey Club, con El Musical ya a media cancha, sobre la posición de Natán. - Créditos: @Captura de TV

Más allá de las exposiciones reglamentarias, los reclamos de todo tipo y las polémicas, como cuando en el fútbol se discute por un penal que despierta enojos, no hay antecedentes de un fallo de este tipo que se haya revertido en otro ámbito. Hace tres años, por ejemplo, los dueños de Maximum Security iniciaron una larga demanda judicial luego de que su potrillo fuera penalizado en el Kentucky Derby, el primer paso de la Triple Corona norteamericana, por considerar que la molestia no era suficiente para la decisión de los jueces de quitarle la prueba. Hasta Donald Trump, por entonces presidente de los Estados Unidos, expresó su disconformidad por el fallo. Sin embargo, no hubo cambios. Quedó Country House como el vencedor de la cita. Para el reglamento, todas las carreras son iguales, sea cual fuere la categoría y la calidad de los participantes. Son los hechos, no los involucrados. Y las malas decisiones en carreras anteriores no son buenos ejemplos: que Maradona haya anotado un gol con la mano en un Mundial no implica que eso esté permitido y justificado.

Aquí, la queja comenzó con el intento de justicia por mano propia, lo que llevó la situación fuera del ámbito deportivo. El hipódromo suspendió en forma provisional y le dio tres días para hacer el descargo al stud Mamina, involucrado en los hechos vandálicos sobre la puerta y el ventanal de la casilla, además del marcador, y la primera respuesta se conoció el domingo en un comunicado de la caballeriza en sus redes sociales. Sienten que le quitaron el triunfo “desde la oscuridad de un escritorio, desde el anonimato, sin razones ni fundamentos serios, cometiendo una flagrante injusticia... sin que nadie entienda motivos y razones”. En medio de la bronca, diagnosticaron la situación como “un clima de verdadera estafa e impunidad”, no hubo ningún pedido de disculpas y deslizaron la posibilidad de “abrir una instancia de diálogo” para “incluso si hubiera que hacer una autocrítica”.

Para la Comisión de Carreras, ya era tarde. La sanción estaba en curso. Y el despliegue legal, también. “Entiendo que Diego García esté enojado, como propietario podría haber estado enojado también, pero no anotes nunca más en San Isidro, hacé lo que quieras, pero no te vayas a agarrar con tres pobres tipos indefensos, a romperle la oficina, y agarrarlos a trompadas, porque es muy cobarde. Eso nos causa una gran indignación. El tipo está enojado, porque se puede enojar. Es mucho esfuerzo, muchos años, la expectativa. Todo eso, te juro que se lo justifico, pero la reacción en sí es injustificable. Al pegarle a la policía, ésta actúa de oficio, los fiscales actúan de oficio...”, señaló Villar Urquiza.

Después, ya en los canales de televisión, García, uno de los dueños de El Musical, que previamente se había impuesto en la Polla de Potrillos, sumó otro motivo de enojo que no se había comentado inicialmente. “Lo distancian porque dicen que hay un roce que nunca existió, lo inventan. Pero hay una reglamentación que el jockey llega, tiene que sacar la montura e ir a pesar para cumplir con los kilos reglamentarios. Nosotros vimos que el jockey de otro caballo apoya la montura en el suelo, festeja, la manipulan y cuando va a pesar, la misma cámara del hipódromo muestra que ya habían bajado la bandera colorada, ya dando oficial sin que el jockey hubiera pesado”, explica, ya más calmo y añadiendo su lamento por los hechos. En rigor, las fotos y los festejos siempre son antes de pesarse, incluida la de El Musical en la Polla.

Villar Urquiza no le escapa a ese hecho. “Está todo absolutamente filmado, registrado desde todos los lugares y el equipamiento no fue alterado en ningún momento. Lo puso en el piso, lo levantó, llegó al pesaje y se pesó... porque también dicen que no había cumplido con ese trámite. La gente empieza a desarrollar teorías conspirativas que no tienen nada que ver. Si vas un miércoles todo eso que pasó ahí no pasa jamás porque no hay nadie... Los días de grandes premios siempre es un poco más difícil trabajar. Entiendo que todo eso que pasó lo analizará la Comisión de Carreras, pero está dentro de las dificultades que es trabajar en un día importante”, describió en Turf Diario sobre la desprolijidad. En un momento, el asistente Daniel Bordón fue a levantarlo y enseguida, un veedor del hipódromo que seguía todo de cerca intercedió y llevó a Adrián Giannetti hasta la balanza, donde dio los 56 kilos asignados.

El día a día transcurre con cartas documentos –Mamina le reclama al Jockey Club y a Lotería “incumplimientos del reglamento” y al entrenador Calos Daniel Etchechoury–, la confirmación de San Isidro sobre la sanción a la caballeriza y el derecho de admisión a los que produjeron actos de violencia, además de la citación a los jockeys involucrados en ese final en el que El Musical se despega de los palos y arrastra a Natán, eso que dictaminaron los jueces. “En la Comisión estaban totalmente de acuerdo con los Comisarios y entendieron que El Musical interfiere, que incluso (Juan Cruz) Villagra traba con la bota a Giannetti y en un final con tan escasa diferencia Natán podría haber ganado. Evidentemente, esa interferencia lo hace perder y entonces, tomaron la decisión de distanciar”, sostiene Villa Urquiza. Entre los jueces detrás de la puerta estaba Jorge Valdivieso, la leyenda argentina, que trabaja en ese rol desde que dejó de correr y de entrenar. “No ve nada, no le renuevan el carnet de conducir”, le quitó entidad García. El ambiente repudió esa discriminación.

“La realidad nos dice que tuvieron suerte que pudieron refugiarse en su oficina, aunque se le pegaron patadas a la puerta, se rompieron vidrios, todo lo que la gente pudo ver en los videos viralizados. También repudiamos lo que pasó con la policía, que fue a tratar de calmar a la gente que estaba exaltada y recibió golpes. La que pudo apaciguar los ánimos fue (la jocketa y entrenadora) Lucrecia Carabajal”, reveló el presidente del Jockey Club.

Y agregó: “Los comisarios son profesionales, son gente de muchos años en la actividad, que ven 5000, 6000 carreras por año, desde distintos ángulos; hay nueve cámaras móviles, infinidad de cámaras fijas. Ellos tienen acceso a todas esas cámaras antes de tomar una decisión, lo mismo que la Comisión de Carreras, que es una segunda instancia, porque primero el Comisariato da su opinión y luego la refrenda o la rechaza la Comisión junto con la gerencia hípica”.

Resta establecer el alcance de las sanciones y prohibiciones, que vinculan la participación en otros hipódromos oficiales. Por lo pronto, el propio stud Mamina ya advirtió este jueves que sus caballos seguirán corriendo, aunque representados en el programa oficial por el stud J.C.V., de Santa Fe, con colores amarillo y negro, y se estima que cambio de propiedad mediante.