De la Polla de Potrillos al Nacional: al brillante y atípico camino de Irwin solamente le faltó un peldaño para ser el dueño absoluto de la Triple Corona

Irwin perdió de vista a los seis rivales que tuvo en el Gran Premio Nacional (G1), en los 2500 metros de Palermo
Hapsa

A 25 años de la consagración de Refinado Tom, el último caballo que obtuvo la Triple Corona en los hipódromos argentinos, Palermo completó la serie este sábado con el Gran Premio Nacional (G1) sin posibilidades de que alguno de los siete participantes se consagrara. Pero se llevó el Derby el que más cerca estuvo de la hazaña máxima del turf: Irwin, el ganador de la Polla de Potrillos en septiembre, se impuso esta vez por nueve cuerpos y si su nombre no aparece en letras de oro en los libros es sólo porque quedó segundo el mes pasado en el Jockey Club, la instancia intermedia que se disputó en el pasto de San Isidro. No obstante, es el rey de la generación.

Sí quedará para siempre la particularidad de haber logrado dos de esas gemas corriendo con jockeys diferentes y preparado por entrenadores distintos. Toda una rareza. “Era un desafío grande seguir teniendo al potrillo en un gran nivel, pero salieron las cosas bien”, dijo, emocionado, Javier Fren, el preparador que recibió al caballo tres días después de que ganara la Polla al cuidado de Roberto Pellegatta. Era un fierro caliente, pero no lo quemó. Y la derrota posterior no lo desanimó. Ahí estaba Carlos, su padre y ex futbolista, para acompañarlo y compartir el momento de la premiación.

El GP Nacional

Los 600 metros de la recta final lo mostraron a Irwin como abrumador dominador, tras perseguir al puntero Shy Friend, y hubo tiempo para gritarlo con toda el alma. Fue de esas definiciones que dan tiempo a todo, incluso a pensar el festejo para el jockey. Francisco Gonçalves fue el jinete que lo debutó en febrero, pero no volvió a correrlo hasta aquí, en parte porque se accidentó cuando llegó el tiempo de las carreras preparatorias para la Triple Corona y, además, porque William Pereyra lo había reemplazado tan bien que se aferró a sus riendas.

Irwin se impuso por nueve cuerpos y lleva tres victorias en la pista de arena de Palermo
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Irwin se impuso por nueve cuerpos y lleva tres victorias en la pista de arena de Palermo (Hapsa/)

“Me dieron la oportunidad de volver a correrlo y me encontré otra vez con un potrillo de mucha clase, que fue evolucionando a lo largo del año y ahora demostró la clase de caballo que es. Cuando llegó a la punta venía muy cómodo, fácil”, describió el brasileño, tras su segunda conquista en el Nacional.

Para Zodiacal, su verdugo en San Isidro, no hubo espacio para otra atropellada memorable y quedó sexto, a más de 20 cuerpos. El que sí repitió una buena entrega fue Storefront, que aún no ganó pero llegó tres veces segundo del mejor del año. Eso también dejó como hecho peculiar este proceso selectivo que llegó a su fin. Desde el mes próximo, la vara vuelve a subir: el Carlos Pellegrini (G1), ante los ejemplares mayores, los espera.

La tarde entregó otro gran triunfo, el de Bouquet Key, que se adueñó del Gran Premio Palermo (G1) – Copa Casino Club, tomándose revancha del único caballo que le había ganado en los últimos ocho meses. Aquella derrota por medio cuerpo en el Estrellas Mile, en los mismos 1600 metros de arena, la transformó ahora en una victoria por un cuerpo y medio cambiando la estrategia, con el favorito peleando hasta el último centímetro para conservar el segundo puesto por el hocico sobre Roman the Mad, el tercero.

El GP Palermo

“Sabíamos que iba a hacerse un desarrollo veloz y, como el mío se adapta a cualquier desarrollo, la idea era venir a la expectativa y correrle la carrera a Che Capanga, para ir a buscarlo por afuera en la recta final. La libertad le hace bien a cualquier caballo e iba a ser mejor si podíamos buscar el desquite así” , relató Rodrigo Blanco, jockey del ganador. Dejó todo el cordobés, literalmente. Una baja de presión le hizo sentir que el disco no llegaba nunca. “Faltando 100 metros era como si me ahogara y que faltaran unos 500 metros para la llegada”, graficó, en medio de la alegría y tras pedir algo para hidratarse y advertir que ya no seguiría montando en la jornada.

Blanco fue otro de los cambios respecto de la carrera de junio. El mes pasado, cuando Bouquet Key reapareció en un cotejo común como preparación para este clásico, tomó las riendas que hasta allí había llevado Iván Monasterolo y pareció que lo conociera de toda la vida. Ahora volvió a interpretarlo de manera óptima para festejar con el alazán que creció en Firmamento y es propiedad de Ignacio Gutiérrez Zaldívar. Esta vez, el arte lo puso su caballo, que compite para el stud que lleva el nombre de su galería, Zurbarán.

Bouquet Key dejó peleando por el segundo lugar a Che Capanga (5) y Roman the Mad, en el GP Palermo (G1)
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Bouquet Key dejó peleando por el segundo lugar a Che Capanga (5) y Roman the Mad, en el GP Palermo (G1) (Hapsa/)

Al anochecer, ya con las luces a pleno y la tormenta amenazando sobre la ciudad, el que hizo delirar a una ciudad fue Luthier Blues, que viajó desde Azul para imponerse en el Gran Premio Maipú (G1), la más difícil de su vida. Por dos cuerpos, el favorito superó a Sin Cambio, y la herradura de los ganadores tradicional de Palermo se pobló de gente que comenzó a soñar con esa victoria hace tres semanas, al vencer en un compromiso de menor categoría que utilizaron de preparación para este desafío, de manera que el caballo entrenado por Gonzalo Sarno no llegara con una inactividad muy prolongada.

Por eso, los llantos, los abrazos, las corridas entre el público para llegar a la foto, allí donde Brian Enrique, el jockey, regaló su mejor sonrisa en la montura de “Pratto”, como le dicen en el stud a un ejemplar cuyo nombre real era de difícil pronunciación cuando llegó de potrillo. “Le pusimos cariñosamente así porque era grandote y morrudo, como el jugador que estaba en River”, explicaron. Fue la última historia grande del día con final feliz .

El GP Maipú