Pese a la recurrente indisciplina, los Pumas mostraron que pueden pelear contra los poderosos... en un Rugby Championship pobre como nunca

Julián Montoya tacklea a Jasper Wiese en la derrota argentina en Durban contra Sudáfrica por el Rugby Championship; el capitán subrayó la indisciplina de los Pumas (22 faltas, cuatro amonestaciones) y aseveró que así no se puede ganar.
Julián Montoya tacklea a Jasper Wiese en la derrota argentina en Durban contra Sudáfrica por el Rugby Championship; el capitán subrayó la indisciplina de los Pumas (22 faltas, cuatro amonestaciones) y aseveró que así no se puede ganar. - Créditos: @PHILL MAGAKOE

Fue certero Julián Montoya cuando tras el 38-21 de Sudáfrica a la Argentina por el Rugby Championship enfatizó que así no se puede. El capitán, uno de los gladiadores argentinos, se refirió esencialmente a la nueva cantidad exasperante de penales concedidos, 22 esta vez, más cuatro tarjetas amarillas, que a los Pumas los alejan de ganar un test en el alto nivel. Pero no sólo se trató de la indisciplina, aunque ésa fue una causa suficiente para explicar la derrota ante los Springboks. El seleccionado también falló en los momentos en los que tuvo del cuello a los campeones del mundo: si no fue una infracción, fue un mal pase, un line perdido, un kick inoportuno. Como en Avellaneda la semana anterior, cuando la victoria estaba al alcance de la mano y con superioridad numérica, el equipo no mantuvo la concentración que se necesita ante este tipo de rivales.

Aunque parece contradictorio, pese a estos errores serios los Pumas dieron señales de que están en condiciones de pelear contra los más poderosos. Salvo en la goleada (53-3) a manos de los All Blacks en Hamilton, el seleccionado luchó y compitió en todos los partidos del Rugby Championship. Ganó dos y estuvo cerca de hacerlo en tres (el primero con Australia y los dos contra Sudáfrica) aunque la diferencia final en el marcador fue abultada. Supo reponerse de momentos complicados, nunca bajó los brazos y mostró mejoras anímicas y técnicas con respecto al pasado. Además, todos los jugadores tuvieron su oportunidad y cinco de ellos debutaron con la camiseta celeste y blanca en el ciclo Cheika. Pero también está claro que eso no alcanza. El scrum no termina de consolidarse, tampoco Santiago Carreras redondea ser el 10 que se necesita y surge un dato preocupante que viene de la mano de la indisciplina: en los últimos tres partidos los Pumas recibieron 127 tantos, a razón de 42,3 por encuentro.

Gonzalo Bertranou escapa de Pieter Steph du Toit y ante Tomás Lavanini, de buen desempeño en la fecha de cierre del Championship.
Gonzalo Bertranou escapa de Pieter Steph du Toit y ante Tomás Lavanini, de buen desempeño en la fecha de cierre del Championship. - Créditos: @PHILL MAGAKOE

El crédito sigue abierto. La gira de noviembre por Europa dará más certezas con miras a la Copa del Mundo del año próximo. Inglaterra –adversario en el grupo–, Gales y Escocia serán muy buenas medidas en la penúltima ventana de tests, ya que en 2023 habrá sólo un Rugby Championship reducido. Habrá que ver cuál es la logística que propone Cheika –todos sus dirigidos actúan en Europa– y cómo están los jugadores en esa época del año. El partido con los Boks dejó un tendal en la enfermería. Es obvio, y eso rubricó Montoya, que con esta indisciplina y esta desconcentración los británicos pueden provocar un fuerte dolor de cabeza.

Los vaivenes de los Pumas en estos seis encuentros estuvieron enmarcados en lo que resultó este Rugby Championship. Esta versión fue la más floja desde que la Argentina ingresó en 2012. Otra vez al torneo se lo llevaron los All Blacks, pero no hay que olvidar que en la mitad del desarrollo parecía que su entrenador, Ian Foster, iba a ser despedido. Los partidos fueron flojos, poblados de muchos errores, faltas, interrupciones, poco vuelo en el juego. Hubo más paridad que nunca, pero porque los cuatro seleccionados fueron muy irregulares. Nueva Zelanda y Sudáfrica estuvieron bastante por debajo del nivel que tenían en 2019, mientras que Australia, en el balance, mostró menos que los Pumas.

Compacto de la caída de los Pumas ante los Springboks

Quizá el Sur esté sintiendo la ausencia de una competencia fuerte de clubes/franquicias tras el final del Súper Rugby tal como se lo conocía hasta que irrumpió la pandemia. Los equipos de Nueva Zelanda y Australia juegan entre ellos, prácticamente sin moverse de sus casas; los sudafricanos se marcharon a Europa sin grandes resultados deportivos todavía, y la Argentina, la más perjudicada, tiene desparramados a todos sus jugadores en decenas de clubes extranjeros. Este declive su vislumbró en julio, cuando el Sur recibió al Norte: All Blacks y Wallabies perdieron las series frente a Irlanda e Inglaterra y Sudáfrica le ganó con lo justo a un Gales diezmado físicamente. Por primera vez en muchos años, los europeos, que siguen con sus ligas competitivas, están más fuertes que los del Sur.