Cuando el perro Pickles encontró la Copa del Mundo que había sido robada
En marzo de 1966, a pocos meses del comienzo de la Copa del Mundo de Inglaterra, el trofeo Jules Rimet fue robado de una exposición de filatelia en Londres. De no ser por Pickles, el perro collie que lo encontró durante un paseo apenas una semana después, puede que el mismo no hubiese aparecido nunca y nos hubiésemos quedado sin las icónicas imágenes de Bobby Moore o Pelé celebrando con él en sus manos luego de convertirse en campeones mundiales.
El operativo de seguridad para mantener a salvo el trofeo Jules Rimet consistía en un guardia de seguridad de avanzada edad cuyos descansos para comer, ir al baño o reposar unos minutos no eran cubiertos por nadie. No resulta increíble, por tanto, que alguien haya aprovechado uno de ellos para hacerse con el trofeo. Lo que sí resulta increíble, y mucho, es que el ladrón haya ignorado la colección de estampillas que acompañaban la exposición en la que estaba la Copa, tasadas en tres millones de libras. El trofeo "apenas" estaba valorado en quince mil. El robo, no podía ser de otra manera, causó conmoción y se convirtió en una cuestión de estado. No era para menos: faltaban un par de meses para el comienzo de la Copa del Mundo y no había nada para entregarle al vencedor. Afortunadamente, David Corbett y Pickles, su perro collie, entraron en escena.
Durante uno de sus paseos por Beluah Hill, al sur de Londres, Pickles encontró apoyado contra la rueda de un coche algo envuelto en papeles de periódico y fuertemente atado con cuerdas. David Corbett lo tomó en sus brazos, lo examinó y lo volvió a dejar unos momentos donde estaba: "La curiosidad me pudo. Rompí un poco el envoltorio por debajo y había una chapa lisa. Seguí rompiendo alrededor, y aparecieron Brasil, Alemania, Uruguay. Volví a casa corriendo y le dije a mi mujer: ‘¡Creo que he encontrado la Copa Mundial!". Al darse cuenta de que tenía en sus manos lo que todo el mundo estaba buscando, David Corbett fue a una estación de policía y entregó el trofeo, seguramente sin tanta solemnidad como la empleada en las ceremonias de premiación de los Mundiales. O sí, vaya uno a saber. Como fuera, automáticamente Corbett y Pickles pasaron a convertirse en los principales sospechosos de un robo cuyo culpable, todo sea dicho, nunca fue encontrado. Al ser descartados como responsables del acto delictivo, el hallazgo cobró relevancia y Pickles rápidamente se convirtió en celebridad.
Pickles fue recompensado con una medalla y un premio en metálico seis mil libras y cuando Inglaterra derrotó a Alemania en la final y se proclamó campeona del mundo por primera y única vez en su historia, fue invitado al banquete de celebración, donde se le permitió lamer todos y cada uno de los platos con las sobras de los comensales. Por si fuera poco, Pickles se dio el gusto de participar en la película "The Spy with a Cold Nose", dirigida por Daniel Petrie y protagonizada por Laurence Harvey, Daliah Levi y Lionel Jeffries. Pickles interpreta a un perro al que se le implanta un aparato de escucha antes de ser regalado a un líder político ruso.
El tratamiento recibido por Pickles hasta su trágico fallecimiento a finales de 1967, ahogado con su propia correa al intentar perseguir a un gato, sirvió para retribuir el haber salvado el trofeo más importante del mundo, aunque seguramente haya sido insuficiente para compensar todo el amor con el que estos animales nos agasajan cada día sin esperar nada a cambio.
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