“Paulo, nos divertiremos juntos y ganaremos”: La llamada telefónica que convenció a Dybala de ir a Roma

Mourinho lo quiso, lo llamó y Dybala se suma a Roma
Mourinho lo quiso, lo llamó y Dybala se suma a Roma - Créditos: @MARCO BERTORELLO

Paulo Dybala venía de sentir una poco sutil desconsideración de Juventus, que estuvo semanas regateando las condiciones económicas de un nuevo contrato, hasta que un día le comunicó que daba por finalizadas las gestiones y le mostró la puerta de salida. Si bien la Joya había aprendido durante siete temporadas a conocer el hierático orgullo del club piamontés, el más importante del calcio a nivel societario, aunque Milan le lleve cinco Champions League de ventaja, el desenlace afectó su autoestima. No pensó que llegarían a tanto con un jugador que había entrado en el corazón de los tifosi y había ayudado a ganar 12 títulos, incluidos cinco scudettos.

Con el pase en su poder, Dybala estaba dispuesto a dejarse querer, especialmente en Italia, donde siempre deseó quedarse y lleva una década, desde que Instituto lo transfirió a Palermo en cerca de 12 millones de dólares. Y en esa necesidad de sentirse valorado, José Mourinho hizo más que Inter, que con su abultada nómina de delanteros por el regreso de Romelu Lukaku fue atenuando el interés inicial por el cordobés. Todo lo contrario que el entrenador portugués, que aceleró y se lo ganó para su causa en Roma.

Mientras Inter daba vueltas sin dar un paso al frente para contratarlo, Mourinho cortó camino hace una semana con un llamado telefónico a Dybala. “Paulo, realmente quiero tenerte conmigo. Nos divertiremos juntos. Y ganaremos”, fue la seductora proposición de Mou. Roma contó esta vez con la carta ganadora que no tuvo en 2015, cuando quiso contratarlo a Palermo y se lo terminó llevando Juventus por 41 millones de euros.

Hay acuerdo: Dybala y Tiago Pinto, director deportivo de Roma
Hay acuerdo: Dybala y Tiago Pinto, director deportivo de Roma - Créditos: @Twitter

El argentino lo pensó unos días, mientras su representante se encargaba con Tiago Pinto, director deportivo de Roma, de un tema no menos ríspido: el acuerdo económico. Los recursos del club giallorosso no son tan robustos como los de Juventus, y las pretensiones de Dybala orillaban los seis millones de euros por temporada. Trascendió en medios italianos que Roma se estiró hasta cuatro millones, más bonos por productividad, mientras la Joya se aseguró un ítem importante en estos tiempos: conservará íntegramente los ingresos por derechos de imagen, los cuales explota en una cuenta de Instagram con casi 48 millones de seguidores.

Más entusiasmado por las palabras de Mourinho que por las cifras de su contrato, Dybala le envió un Whatsapp a las 2 de la madrugada de este lunes a Pinto, confirmándole que aceptaba la propuesta. Unas horas le había confirmado su nuevo destino a Ángel Di María, anfitrión en su casa de un encuentro en el que también estuvieron otros jugadores de Juventus (Pogba, Danilo, Alex Sandro y Arthur).

El tiempo también empezaba a jugarle en contra; a cuatro semanas del comienzo de la Serie A seguía sin club. Y en este segundo semestre deberá demostrarle a Lionel Scaloni que se merece un lugar en el plantel de 26 jugadores del seleccionado argentino que irá al Mundial de Qatar. Firmará un contrato hasta 2025 y en las próximas horas se incorporará a la pretemporada en Algarve, Portugal. La agencia ANSA informó que la cláusula de rescisión se fijó en 20 millones de euros. “Estoy muy feliz. Todo salió bien. Roma es un buen equipo”, expresó Dybala a la salida de la revisación médica en el Hospital Particular do Algarve.

Roma, de pretemporada en Portugal

Roma y Francesco Totti, el mayor ídolo en la historia de Roma, querían que llevara la camiseta N° 10, dorsal que vistió en sus últimos años en Juventus. Pero Dybala declinó el ofrecimiento y tendrá el 21, identificación en sus primeros años en la Vecchia Signora y en el seleccionado. El 21 se lo cedió Nemanja Matic, otro nuevo refuerzo, a quien Mourinho conoce de haberlo dirigido en Manchester United.

Hasta tanto vea cómo funciona el equipo, Dybala estará más motivado por lo que transmite y representa Mourinho que por la jerarquía y calidad de sus nuevos compañeros, más terrenales que los que tenía en Juventus. Como destacados socios de ataque, Dybala compartirá formación con el volante creativo Nicolo Zaniolo y el delantero inglés Tammy Abraham, descarte de Chelsea, autor de 17 goles en la última Serie A -Roma finalizó sexta- y de 9 en la campaña del título de la Conference League.

A los 59 años, Mourinho empezó hace una temporada en Roma una nueva etapa en su carrera de entrenador. Sobre todo en lo que refiere a la imagen pública, más empática y sensible, alejada de la del técnico de la máscara de hierro, que especialmente exhibió en Real Madrid, donde quiso, por imperativo de Florentino Pérez, convertirse en la Némesis de Pep Guardiola. No lo consiguió en las competencias y se excedió ante los micrófonos y al costado del campo, donde en una agresión le metió un dedo en un ojo a Tito Vilanova, ayudante de Guardiola.

Esa imagen pública de bravucón y de conductor con látigo en mano no se correspondía con el concepto que se formaban sus dirigidos. De su época en Inter, donde obtuvo el triplete (Serie A, Copa Italia y Champions), los jugadores argentinos (Zanetti, Samuel, Cambiasso, Diego Milito) lo recuerdan como un entrenador innovador, que sabía leer a los rivales y plantear cada partido, y compinche con sus dirigidos. Con algunos de sus comportamientos ante las cámaras lo único que perseguía era absorber la presión y aliviar a sus futbolistas. Modos de conducir.

Sus últimos pasos en Chelsea, Manchester United -más allá de que obtuvo una Europa League- y Tottenham no acrecentaron su prestigio y pusieron en entredicho su estilo de juego reactivo, más propenso al contraataque que al dominio de la pelota.

Su llegada a Roma se pareció mucho a la carrera de un entrenador que ya dejó atrás lo mejor de su gestión y dobla en una de las últimas curvas.

Percibiéndose como un técnico otoñal, el duro Mou se emocionó hasta las lágrimas con la conquista de la Conference League, la tercera copa en importancia creada por la UEFA. Para alguien que ya había dejado huella en el fútbol con dos Champions League (Porto e Inter), la Conference no debería haberlo conmovido tanto. Pero se la tatuó en un brazo, junto con la Europa League y la Champions. Fue el último alarde de quien dio en llamarse Special One: es el único técnico que obtuvo las tres copas europeas. Y el que supo llegarle a Dybala.