La carrera de Pau Gasol en la NBA no depende de concursos de popularidad

LOS ANGELES, CA - NOVEMBER 22:  Pau Gasol #16 of the Los Angeles Lakers looks on during the game against the Golden State Warriors at Staples Center on November 22, 2013 in Los Angeles, California. NOTE TO USER: User expressly acknowledges and agrees that, by downloading and or using this photograph, User is consenting to the terms and conditions of the Getty Images License Agreement. (Photo by Lisa Blumenfeld/Getty Images)
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La idea de elegir a los mejores jugadores de la historia de la NBA tenía sentido en 1996, cuando se cumplieron cincuenta años del inicio -más o menos- de la liga. Era una oportunidad de mostrar a un público joven y cada vez más numeroso, el legado de los Bob Pettit, Bob Cousy, George Mikan y demás. La necesidad de actualizar ese ránking veinticinco años después es un empeño quizá excesivo. Para una liga que ya da cada año un buen puñado de premios para cualquier cosa, meterse en estos berenjenales parece algo innecesario.

Una posibilidad sería coger a los cincuenta elegidos en 1996 y añadir a los veinticinco mejores desde entonces. ¿Quién estaría en esa lista? Algunos nombres están claros: Kobe Bryant, LeBron James, Stephen Curry, Kevin Durant... pero, a partir de ahí, los límites son difusos. ¿Se valoran más los campeonatos o las actuaciones individuales? James Harden, por ejemplo, tiene mucho de lo segundo, pero muy poco de lo primero. Draymond Green tiene bastante de lo primero pero muy poco de lo segundo... y así, sucesivamente. Demasiado aleatorio todo como para tomárselo en serio.

Y, aun así, la idea es tomárselo en serio, para eso se hace. Y serán más los ofendidos porque su ídolo no esté en la lista que los agradecidos porque sí han incluido a su estrella favorita. En España, por ejemplo, como han incluido a Pau Gasol y ha ardido la Troya mediática, aunque sea hasta el siguiente gol de Vinicius o de Ansu Fati. Esto nos lleva al eterno debate de cuál ha sido el papel de Pau en la NBA durante sus diecisiete temporadas hasta la lesión que le apartó definitivamente de las canchas. Un debate en el que no suele haber término medio: o se le sobredimensiona o se le ningunea de manera injusta.

Para empezar, la carrera de Pau Gasol en la NBA fue lo suficientemente buena como para que le den igual estos concursos de popularidad: ganó dos anillos, jugó con el mejor de su época (Kobe) y tuvo al mejor entrenador de los últimos treinta años (Phil Jackson). Los dos le respetaron y le admiraron como a uno de los grandes. Su camiseta colgará en breve en lo alto del Staples Center en una compañía de lo más exclusiva: solo once ex jugadores se han ganado ese derecho a lo largo de la historia de la franquicia. Una franquicia que ha ganado dieciséis anillos, que no es poca cosa.

El tuit de Jeanie Buss mandaba de forma indirecta un mensaje al mundo: Pau Gasol no es A.C. Green. Yo entiendo que en un ambiente mediático de exageración constante, pueda existir la tentación de dudar de todo lo que ha conseguido Pau en la NBA y señalar sus defectos: problemas evidentes en defensa, falta de contundencia en algunas jugadas... Ahora bien, solo lo que hizo en los Lakers desde su llegada en 2008 a su marcha en 2014 ya le coloca en la discusión, sobre todo teniendo en cuenta que no hay un exceso de estrellas en su puesto y que no puedes poner todo bases y escoltas que meten treinta puntos tirando desde diez metros.

Pau nunca fue tan bueno como Nowitzki, por ejemplo. Quizá, no fue tan relevante como Parker o Ginobili. Pero si alguien me dice lo contrario tampoco le tacharía de loco. Yo sigo pensando que lo de los Lakers tuvo mérito, sí, y que, sin el apoyo incondicional de Kobe Bryant, su figura habría quedado un poco en nada... pero, para mí, lo que hizo en Memphis fue casi tan importante. Cuando Pau Gasol llegó a los Grizzlies, venían de jugar su último año en Vancouver. Era una franquicia a la deriva, en la que nadie confiaba, acostumbrada a la derrota constante y al desastre en los despachos. Todos querían hacer sus números y marcharse de ahí cuanto antes. Negar que Pau Gasol fue el que le dio la vuelta a eso -con la colaboración inestimable de Hubie Brown y Jerry West- es mucho negar.

Gasol convirtió a un desecho en un equipo competitivo durante los siguientes quince años. Plantó una semilla que luego creció con su hermano y con tantos otros porque, ahora, jugar en los Grizzlies no es el horror que era en 2001. Los llevó a play-offs y consiguió jugar un par de All-Stars en sus filas. Poco más se puede pedir. En los Lakers, jugó otros tres All-Stars consecutivos y fue elegido entre los quince mejores jugadores de la liga cuatro temporadas. Incluso cuando se marchó a los Bulls, ya con 34 años, consiguió volver al All-Star, de titular.

Si eso le convierte en el 75º mejor jugador de la NBA o en el 81º, la verdad es que debería darnos lo mismo. Este atrevimiento de la liga debería valernos para poner en su sitio una carrera de casi dos décadas con títulos, reconocimientos individuales... y promedios por encima de los 17 puntos y los 9 rebotes por partido. No está nada mal después de haber jugado 1.226 encuentros, algunos de ellos con Mike D´Antoni de entrenador... Solo 36 jugadores han disputado más partidos que Gasol en la liga desde 1946 y solo 38 han anotado más puntos, pese a su rol de segundo espada durante tantos años en los Lakers. Esta noche, sabremos si la NBA le mete entre los 75 mejores o no. En cualquier caso, insisto, los datos están ahí y son tozudos. Otra cosa son las interpretaciones: ahí, que cada uno piense lo que quiera, faltaría más.

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