PASO 2021: ¿los pobres comenzaron a dejar el peronismo?

Se reduce la cantidad de votos del peronismo entre los sectores pobres
Franco Fafasuli

Uno de los aspectos más importantes de las PASO del 12 de septiembre es la constatación de que sectores que se encuentran en la pobreza, han dejado de votar por el peronismo.

El índice de pobreza de la Argentina está entre el 42 y el 46%, de acuerdo a qué comparación se realice respecto a los meses anteriores: si es contra el periodo inmediatamente posterior o la comparación es interanual. Pero el voto por el peronismo kirchnerista ha sido de sólo el 31,03%. Es decir, que un tercio de quienes están en la pobreza no han votado por el peronismo.

Dos plebiscitos: uno aplaza al Gobierno y el otro desafía a la oposición

Hace 18 años, cuando la Argentina ya estaba saliendo de la crisis, la suma de los votos del peronismo sumados fue de casi dos tercios y ahora es de casi un tercio. Se mantiene una matriz clara: los votos peronistas se extraen más de los sectores populares, mientras que los de la oposición de los sectores medios.

Pero las magnitudes están cambiando. Que uno de cada tres personas que están en la pobreza haya votado a la oposición, cuando el peronismo kirchnerista se encuentra en el poder y dispone de los medios para apoyar su campaña con políticas sociales y programas, merece un análisis especial.

Puede plantearse que los recursos y herramientas de un Estado clientelista no han sido suficientes para mantener la lealtad electoral que ha caracterizado, desde 1945, al voto peronista. Pero también cabe plantear que el porcentaje de gente bajo el nivel de pobreza que ha votado por la oposición pueden ser personas de clase media que han caído en la pobreza recientemente.

Bajos resultados

Desde el punto de vista electoral, la derrota del peronismo kirchnerista en la provincia de Buenos Aires no es un hecho nuevo: perdió en este decisivo distrito en 2009, 2013 y 2017, pero ello no impidió que ganara las presidenciales de 2011 y 2019. En cambio, el bajo resultado en el promedio nacional adquiere una singularidad mayor. Es que unido o dividido, el peronismo nunca obtuvo un resultado tan bajo desde 1983, e incluso podría extenderse más atrás en el tiempo.

Desde el punto de vista institucional, si el 14 de noviembre se repitiera el resultado de las PASO, el peronismo kirchnerista perdería un senador en Santa Fe, Córdoba, Corrientes y La Pampa, y dos en Chubut. Con seis senadores menos, su bancada quedaría en 35, es decir, perdería la mayoría por una banca.

En la Cámara de Diputados se aleja el sueño de La Cámpora de alcanzar la mayoría que proyectaría políticamente la figura de Máximo Kirchner hacia el futuro. Ahora el tema pasa a ser si perderá bancas o no. El Congreso queda, así, más difícil para el oficialismo.

Para intentar revertir la diferencia bonaerense de 4,35 puntos, debe primero resolver sus problemas de cohesión. Estos ya emergieron en la noche del 12 de septiembre, con el discurso de Alberto Fernández sin entusiasmo y el silencio de Cristina Kirchner.

Dentro del peronismo, La Cámpora ha tenido un desempeño electoral muy pobre. En los pocos municipios del Gran Buenos Aires donde compitió, no ganó. En las provincias donde se presentó separado del peronismo -como en tres de las cuatro elecciones provinciales adelantadas-, sus resultados fueron exiguos. Estos números no se corresponden con los recursos que maneja esta agrupación política, que controla organismos como la Anses y el PAMI, volcados además en el área social.

La oposición ha demostrado una rápida capacidad de recuperación. A menos de dos años de dejar el poder, en el contexto de una grave crisis económica con sus efectos sociales, ha obtenido una victoria contundente. ¿Se trata de un mérito de la oposición o de los errores del oficialismo?

Probablemente se trate de ambas cosas al mismo tiempo. La estrategia oficialista de echarle la culpa a Mauricio Macri fracasó, aunque su gestión esté muy próxima en el tiempo.

Las PASO de 2021 muestran que nada es seguro en política, y menos en la Argentina.

El autor es director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría