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En algunas partes de Estados Unidos, los primeros datos señalan un aumento de las infecciones posvacunación

Un evento de vacunación de COVID-19 en FTX Arena de Miami, el 5 de agosto de 2021. (Saúl Martínez/The New York Times)
Un evento de vacunación de COVID-19 en FTX Arena de Miami, el 5 de agosto de 2021. (Saúl Martínez/The New York Times)

Desde que los estadounidenses empezaron a vacunarse contra el coronavirus, las autoridades sanitarias han dicho que es muy poco probable que quienes se vacunen se infecten, sufran enfermedades graves o mueran. Sin embargo, los datos preliminares de siete estados insinúan que la llegada de la variante delta en julio pudo haber alterado el cálculo.

Las infecciones por la variante en personas vacunadas representaron al menos uno de cada cinco casos recién diagnosticados en seis de estos estados, así como porcentajes más altos del total de hospitalizaciones y muertes que se habían observado anteriormente en todos ellos, según las cifras recogidas por The New York Times.

Sin embargo, las cifras absolutas siguen siendo muy bajas y hay pocas dudas de que las vacunas siguen siendo poderosamente protectoras. Esta sigue siendo “una pandemia de los no vacunados”, como lo han dicho a menudo los funcionarios sanitarios federales.

Aun así, el aumento indica un cambio en la forma en que los estadounidenses vacunados podrían considerar sus riesgos.

“Recuerden que cuando salieron los primeros estudios sobre vacunas, se decía que nadie se hospitalizaba, que nadie moría”, dijo Robert Wachter, presidente del Departamento de Medicina de la Universidad de California en San Francisco. “Está claro que eso no es cierto”.

Las cifras respaldan la opinión, ampliamente sostenida por los funcionarios del gobierno de Joe Biden, de que algunos estadounidenses podrían beneficiarse de los refuerzos en los próximos meses. Los funcionarios federales planean autorizar vacunas adicionales a mediados de septiembre, aunque no está claro quién las recibiría.

“Si las probabilidades de que se produzca un brote de la infección han aumentado considerablemente, y creo que las pruebas son claras de que así es, y el nivel de protección contra la enfermedad grave ya no es tan sólido como antes, creo que los argumentos a favor de los refuerzos aumentan rápidamente”, dijo Wachter.

Una persona registrándose para una vacuna contra el coronavirus en una iglesia del Bronx, el domingo 8 de agosto de 2021. (James Estrin/The New York Times)
Una persona registrándose para una vacuna contra el coronavirus en una iglesia del Bronx, el domingo 8 de agosto de 2021. (James Estrin/The New York Times)

Se examinaron los siete estados —California, Colorado, Massachusetts, Oregon, Utah, Vermont y Virginia— porque mantienen los datos más detallados. No es seguro que las tendencias de esos estados se mantengan en todo el país.

En cualquier caso, los científicos siempre han esperado que, a medida que crezca la población de personas vacunadas, estas se vean plasmadas con mayor frecuencia en los recuentos de enfermos graves y muertos.

“No queremos diluir el mensaje de que la vacuna es muy exitosa y protectora, más de lo que esperábamos inicialmente”, comentó Scott Dryden-Peterson, médico especialista en enfermedades infecciosas y epidemiólogo del Hospital Brigham & Women’s de Boston.

“El hecho de que estemos viendo casos posvacunación, así como hospitalizaciones y muertes posvacunación no disminuye el hecho de que vacunarse sigue salvando la vida de muchas personas”, añadió.

Los CDC se negaron a comentar las cifras de los estados. Se espera que la agencia hable de las infecciones posvacunación, las hospitalizaciones y la eficacia de las vacunas en una reunión informativa el miércoles.

La mayoría de los análisis de las infecciones graves han incluido cifras recogidas hasta finales de junio. Basados en las cifras acumuladas, los CDC y los expertos en salud pública habían llegado a la conclusión de que las infecciones posvacunación eran extremadamente raras y que era muy poco probable que las personas vacunadas enfermaran gravemente.

Los datos de los estados sí afirman que las personas vacunadas tienen muchas menos probabilidades de enfermar gravemente o morir a causa de la COVID-19. En California, por ejemplo, las 1615 hospitalizaciones de personas con infecciones graves hasta el 8 de agosto representan solo el 0,007 por ciento de los casi 22 millones de residentes totalmente vacunados y las muertes por infecciones graves un porcentaje aún menor.

No obstante, en seis de los estados, las infecciones posvacunación representaron entre el 18 y el 28 por ciento de los casos registrados en las últimas semanas. (En Virginia, el caso atípico, el 6,4 por ciento de los casos se produjeron en personas vacunadas). Es probable que estas cifras supongan una subestimación, pues la mayoría de las personas totalmente inmunizadas que se infectan no toman precauciones o no se sienten lo suficientemente enfermas como para someterse a una prueba.

“Simplemente hay mucho más virus circulando y hay algo singularmente infeccioso en la variante”, explicó Natalie Dean, bioestadística de la Universidad de Emory en Atlanta.

Las infecciones por la variante delta representaron entre el 12 y el 24 por ciento de las hospitalizaciones relacionadas con COVID en los estados, según el Times. El número de muertes no fue grande, por lo que el porcentaje entre las personas vacunadas es demasiado variable para ser útil, aunque parece ser mayor que la estimación de los CDC del 0,5 por ciento.

Si las infecciones posvacunación se están volviendo comunes, “también va a demostrar lo bien que están funcionando estas vacunas y que están previniendo la hospitalización y la muerte, que es realmente lo que pedimos que hagan nuestras vacunas”, comentó Anne Rimoin, epidemióloga de la Universidad de California, en Los Ángeles.

Es probable que la gran mayoría de las personas vacunadas que son hospitalizadas por COVID-19 sean adultos mayores o personas que tienen el sistema inmunitario debilitado por otras razones. Los datos de los CDC muestran que el 74 por ciento de los casos posvacunación se dan en adultos de 65 años o más.

La mayoría de los estados no recopilan las cifras por edad, sexo o comorbilidades. Sin embargo, en Oregon, que sí lo hace, la edad promedio de muertes asociadas a las infecciones posvacunación es de 83 años.

Las cifras de los estados vienen con muchas advertencias. Los adultos vacunados superan ampliamente a los no vacunados en la mayoría de los estados y sus filas crecen día con día. Por lo tanto, es de esperar que también aumente la representación proporcional de los vacunados entre los casos, las hospitalizaciones y las muertes.

También es probable que las infecciones por el virus sean más graves entre los adultos mayores o los que padecen enfermedades como la obesidad o la diabetes. Estas personas tienen las tasas más altas de vacunación y, sin embargo, el mayor riesgo de inmunidad débil o decreciente.

Su representación entre los hospitalizados puede sesgar los porcentajes, lo que hace parecer que los estadounidenses vacunados en general son hospitalizados con más frecuencia de la real.

“Las personas de más edad tienen tanto más probabilidades de estar vacunadas como de ser hospitalizadas en caso de una infección posvacunación”, señaló Dean.

Para sacar conclusiones más directas sobre las infecciones posvacunación, ella y otros expertos señalaron que los estados tendrían que recopilar y notificar datos oportunos y coherentes a los CDC.

En cambio, cada estado separa su conjunto de datos de forma diferente, en distintos plazos, y muchos todavía no registran los casos leves de infecciones posvacunación debido a una directiva de los CDC de mayo. “Este es un microcosmos de los grandes desafíos que hemos tenido para reunir los datos”, comentó Dean.

La mayoría de los expertos siguen diciendo que es poco probable que se necesiten refuerzos en un futuro próximo para la población general. Pero el aumento de las hospitalizaciones entre los vacunados puede indicar que los refuerzos son necesarios para algunos grupos de alto riesgo.

Los datos de Israel y de un puñado de estudios han sugerido que la inmunidad al virus puede decaer después de los primeros meses en algunos grupos y puede ser necesario complementarla con refuerzos.

Dryden-Peterson dijo que le resultaba difícil conciliar la idea de los refuerzos para los estadounidenses con su trabajo en Botsuana, donde la mayoría de las vacunas no están disponibles.

“Incluso una sola dosis ayuda mucho a prevenir la muerte”, señaló. “Hemos hecho un trabajo incompleto en la vacunación en Estados Unidos y ese probablemente debería ser nuestro enfoque en lugar de pasar a los refuerzos”.

© 2021 The New York Times Company