Pachuca vs Toluca, la Final de Liga MX que revivió el narcisismo de chilangos y regios

Pachuca y Toluca durante su partido de Fase Regular en agosto pasado. (Jaime López/Jam Media/Getty Images)
Pachuca y Toluca durante su partido de Fase Regular en agosto pasado. (Jaime López/Jam Media/Getty Images)

Durante la primera década de siglo no hubo equipos más exitosos en México que Toluca y Pachuca. Los Diablos ganaron cinco títulos y los Tuzos, cuatro desde el 2000 al 2010. En cada conversación la conclusión era idéntica: sus modos eran ejemplares. No hacía ruido, en tanto equipos focalizados, pero marcaban la pauta a nivel deportivo. Por azares del destino, nunca jugaron una final entre ellos durante todos esos años en los que dominaron la Liga MX (antes de ser conocida como Liga MX).

La justicia deportiva los ha emparejado, una década más tarde, al fin. Pero hay una idea que trata de expandirse por doquier: es el partido que nadie quiere ver, una final aburrida por adelantado. La soberbia de capitalinos y regios, que ya se veían en una Final más para dar rienda suelta a esa nueva "rivalidad", se topó con un mazazo. Los equipos "intrascendentes" echaron fuera a los portentosos clubes que todo el país se muere por ver. No basta con el menosprecio deportivo, ya también se pueden leer comentarios despectivos hacia Toluca y Pachuca como ciudades.

Lo curioso es que las mismas voces que, a nivel mediático, sostienen que el atractivo de la Liga MX radica en que "cualquiera le puede ganar a cualquiera" son las que ahora ponen el grito en el cielo por una Final que, ingenuos, terminarán viendo (y evidentemente su deseo es que sí sea una Final aburrida para así tener la razón). En sus despistes constantes, tienden a decir que el futbol mexicano es más competitivo que aquellas demarcaciones( Europa) en las que solo unos cuantos pueden optar por el título. Pero solo mantienen esa idea cuando les conviene, porque cuando efectivamente un desfavorecido le gana al poderoso (como pasó este fin de semana), vuelven a la cantaleta de que será una Final insípida y de que nadie le prestará atención por ser un partido "regional".

Si el América era el equipo ultrainvencible que vendieron durante semanas, ¿por qué fue incapaz de meterle un gol al Toluca, que hace seis meses quedó entre los últimos tres lugares de la porcentual y debió pagar una multa equivalente a haber perdido la categoría? ¿Cómo fue posible que Pachuca, el equipo de un ciudad "desconocida", como dicen con saña los elitistas del futbol, eliminara a los Rayados del Monterrey que todo lo pueden con su abultada billetera?

Pachuca ha ganado tres de sus cinco ligas a costa de equipos regios (Tigres y Monterrey) y dos más a costa de clubes capitalinos (Cruz Azul y América). Jaime Lopez/Jam Media/Getty Images)
Pachuca ha ganado tres de sus cinco ligas a costa de equipos regios (Tigres y Monterrey) y dos más a costa de clubes capitalinos (Cruz Azul y América). Jaime Lopez/Jam Media/Getty Images)

Hace poco, un influencer reconvertido en analista deportivo (!) dijo que lo mejor para todos era que el América accediera directo a la Final contra Monterrey, pues supuestamente el regio se trataba del único equipo que podía hacer frente a lo pupilos de Fernando Ortiz. Ese cruce "soñado" se vio frustrado por dos equipos silenciosos, sin convocatoria nacional, pero que, dirigidos magistralmente por Almada y Ambriz, se ganaron su derecho a jugar los partidos más importantes del semestre sin ningún tipo de reproche deportivo.

Toluca ganó cinco títulos de liga en la primera década del nuevo milenio. (JUAN BARRETO/AFP via Getty Images)
Toluca ganó cinco títulos de liga en la primera década del nuevo milenio. (JUAN BARRETO/AFP via Getty Images)

El América únicamente ha jugado cinco finales en los últimos diez años. A razón de una cada uno años y, tomando en cuanta los torneos cortos, han accedido a cinco de veinte. ¿Qué ha pasado en esas quince finales en las que no ha estado presente este equipo? Nada. El futbol mexicano siguió tan campante como siempre, con sus males y sus bienes, con sus risas y sus llantos.

Se suele hablar mucho de la soberbia de los equipos y aficiones de Nuevo León, pero ese síndrome también es común entre los capitalinos: no conciben que en otros lugares del país se pueda disfrutar del futbol. Como si fueran dueños del derecho a sufrir y gozar este deporte. Ya lo van dejando claro los aficionados de Tuzos y Diablos Rojos: ellos disfrutaran la Final y serán felices durante una semana sin importar que los demás pataleen en el suelo porque no llegaron los equipos que querían ver en esta instancia.

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