Opinión: Por qué apoyo a Haití

Si has leído esta columna con regularidad en los últimos años, ya debería estar claro quiénes son mis favoritos. Apuesto por la gente marginada y aislada. Los luchadores y los rezagados. Los jugadores y los equipos que se esfuerzan al máximo por la simple posibilidad, por escasa que sea, de ganar.

Ahora que por fin ha comenzado la Copa Mundial Femenina, la mayor parte de la atención se ha centrado en equipos venerables como Francia, Brasil y Alemania. Y, por supuesto, en la bicampeona defensora, Estados Unidos: Alex Morgan, Megan Rapinoe y todas esas recién llegadas, un grupo con un poder estelar fulgurante y un modus operandi audaz que ha ampliado los límites, no solo de las futbolistas, sino de todos los deportes femeniles.

Me quito el sombrero frente a todos esos equipos, cada uno de ellos ha sido bendecido con talento y ha recibido un buen financiamiento de sus federaciones nacionales de fútbol y algunos conglomerados empresariales. Uno de ellos se irá de este torneo con el trofeo de plata y oro en alto.

Sin embargo, en los primeros compases de la fase de grupos de este año, en la que ocho selecciones debutan en la Copa Mundial, las posibilidades remotas han tenido su momento. El lunes por la noche, Filipinas logró una impresionante victoria de 1-0 frente a la selección coanfitriona de Nueva Zelanda. La semana pasada, Nigeria empató 0-0 con una de las favoritas, Canadá.

Mi corazón y mis ojos están puestos en el equipo subestimado, más luchador y resiliente de este torneo. Hablo de Haití. Las Granaderas, como se conoce con afecto al equipo. Las soldadas.

Las Granaderas representan a una nación que ha luchado desde hace mucho tiempo por curar las profundas heridas que dejaron el colonialismo y la esclavitud. En gran parte debido a la deuda onerosa que le impuso Francia a cambio de su libertad, Haití es el país más pobre del hemisferio occidental. En los últimos 13 años, sus ciudadanos han soportado inundaciones y terremotos mortales y devastadores. Desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021, los justicieros se han alzado en armas en contra de las pandillas y la democracia se ha desmoronado. En marzo, Naciones Unidas convocó a una fuerza internacional pacificadora para ayudar a restablecer el orden.

Este tipo de inestabilidad obligó a Las Granaderas a vivir y jugar fuera de Haití durante las eliminatorias mundialistas. No importó. El equipo sorteó todas las barricadas espinosas y en febrero venció a Chile 2-1 para clasificarse al torneo que se celebra en Australia y Nueva Zelanda.

Este equipo no tiene apoyo corporativo. ¿Respaldo de la federación nacional de fútbol? Bien, el director de la federación de Haití, Yves Jean-Bart, no viaja con el equipo. Se le acusa de haber acosado y abusado sexualmente a las jugadoras.

La selección haitiana —la número 53 en la clasificación de la FIFA— está plagada de atletas que eran niñas en 2010, cuando un terremoto de una magnitud de 7,0 en la escala de Richter sacudió a la nación isleña, cobró la vida de unas 300.000 personas y derribó gran parte de la capital, Puerto Príncipe.

“Es algo que ningún haitiano ha olvidado”, comentó Melchie Dumornay, la abrumadora mediocampista de 1,60 metros que, a sus 19 años, juega para la potencia del Olympique Lyonnais Féminin y es la mejor jugadora de Las Granaderas.

Dumornay agregó: “Murieron muchos de nuestros seres queridos. Ha habido mucha tristeza, desesperación y dolor, tanto a nivel emocional como físico. Nos enseñó a ser más cuidadosos, a tomarnos más en serio lo que hacemos en la vida y a tener siempre determinación, porque podemos decirnos a nosotros mismos que aún nos queda vida por vivir”.

Las dificultades forjan un espíritu tenaz y de acero. Pudo verse el sábado, cuando Haití se enfrentó a Inglaterra en su primer partido de la fase de grupos. Inglaterra, la cuarta clasificada del mundo, con una plantilla llena de jugadoras que han competido en Copas del Mundo anteriores y en los torneos internacionales más importantes. Inglaterra, una selección que marchó por la Eurocopa de 2022 y se apoderó de la corona tras vencer a Alemania 2-1 frente a casi 90.000 aficionados furibundos en el estadio de Wembley.

Debido a la amplia desigualdad en cuanto a experiencia y expectativas, muchas de las selecciones debutantes en el torneo sufrieron derrotas abultadas en sus primeros partidos. Marruecos cedió seis goles ante Alemania y no marcó ninguno. Zambia perdió 5-0 con Japón, el campeón anterior. Estados Unidos aplastó 3-0 a Vietnam.

Las Granaderas no tendrían nada que ver con ese tipo de palizas. La zigzagueante Dumornay a veces parecía la mejor jugadora del campo. La arquera Kerly Théus rechazó un disparo tras el otro. Cuando Haití perdía 1-0, en el minuto 80, la delantera Roseline Éloissaint recorrió a toda velocidad la mitad del campo, recibió un pase, dejó en el camino a tres defensas inglesas y con la pierna derecha pateó un balón a la velocidad de un rayo que habría encontrado la red de no ser por una atajada con el pie de la guardameta inglesa, Mary Earps.

Fue una noche de fútbol repleta de acción en Brisbane, Australia, y por muy poco no terminó siendo una campanada para la posteridad. Nada mal para las debutantes de una nación a la que le vendría bien una inyección de optimismo. Después, la seleccionadora de Inglaterra, Sarina Wiegman, hizo sonar la alarma para los dos próximos rivales de Haití, pues aseguró que Dinamarca y China “van a tener muchas dificultades” con Las Granaderas.

“Pero, claro, ese no es nuestro problema”, agregó con cara de alivio.

A pesar de todo, las probabilidades de que Haití avance a octavos de final parecen escasas. El viernes, Haití juega contra China, la selección campeona de Asia que ha participado en cuartos de final en seis ocasiones y asiste a la novena Copa Mundial Femenina de la historia. Luego, la rival será Dinamarca, décimo tercera clasificada y una de las selecciones femeninas mejor pagadas del mundo.

Este torneo de un mes de duración donde hay tanto en juego es tanto trabajo duro como espectáculo. Independientemente de cómo le vaya a Haití, algo es seguro: con todo lo que han pasado, Las Granaderas no abandonarán la lucha.

c.2023 The New York Times Company