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Juzgar a Novak Djokovic por su número de grandes es mirar al lado equivocado

LONDON, ENGLAND - JULY 10: Gentlemen's Singles Final Novak Djokovic (SRB) v Nick Kyrgios (AUS) - Novak Djokovic celebrates victory by holding the trophy during day fourteen of The Championships Wimbledon 2022 at All England Lawn Tennis and Croquet Club on July 10, 2022 in London, England. (Photo by Stringer/Anadolu Agency via Getty Images)
Novak Djokovic posa con su séptimo trofeo como campeón de Wimbledon, el vigésimo primero si contamos todos los Grand Slam. (Photo by Stringer/Anadolu Agency via Getty Images)

Los aficionados al deporte somos, en esencia, competitivos. Va en nuestro ADN. Necesitamos clasificaciones, rankings, colocar a este por encima del otro y al otro por encima de aquel. El presente rara vez nos sacia porque el presente es demasiado cambiante: después de Australia y Roland Garros, estaba claro que Nadal era el mejor del mundo. Después de Wimbledon, parece imposible negarle esa condición a Djokovic. En enero de 2018, cuando Federer ganó su vigésimo grande en Australia, todos convenimos en que nadie le alcanzaría jamás.

Podríamos decir, sin más, "mirad, los tres son muy buenos, ¿para qué demonios ordenarlos, de qué sirve establecer jerarquías dentro de la perfección?", pero no nos sale. De entrada, porque tenemos nuestros favoritos. Aparte, porque nos flipan los números, las estadísticas, las jerarquías. Por eso, después de cada grande que gana Rafa Nadal o de cada grande que gana Novak Djokovic hacemos recuento: van 18, van 19, van 20, 21, 22... y según quien lleve más, inmediatamente le ponemos por delante en la carrera por el mejor jugador de la historia, como si fuera tan fácil.

A mí, nadie me podrá convencer de que se puede jugar mejor que Roger Federer. Tampoco me podrán convencer de que ha existido en este deporte o en ningún otro -con la excepción, tal vez, de Michael Jordan- alguien tan competitivo como Rafa Nadal. Dicho esto, tampoco le será fácil al aficionado de turno explicarme que Novak Djokovic no es el jugador estadísticamente más completo. Y no, no me vale que cojamos un parámetro aislado -el número de slams ganados- y lo disociemos del resto.

Lo bueno de la competencia entre estos tres maestros es que ha sido directa. No estamos comparándolos con Rod Laver o con Bjorn Borg, no tenemos que ponernos en épocas distintas, material distinto, preparación distinta. No, los tres han competido en el esplendor de sus carreras. Federer, un poquito antes. Nadal y Djokovic, un poquito después. El serbio y el español se han enfrentado en 59 ocasiones. El español y el suizo, en 40. El suizo y el serbio, en 50. La igualdad, casi en cualquier aspecto, es absoluta.

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El número de grandes podría decidir esta clasificación histórica si Djokovic o Nadal se fueran a una diferencia razonable respecto a los otros dos. Mientras la cosa esté en 22-21-20, el matiz es demasiado escaso. Ampliar el recuento a grandes títulos en general, añadiendo Juegos Olímpicos, ATP Finals o Masters 1000, tampoco da un resultado definitivo: Djokovic ha ganado 64, Nadal 59 y Federer 54. Tampoco me parece que se pueda desempatar utilizando los enfrentamientos directos. Djokovic tiene ganado el H2H con sus dos rivales, pero por muy poco: ha jugado 109 veces (que se dice pronto) contra ellos y ha ganado 57, perdiendo 52.

Nada parece del todo definitivo, pero todo junto nos da una visión de conjunto: Djokovic está por delante en prácticamente todos los parámetros: es, por los pelos, el que más títulos de envergadura ha ganado y es, por los pelos, el que más enfrentamientos directos se ha llevado. Siguiendo el mismo ejemplo, hay que reconocer que Federer se queda atrás en la competición numérica: menos slams, menos grandes trofeos y el H2H perdido contra sus dos rivales.

Ahora bien, hay un factor que, en mi opinión, sí que marca una diferencia. O que la marca, al menos, cuando todo lo demás está tan empatado. Para medir la grandeza de Djokovic no hay que fijarse en el número de veces que ha ganado un grand slam o que se ha impuesto a uno o a otro. El dominio de Djokovic se cuenta en semanas como número uno, es decir, en el tiempo que ha pasado siendo el mejor jugador del mundo justo cuando competía por esa posición con Nadal y Federer: 377 semanas, que vienen a ser unos siete años dominando el ránking. Una pasada.

Aquí sí que las diferencias que se establecen son grandes: Federer, el segundo en la lista histórica, acumula 310. Nadal, "tan solo" 209, por detrás incluso de Connors, Lendl o Sampras. Juntando las dos cosas: una levísima ventaja en los demás parámetros y una gran ventaja en la regularidad a lo largo de los años, ahora mismo el debate parece inclinarse a favor de Djokovic. Pero no, insisto, porque sean 20, 21 o 22. Eso es un detalle. Porque es el más regular, el más completo, el que más tiempo ha dominado sobre su generación. ¿Puede esto cambiar? Por supuesto, pero no es fácil. Federer está prácticamente retirado y Nadal es una incógnita constante. Djokovic, el más joven de los tres, debería estar en condiciones de seguir ampliando su ventaja... pero el tenis es impredecible y su empeño en no vacunarse contra el Covid no ayuda. A saber si al final lo que le va a separar del GOAT va a ser simplemente una aguja.

Vídeo | Novak Djokovic se consagra campeón en Wimbledon

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