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Por qué seguir castigando a Novak Djokovic no elimina el problema del Covid en el deporte

Novak Djokovic a su llegada al aeropuerto Nikola Tesla. Foto: REUTERS/Christopher Pike
Novak Djokovic a su llegada al aeropuerto Nikola Tesla. Foto: REUTERS/Christopher Pike

Es imposible hablar del deporte desvinculándolo de la sociedad y aun así vamos a intentarlo. Lo que es bueno para una sociedad, en reglas generales, normalmente es bueno para sus deportistas. Eso no quiere decir que no haya excepciones y que convenga tratarlas si queremos conseguir los resultados deseados. ¿Cuáles son esos resultados? En este caso, reducir al máximo la propagación del coronavirus y que las infecciones por Covid modifiquen nuestra vida normal lo menos posible. En principio, esa es la base de aplicación del llamado "pasaporte Covid". Ahora bien, tal vez el deporte deba plantearse alternativas.

Hablábamos de lo social porque las razones para prohibir a los no vacunados disputar el Open de Australia o Roland Garros son sociales. Si el ministro de inmigración ha expulsado a Novak Djokovic del país no es porque considere que él sea en sí una amenaza para la propagación del virus. Ese no ha sido su argumento. Ni siquiera se han mencionado los defectos de forma ni las más que probables mentiras a la hora de conseguir el visado. El argumento del gobierno de Australia era que el ejemplo de Djokovic era perverso para el resto de la sociedad. Que no podían aceptar como invitado en su país a un antivacunas y a la vez intentar convencer a todos los australianos de que se vacunen cuanto antes.

Parece que Francia y, por extensión, Roland Garros, están en las mismas. No sabemos cómo va a estar la pandemia en junio ni sabemos qué variante tendremos para entonces, pero el presidente Macron ya dejó clara la semana pasada que pensaba hacerles la vida imposible a los no vacunados y Djokovic no podía ser una excepción. Se entiende perfectamente: si hay una política de cero tolerancia con quien no se vacune, el tenis no puede quedar al margen de esa política. Otra cosa es que nos guste o no, que es un debate que excede con mucho a esta sección.

Aquí, hemos venido a hablar de deporte, no de legislación ni de ejemplos morales. En términos deportivos, este tipo de reacciones se entienden con dificultad. No hay garantía de que el Open de Australia sea más seguro sin Novak Djokovic que con él y lo mismo se podrá decir de Roland Garros si el serbio insiste en no vacunarse. Por lo que estamos viendo en todo el mundo, la vacuna apenas impide el contagio de la variante actual, aunque sí sirva (y mucho) para reducir los síntomas, limitar los cuadros graves y, en consecuencia, destensar los sistemas de salud de los distintos países.

Jun 13, 2021; Paris, France; Novak Djokovic (SRB) kisses the trophy after winning the men's final against Stefanos Tsitsipas (GRE) on day 15 of the French Open at Stade Roland Garros. Mandatory Credit: Susan Mullane-USA TODAY Sports
El serbio Novak Djokovic celebra el triunfo en la edición 2021 de Roland Garros / Susan Mullane-USA TODAY Sports

Ahora bien, hasta hace apenas un año, el mundo del deporte se las había apañado para convivir con el virus sin pasaportes ni imposiciones y se las había apañado bien. Por supuesto, también había quien protestaba y quien gritaba libertad, pero el éxito de las "burbujas" en momentos realmente delicados de la pandemia es innegable en perspectiva. Estas "burbujas" eran aburridas y tediosas pero eficaces: una cuarentena previa, un testeo constante, un control de las actividades, contactos restringidos entre los distintos núcleos...

A la hora de prevenir el contagio, sigue siendo el método más fiable. Por supuesto, todos sabemos los problemas de implantar medidas así a nivel social, es decir, de imponer esos protocolos a millones de personas. Otra cosa es a 128 tenistas y sus equipos, más organizadores, etc. Eso parece que se puede hacer sin demasiados problemas. En términos de contagio, de hecho, parece más seguro ese enfoque que el de la vacuna. El año pasado, en Australia, hubo cero casos entre los jugadores participantes. Veamos qué pasa este año en medio de una explosión brutal en todo el país.

La alternativa de la burbuja no está pensada para darle el gusto a Djokovic, igual que imponer el pasaporte vacunal no es una manera de fastidiar al serbio, sin más. No, son cuestiones de salud pública. La segunda sirve para lo grande y para lo pequeño... pero no es tan eficaz. La primera, se ha demostrado, puede acabar con la salud mental de toda una población, no presenta un riesgo cero... pero funciona de maravilla en pequeños grupos y con un duro trabajo por parte de los organizadores. ¿Manda un mensaje erróneo al resto de la sociedad si tu objetivo es vacunar a toda tu población? Puede ser. Pero a veces hay que confiar en que la gente pueda diferenciar esos mensajes y entenderlos por sí mismos. La vacuna es la alternativa al confinamiento. Si Djokovic prefiere que le confinen y le saquen solo para jugar y entrenar, allá él.

En principio, es lo que tiene pensado hacer Wimbledon, aunque aún queda mucho tiempo. No me parece mal enfoque. Quien quiera vacunarse sabe que cuenta con unas ventajas vitales en la pista y fuera de ella. Quien no quiera vacunarse, que cumpla con otras condiciones que eviten poner en riesgo la salud de los demás. Son períodos cortos de tiempo y poca gente implicada. No activa a los antivacunas y no acaba con la carrera de nadie. Si funcionaron durante todo 2020 y parte de 2021, ¿por qué no iban a funcionar en 2022? Ojalá, de hecho, los resultados con este nuevo enfoque se acerquen a los del anterior. Ya hemos visto en la NBA, en el fútbol y en todos los deportes de equipo que la cosa ha ido regular.

Vídeo | Ejecuta un saque tan extraño como único en el mundo del tenis

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