Zaire en Alemania 1974: el día que la barrera pateó el tiro libre... por supervivencia

Quienes sean fanáticos del fútbol y de las historias curiosas que lo rodean, seguramente recordarán aquel seleccionado de Zaire que disputó la Copa del Mundo de Alemania en 1974, primer equipo del África subsahariana en hacer parte de la competencia. Probablemente, también se les venga a la cabeza la imagen de un futbolista “ingenuo” que, ignorando reglas básicas del fútbol, decidió salir lanzado de la barrera que integraba para patear el balón antes que el propio ejecutante de un tiro libre. Sin embargo, aquello que puede parecer cómico fue un grito desesperado.

Lo cierto es que, bajo el régimen del presidente Joseph Mobutu, un dictador tan despiadado como loco por los deportes (se dio el lujo de llevar a su país la pelea del siglo entre Muhammad Ali y George Foreman), la selección de Zaire consiguió el pase al Mundial. Hasta allí, sólo Egipto, en 1934, y Marruecos, en 1970, habían sido parte del certamen.

Mobutu había prometido a los futbolistas del seleccionado premios de todo tipo por clasificarse a la Copa: dinero, en primer lugar, autos de lujo, casas y hasta posiciones en el gobierno que comandaba. Sólo algunos futbolistas recibieron, parcialmente, esos beneficios. De cualquier manera, el equipo completo viajó a Alemania, para participar de un grupo complicado, en el cual enfrentarían a Escocia, Yugoslavia y Brasil.

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Foto: Fecofa

Monos muertos, brujos y sospechas

La presión, de todas formas, continuaba siendo enorme por parte del gobierno dictatorial. Y apenas tocaron suelo alemán, en el aeropuerto de Frankfurt, comenzaron los problemas. En primer lugar, los oficiales de aduana encontraron 20 monos muertos en las valijas de los futbolistas. Al menos, es lo que reza la leyenda. El presidente de la delegación, en un inglés muy limitado, tuvo que dar explicaciones: “El mono asado es un plato que adoramos, y acá no se consigue”. Parece que, a pesar de las súplicas, los animales muertos no entraron al país.

En su debut, los Leopardos le jugaron de igual a igual a Escocia, pero acabaron cayendo por 2 a 0. De todas formas, muchos se sorprendieron por el buen juego del equipo africano, que tenía entre sus figuras a Adelard Mayanga, a quien apodaban de “El Brasileño”, y Mulamba Ndaye.

Cansado de un grupo de brujos -llegados desde Zaire- que seguía al equipo no sólo en los entrenamientos sino también en los partidos, el entrenador del conjunto africano, Blagoje Vidinic, yugoslavo, decidió expulsarlos.

También los futbolistas del equipo supieron que no recibirían lo prometido y estuvieron a punto de regresar a su país horas antes del segundo juego, ante Yugoslavia. Volver no parecía una buena idea con Mobutu y compañía esperándolos.

Goleada y amenazas de muerte

No se sabe si por maleficio, por la molestia de los futbolistas o porque, de un plumazo, el DT Vidinic decidió sacar del equipo titular a “El Brasileño” Mayanda y al arquero del debut; lo cierto es que ese partido ante Yugoslavia fue una masacre: 9 a 0 para los balcánicos. Y las piernas de varios de los Leopardos comenzaron a temblar…

“Tras el partido contra Yugoslavia, los guardias del presidente nos encerraron en el hotel y nos avisaron que si perdíamos por más de 4 goles contra Brasil, que mejor no volviéramos a casa“, confesó tiempo después Mwepu Llunga, en una entrevista con la BBC.

Llunga y un rechazo por sobrevivencia

En aquel equipo de Brasil, que venía de ser campeón en 1970, estaban, entre otros, Jairzinho, Roberto Rivelino y Ademir da Guia. Los sudamericanos ganaban 3 a 0 a los 40 minutos del segundo tiempo cuando llegó la escena clásica, ridícula y nunca bien contada… mientras Rivelino y Jairzinho discutían quien iba a patear el tiro libre directo, a pocos metros del arco de Kazadi Muamba, Llunga corrió a toda velocidad y rechazó el balón, antes de que los brasileños siguiera amagasen con ejecutar.

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Foto: Fecofa

Durante años, ese gesto fue visto como algo divertido, propio de un equipo desconocedor de las reglas. Sin embargo, aquello fue más bien un acto de desesperación, casi una escena de supervivencia. Es que si Brasil acertaba aquel tiro libre, los jugadores de Zaire probablemente no volverían a ver a sus familias jamás.

El partido terminó 3 a 0. Los integrantes de aquella selección jamás vieron ningún dinero por esa participación y Zaire (ahora República Democrática del Congo) nunca más volvió a ser parte de la fase final de una Copa del Mundo.

La mayoría de los jugadores que afrontaron aquel Mundial terminaron sumidos en la pobreza, impedidos de jugar en clubes del exterior. Inclusive Mulamba Ndaye, uno de los mejores exponentes de los Leopardos, murió revolviendo basura en los suburbios de Ciudad del Cabo, en Sudáfrica.

Llunga y su rechazo de desesperación (Youtube):